Poesía completa
Edward Thomas
28 septiembre, 2012 02:00Edward Thomas. Foto: Archivo
Muerto en la batalla de Arras, Edward Thomas (1878-1917) convierte en vida todo lo que toca. "Mi pasado y el pasado del mundo estaban en el viento", dice por boca de otro, que es la auténtica manera de ser poeta. Sus versos son proyección de lo espiritual en lo físico. Wordsworth está vivo, Thomas lo resucita: Lázaro estrena paisajes en una Inglaterra entre Arcadia e infierno, en el dantesco sentido de la desesperanza.
Thomas empezó a escribir poesía apenas tres años antes de morir en combate. Es un hombre con una misión: convertir un país en una guerra. Inglaterra sólo existe como idea. No es la patria sublimada de Brooke, ni el redil de aquellos que mueren como ganado según Owen. Porque cada herida es distinta, Thomas ve a la madre como muerte. Te dio la vida y te destruirá. A los treinta y nueve años, en Francia.
"He olvidado el viento./ No quiera que empiece a hablarle del viento./ No entendería lo del viento". Ahogado en la melancolía optimista de Robert Frost, Thomas hace de su cuerpo un combate, transforma a los hombres en bestias y reinventa la felicidad como ausencia absoluta de historia. "Sople el viento que sople, mientras ellos y yo tengamos hojas/ no podemos ser otra cosas que álamos". Ted Hughe lo llamó padre. "Mi tema es la guerra, y la compasión de la guerra. La poesía está en la compasión", dice Owen en nombre de los héroes. No en el de Thomas: su tema es la guerra, y la compasión de la guerra, pero su poesía no está en la compasión. Está en el monstruo.