Los motivos del salvaje
La voz que sustenta estos poemas es la de quien se piensa a mitad del camino de la vida, para decirlo con palabras memorables de Dante. Hay desde el primer verso del libro conciencia de ello: "La desdicha que me apague ya escogió su noche".
Tal posición condiciona todo su discurso y lo fuerza a volver la vista atrás, recordarse niño -"si digo dicha digo también infancia"- y también en etapas posteriores, y nombrar el gozo, irrecuperable salvo por la pálida imagen que guarda la memoria.
Sin embargo, esto no implica que el personaje caiga en un rosario de lamentaciones. Sus palabras son apasionadas, no en vano dice que son suyos "los motivos del salvaje".
Así, el resultado es una tensión sin solución que da vitalidad a los poemas. Más les da la vida, pues provienen de ahí, de esos sentimientos contradictorios, y así se declara: "va en el decir mi dolor, y va mi consuelo", uno de los múltiples casos de unión de opuestos, una de las figuras claves de estos poemas y que puede entenderse como la expresión del conflicto básico del sujeto, ya apuntado, en un libro, por cierto, rebosante de imágenes, arrebatado.
Ángel Antonio Herrera (Madrid, 1965), con varios libros de poesía, narrativa, etc., vuelve a dar aquí muestra de su arrebatamiento y su pericia poética.