Image: Dinero

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Poesía

Dinero

Pablo García Casado

13 diciembre, 2007 01:00

Pablo García Casado. Foto: Thomas Canet

DVD Ediciones, 2007. 80 páginas, 8 euros

No deberían sorprender a nadie ni el título ni el tema explícito de este nuevo libro de Pablo García Casado (aunque quizá sí sorprende cada vez que un poeta se aleja de las extravagancias que conforman hoy por hoy la "normalidad" poética): también el dinero era el factor clave en los poemas de Las afueras (1997) y El mapa de América (2001), como es, al fin y al cabo, el determinante en última instancia en el torbellino de la vida social. El caso es que con los poemas en prosa de Dinero, construidos sin prisa a lo largo de seis años, García Casado (Córdoba, 1972), uno de los más firmes valores de su promoción, ha ido más hondo en su poética realista, la ha acendrado a partir de sus mejores logros anteriores y, en consecuencia, ha tratado de mirar mejor en el fondo de lo real entre el desorden de las apariencias.

En una poética de 1999 el poeta hablaba de su objetivo de "visibilidad, comunicabilidad y verosimilitud", y también de sequedad y de frialdad en su trabajo poético. En otra más reciente avanzaba un paso decisivo señalando la necesidad de "descubrir el funcionamiento" de "este mundo cruel y fantástico, obsceno y a la vez maravilloso". Ahora, en una operación que nos recuerda la de Belén Gopegui a partir de La conquista del aire, si bien con un equipaje teórico menos determinado, García Casado ha compuesto esta reunión de personajes y de voces para buscar conocimiento y emoción poética en el sentido de "todo lo que ocurre, todo lo que no puedo ver. Esa espesa gelatina que impide mirar más allá de las persianas. El dolor, pero también el baile, flores pero también dinero […]", como expresa directamente en "Colmenas", el poema que sirve de epílogo al libro.

En forma de brevísimos monólogos y narraciones, el autor ha tejido unos poemas en prosa cuya cualidad lírica se acentúa gracias a la retórica de la depuración, a la sugerencia precisa, al juego de personas verbales, a la música del metro tradicional que se deja oír en los momentos justos. Vuelven a ser los viajes y la atención a la cotidianidad sórdida los que sirven de anécdota a esta fotografía del intercambio social, de la indisolubilidad de la relación entre el dinero y el miedo colectivo, de la alienación por el trabajo, ese gran ausente de la poesía. Aunque con menos distancia irónica que antes, García Casado no deja de acentuar la nota sarcástica en algunos momentos, como en el poema que remata la primera parte del libro, un "Himno" que entendemos dedicado al dinero y a las humillaciones y bajezas que impone su necesidad: "Por ti las madrugadas y el estiércol, la mentira en la boca y la amenaza. Por ti agachar la cabeza, vender mi nombre y renunciar a los sueños. Por ti el desvelo y la espalda quebrada […] Tú, la belleza y el sentido".

Poesía sin aureola, Dinero afronta, también sin disfraces, el riesgo de toda poesía que se sitúa en la brecha del conflicto social, y consigue en cada uno de los poemas iluminar, al menos, una celdilla de esa colmena de soledad, dolor y miedo en la que, sin embargo hierve la esperanza, como dicen las últimas palabras del libro. En tiempos en que la perspectiva crítica apenas se hace notar entre tanta neomodernidad, estos poemas de Pablo García Casado compensan y estimulan.

Tres preguntas para Pablo García Casado

l Si el dinero es la antítesis de la poesía, ¿por qué es el tema del libro?

-La poesía avanza negándose a sí misma, ganando otros territorios. Puede parecer antipoético, pero el dinero es un generador de emociones, esos materiales sedimentarios que luego cristalizan en poemas.

l ¿Y por qué poemas en prosa? ¿Intenta seducir a todos los lectores?

-El poema en prosa se adapta mejor a un tono casi documentalista. Una legibilidad máxima para generar un clima, un espacio habitable tanto para un filólogo como para un vendedor a domicilio.

l ¿Es quizá el miedo (a la desdicha, a la pobreza, a la misma vida) el otro gran tema del libro?

-Efectivamente. La falta de dinero, la expectativa de conseguirlo o de no perderlo, todo ello genera un estado de incertidumbre. Por tanto, miedo y dinero se alimentan mutuamente, o quizá sean la misma cosa.