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Hablando con un haya
Julia Uceda
8 octubre, 2010 02:00Julia Uceda. Foto: Begoña Rivas
Con esta perspectiva general, Julia Uceda (Sevilla, 1925), que cuenta con una obra extensa -su inicial Mariposa en cenizas se publicó en el año 1959- y de un elevado nivel de calidad, ha escrito otro buen libro de poesía.
Los recuerdos que se rememoran son personales -como los muñecos de la niñez, lo que es ocasión para nombrar esa época de la inocencia como "cuando no sabía / lo que eran el dolor, la espina, el punto desgarrado"-, históricos otros, aunque no menos personales o hechos propios -la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima en "Shame", título bien significativo: "vergüenza", que reafirma el valor moral de esta poesía-, pero también la visita a lugares da paso a la mirada al pasado; así, recorrer Petra lleva a apreciar la ausencia de, por ejemplo, "los vientos que lamieron / con salmos las columnas", sin embargo, al acercarse al castillo de Loarre se anota que "Aún se oyen / las voces que no se han ido / sobre las crestas de las montañas".
Sea como sea, lo perdido en el ayer regresa a la palabra, que lo hace presente. Ahora bien, hay aquí una conciencia clara de cómo el presente está ya yéndose o, quizá mejor, es un concepto vacío: "Hablo desde el presente efímero, / sólo un nombre para la nada". De esa misma nada, puede leerse, somos otros de los nombres.
A lo largo de su escritura Julia Uceda ha mostrado una predilección por el sueño, las "lucinaciones", palabra acuñada a partir de las "alucinaciones" de José Hierro, de cuya obra completa es una de los editores. En uno de los poemas de Hablando con un haya se lee que "en entresueños oigo / sonidos que no son palabras", en otro expone la cuestión de estar en el sueño de otro y cómo "Formar parte de un sueño es caer a un abismo / para salir de él sin guardar memoria", con lo que ese entremundo, ¿realidad?, ¿ficción?, que es el sueño vuelve a hacerse presente y permite dejar el discurso en una especie de plano suspendido sobre sí mismo, imagen de la literatura misma.
"Traspasar la palabra: herirla / de todo lo que viva" es como se explica la poética de Hablando con un haya y, en efecto, no sale indemne de sus páginas.