Image: Río hacia la nada

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Poesía

Río hacia la nada

Clara Janés

21 enero, 2011 01:00

Clara Janés

Premio Ciudad deTorrevieja. Plaza & Janés, 2010. 72 páginas. 14'90 euros


En griego "misticós" significa "lo relativo a los misterios, lo arcano, lo secreto" y ese conjunto conceptual, que tiene que ver con lo religioso pero que no se circunscribe a ese ámbito, podría ser una clave para la lectura de, si no toda, gran parte de la obra poética de Clara Janés (Barcelona, 1940) y lo es, desde luego, para la de este nuevo libro.

El río que se inscribe en el título es el de la vieja comparación y metáfora de la vida, de su fluir, que la equipara a un río y que aquí se concreta, aunque no llega a nombrarse, en el Ganges, pero La escalinata entra en el río es suficiente para señalar un escenario bien conocido. Sin embargo, sería precipitado leer en "la nada" la muerte tan sólo y los versos que siguen al citado dan prueba de ello: "el fuego entra en el río, / el hombre entra en el río. / Y el ser del río entra en su ser, / y en plenitud es ya ser con el Ser." Así, en "nada" se escucha, sí, "muerte", pero también "Ser", aunque no puede dejar de percibirse "amor" y, en último término, creo que "nada" podría entenderse aquí como un significante abierto, antes que a un significado específico, a la significación en general, en metamorfosis -o "metamórfosis", como se escribe aquí al igual que lo hacía, por ejemplo, Juan Ramón Jiménez-, lo que no sería sino consecuencia de una extensión de la creencia en la transmigración de las almas del hinduismo y que apuntaría a cómo todas las cosas existentes participan del Ser, donde definitivamente encuentran su unidad y eso mismo vienen a decir estos versos: "En el mar de la noche / las cosas / no se han diferenciado / todavía". De este modo, la diferencia entre "vida" y "muerte" acaba por diferirse y ser nada más que una distinción que haría el lenguaje, equivalente a que cada cosa sea ella misma y otras más: "El agua es agua / y luz sin límite; / y es agua y luz y palabra". Por eso se comprende bien que si el río invita "al lugar / donde es unidad la nada", el mismo poema ha comenzado proclamando que "Aquí no hay muerte, / sólo luz".

Todo lo anterior habla de una poética de la transcendencia, de la cual participa de manera insoslayable la propia escritura, la cual, entre otras cosas, habrá de ser efecto del ritmo, un ritmo que, como la propia poeta ha explicado en alguna ocasión, es anterior a las palabras. Un ritmo, una música, que, como querían los pitagóricos o Luis de León, no sería sino la armonía que todo lo rige, o uno de sus nombres.

Escribe, entonces, será dar la palabra a ese ritmo, cósmico, y en esto Clara Janés ha dado más que pruebas de solvencia a lo largo de su obra. Pero no sólo en eso, su escritura es siempre poética y de excelencia y así es Río hacia la nada.

3

La escalinata entra en el río,

el fuego entra en el río,

el hombre entra en el río.

Y el ser del río entra en su ser,

y en plenitud es ya ser con el Ser.

¿Dónde están los puntos cardinales?

Sin peso ni ingravidez,

sin accidente,

sin línea que delimite agua y cielo,

en el todo irradiante,

la vida pierde los bordes

y esa calma de muerte

indica

gloriosa

metamórfosis.