De atrásalante en su porfía
Juan Gelmán
24 diciembre, 2009 01:00Juan Gelman. Foto: Diego Sinova
Reúne ceinto sesenta y tres poemas, en los que cuestiona incluso el significado de la palabra -como se desprende del título mismo de su libro- altera la sintaxis, la ortografía, desdeña la gramática y se sirve también del coloquialismo, de voces y formas expresivas argentinas. Elabora los poemas engarzando las imágenes o las frases de manera sentenciosa, como si se tratara de aforismos o sigue, en ocasiones, la reflexión sobre el ser o sobre la palabra misma, tema central de su poemario. Son abundantes las reflexiones sobre el acto creativo verbal. Por todo ello, sus poemas, sin concesiones, parecen dirigirse a una minoría capaz de seguirle en una fatigosa aventura poética de audacias reiterativas. En "Apurémonos", por ejemplo, descubrimos una parte de los propósitos: "Poesía, apurémonos antes/ de que la oscuridad sea completa./ Estos tiempos que sangran de perversión merecen/ algo de luz, algo de claridad/…/Hay que poner el mundo hacia sí, no/ a sus persecuciones. / Hay que".
No será la única vez que el poeta deje en el aire la continuación del discurso. Otro de sus poemas finaliza con una disyuntiva o. Su mirar hacia dentro le conducirá hasta el análisis del ser y del conocer. En contadas ocasiones parte de experiencias personales, como sucede en "El cumplimiento". Elabora también brillantes combinaciones con iluminados endecasílabos: "¡Amaneceres en la puerta/ del humillado con iras de amor", en "Des".
Desde el interior de su propio discurso menciona a Mallarmé, del que descubriremos ecos en la esencialidad de su obra, en "Carancanfunca", donde humoriza su lección. No faltan tampoco imágenes en las que priva lo ilógico, próximas a un cierto surrealismo; pero los poemas tienden más al análisis casi filosófico que recuerda a Heidegger: "Ser es no ser en el mundo", de "La máquina" o el vacío -ausencia de ser-, donde juega con el término francés y el alemán en "Por qué no". También la vida y la muerte constituyen sus ejes de reflexión.
Pero el poeta tiende preferentemente a reflexionar sobre el poema que está elaborando, aunque esta poesía conceptuosa, amiga de la paradoja y del mundo inverso atiende a la correspondencia escritura/vida: "Escribir es vivir en/ lo que mece espacios ávidos/ de hígado que fue/ corazón cuando los padres/ se sentaban a mesas continuas y/ traían abuelos del/ vestíbulo de sus patrias inciertas /…/". Advertimos, pues, que la elaboración, a menudo oscura, a la que recurre Gelman deriva de subterráneas evocaciones y reflexiones cotidianas. En "Vigilias" se inspira en su infancia y otros poemas evocan alusiones a circunstancias de su azarosa vida.
De atrásalante en su porfía es un libro de madurez, de un poeta que hurga en el pesimismo vital, aunque sea capaz de descubrir la belleza del desengaño, las verdades castigadas por el tiempo. Poesía para pocos, que conviene leer despacio, recreando la capacidad transgresora del lenguaje, incapaz ya de contener o expresar la intensidad que desea transmitirnos el poeta.