Image: Las veinticuatro categorías de la poesía

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Poesía

Las veinticuatro categorías de la poesía

Si Kongtu

29 junio, 2012 02:00

Transcripción de un poema de Si Kongtu

Preludios de Gong Bilan. Edicion de Pilar González España. Trotta. Madrid, 2012. 172 pp. 11 e.

Los poetas de la dinastía china Tang nos siguen deparando sorpresas. Sabemos de la extensión y profundidad de este movimiento en el que la poesía se fundía con un sabio pensar; algo que venía de la tradición, pero que a la vez se ofrecía con una frescura y lirismo nuevos. Esta prodigiosa etapa nació como respuesta a las tensiones políticas y bélicas de aquel periodo. Hasta ahora, entre nosotros, el interés iba hacia determinados poetas mayores como Li Po, Du Fu o Wang Wei, pero son otros los autores que conocemos en ediciones antológicas o en versiones no españolas. A estas obras de aquella fecunda etapa añadimos la que hoy comentamos, que afecta a una sutil, especial teoría del poetizar. A estas Veinticuatro categorías de la poesía, de Si Kongtu (837-908) sumamos Prosopoema del arte de la escritura, también traducida por Pilar González España, o El corazón de la literatura y el cincelado de los dragones, de Liu Xie, en versión de Alicia Relinque.

Cualquier gran obra original e inspirada posee el don de quebrar el dogmatismo de los géneros. Así sucede en ésta, en la que poesía, pensamiento, espiritualidad, se funden armoniosamente. Unas veces, en la prosa sublime de los comentarios o "categorías" de Gong Bilan, que acompañan a cada uno de los 24 poemas de la obra de Kongtu; otras, en los poemas, en los que se alcanza una quintaesencia de la forma y del mensaje difícilmente superables y que hacen de la poesía china uno de los más altos, si no el más alto, ejemplo de la lírica universal.

Esta creatividad entre poema y teoría no es el resultado de la improvisación o de la pura creación, sino de un aprendizaje que viene de muy atrás, de las lecciones y obras de los primitivos maestros. Para comenzar, de los reconocidos como Seis Clásicos Confucianos, en los que encontramos el origen de la literatura china en obras como El libro de las Odas o El Libro de las Mutaciones. Tampoco cabe abordar esta obra sin reparar en otras influencias que González España señala muy bien en la intensa síntesis de su prólogo, como la del taoísmo y el budismo. Es decir, hay un sustrato no sólo literario y filosófico en estos poemas sino una base espiritual que busca la comprensión absoluta de la realidad. En ella juegan un gran papel temas centrales, como el de la naturaleza y sus innumerables símbolos.

Pilar González España llega a esta versión del tratado de Si Kongtu después de haber traducido a uno de los taoístas cimeros, Zhuang Zi (Los capítulos interiores de Zhuang Zi) y a otro poeta Tang como fue Wang Wei (Poemas del río Wang). Ni que decir tiene que los poemas y los comentarios previos de la obra de Si Kongtu trastornan o ignoran las teorías poéticas al uso. Para ello, basta con que contemplemos algunas de las definiciones que encontramos en el libro abriéndolo al azar. La primera, nos recuerda el tono del primer Platón: "Es posible escribir, pero escribir como los dioses sólo le es dado a los elegidos". O: "La poesía es una forma de captar el espíritu de la vida y de la naturaleza". Hasta González España, en sintonía plena con lo que escribe y traduce, participa de este teorizar radical: "El poeta, en este sentido, es el elegido para guiarnos y hacernos saltar hacia ese otro mundo que está más allá de las palabras, de sus formas y significados, pero al que, paradójicamente, sólo se tiene acceso a través de las palabras". Palabras que son muy distintas de las utilizadas en otros géneros, pues como dice Si Kongtu, "la prosa es difícil, pero la poesía es más difícil aún".

Nada tiene que ver esta obra con la visión de la poesía en nuestros días. Por ello resulta, en alto grado, un revulsivo y una provechosa "provocación". Una obra tan especial, modélica, rara, intensa, "críptica y esotérica", exigía también un rigor crítico que esta edición posee. Primero, por ser la primera traducción directa del chino clásico al español; luego, por las fuentes bibliográficas utilizadas. El espíritu del Tao sobrevuela sobre este libro y ello exigía también la sensibilidad de una poeta para captar matices y entrar en sintonía con los mensajes finales. En último extremo, Las veinticuatro categorías de la poesía, supone no sólo un placer para el que ama la poesía-poesía sino para el que aprecie la sabiduría en unos tiempos en los que la poesía tiende al poema "construido" y a la arbitrariedad del juego verbal.