Poesía

La palabra que nombra

Margarita Souviron

16 octubre, 2008 02:00

Torremozas.Madrid, 2008. 70 páginas, 8’50 euros

Recibimos a la vez dos libros. Uno es de un poeta muy famoso (y muy malo). El otro es La palabra que nombra de Margarita Souviron, semidesconocida. Y muy buena.

Es el inconveniente de la fama: que no te bendice con talento. Mientras el poetastro agita sus pompones de cheerleader para disimular sus ripios, Souviron escribe: "Voy a / ponerle nombre al corazón y al destino: / me llamaré a mí misma Diosa del Parecer. / Un día quiero ser la rosa de los vientos, / llorar algunas lágrimas de nieve / y andar descalza un campo de humo rojo. / Quiero ser novia de alguien, / mitad de una unión perfecta e infalible, / cambiar de profesión, ser más hermosa, / viajar hasta escapar de esta órbita eterna, / y oír al ruiseñor de mi conciencia / cantándome en la noche" ("Diosa del parecer"). La malagueña lo hace todo y lo hace bien: sonetos (con rimas astutas como "transparentes" / "dientes" y "oído" / "apellido" en "Enterraré mi nombre"), letanías (diez "llamáranse" en un solo poema es una gesta heroica), remakes de extraña naturaleza ("Y junto a mi ataúd el útero alumbrado de mi madre", en el vertiginoso "El aleph"), filosofías radicales ("Atrévete, comienza, borra todo pasado, / ponte un nombre de fuego e incendia el paraíso, / no acates, por vivir, una negra sentencia. / Arde en tu muerte eterna", en "Sustantivo: sentencia inapelable"), el juego especular de adjuntar con cada poema una glosa en forma de haiku o la importancia semántica de triplicar las letras para multiplicar el significado ("sexxxo"). O la derrota autoinfligida de concluir un libro sobre el poder creador del verbo con esta declaración de impotencia: "Ressytimirno, ceprotuiilinedo, / armar’mmm.u, kdeu, mptopewtu, Alamighgghrt, / divhvbu, srertidill.................. / ew"man, hhhhh........... / ....... . , , ; / , , , ......... , / , , , , ,,, / ¡ !" ("La palabra vacía"). Porque al invierno nuclear del lenguaje sólo sobrevivirán los signos.

A diferencia del poeta famoso (rematadamente malo), La palabra que nombra no permanecerá semanas y semanas en las listas de los más vendidos, ni condenará a Margarita Souviron a los quince minutos de popularidad que Warhol nos garantizó a todos. Ella juega en otra liga: la de los honestos. Una potente opera prima.