Lois Pereiro. Foto: Vari Caramés

El Día das letras galegas de 2011 fue consagrado a Lois Pereiro y, entre los actos de la celebración, que afortunadamente dura más que un día, la publicación de este tomo es un gran acontecimiento y la ocasión ideal para que el lector acceda a una obra poética esencial. A los dos libros de poesía que se publicaron en vida del poeta se añaden aquí otro más, dado a conocer en revista, y otros más que tuvieron edición póstuma o inéditos, lo que da un conjunto espléndido.

En la breve vida de este poeta (Monforte de Lemos, 1958 - La Coruña, 1996) se dan sucesos transcendentales: el envenenamiento por aceite de colza en 1981 y el sida, que pueden servir como motivos biográficos de la presencia de la muerte en sus escritos. No es causal que esté nombrada ya en el primero de los textos de Poemas para una loia y esa recurrencia de la muerte llega a manifestarse anticipándose a sí misma, como en "Cual yo muerto/ o vencido/ hablo sin mí/ y duermo", y da el fundamento al título de la sección inicial de Poemas de amor y enfermedad: "Poemas póstumos", y regresa en el de la última: "Poemas de la muerte sobrevivida" Quizá más interés crítico tiene esto si se considera que escribir como muerto, que es la experiencia de Orfeo, supone haber conocido el otro lado, la iniciación en los misterios, y es legítimo tener la escritura de Pereiro como la de un iniciado, literario, en el sentido en el que se puede tener a Rimbaud como el caso mayor entre los modernos -y ésa es la estirpe de Pereiro.

Es lectura excelente, poética, la novela Náufragos del paraíso, lo es Conversación ultramarina y merecería otro espacio la especie de manifiesto Modesta proposición...: "Sigo estando de parte de la Belleza" dice allí, de esa Belleza a la que Rimbaud sentó en sus rodillas y la injurió. De toda excelencia.