Image: Pintura de interiores: cuarteto

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Poesía

Pintura de interiores: cuarteto

José Manuel Suárez

9 mayo, 2014 02:00

José Manuel Suárez. Foto: Archivo del autor.

Libros del Aire. Madrid, 2013. 197 páginas, 15 euros

Los poetas cultos suelen ser mediocres. Van vestidos de marca y lucen etiquetas y logos con desesperación, para que quede claro de qué magisterio vienen y que han leído a Ovidio. (Suele ser mentira.) Lo peor que le puede pasar a un poeta es presumir de cultura pero carecer de talento. Tener ambas cosas es infrecuente y tiene un nombre: canon.

Pintura de interiores: Cuarteto procede de escuelas ambiciosas. Hay influencias en la poesía que son tangibles: la cita de Rilke, la partitura que es Pintura al modo de los Four Quartets de Eliot, la actitud noble ante la ficción que reconocemos en Beckett. Nada de esto es deuda, ni siquiera inspiración. A José Manuel Suárez (Villoria, Asturias, 1949) no le interesa la tradición como instrumento de construcción de una identidad poética. Todo lo que Suárez toca lo convierte en poesía misma. Hay en Pintura de interiores un momento de vida en lo no real: la primera persona gramatical nos cuenta que lee Acta del juicio, después Spoon River. Consta la editorial, año de publicación y los nombres de los traductores. También la situación de lectura, los veredictos según se llega a ellos. Pero el poema no trata del lector, ni de Edgar Lee Masters. "Las gentes de Spoon River la dejaron pensativa" trata de una urraca: la pensativa es ella. El poeta la encuentra en la ilustración de portada de la edición de Cátedra. (También nos dice quién la dibujó.) Imagina su pequeña vida, sus importantes pensamientos. Viaja entre ficciones, Acta del juicio y Spoon, la urraca. Curiosa e inconformista, quiere enterarse de qué le ocurrió a Elenor Murray. Llamar a esto metaficción no diría mucho de mi idea de ficción. La cuestión es que no sé cómo llamarlo. Las urracas son el corazón de Azul sin fingimiento, la segunda parte del cuarteto. No son los mirlos de Stevens ni sus trece maneras de mirarlos: estas urracas tienen dimensiones propias, son humanas y divinas, de gran conversación y serias inquietudes. Son símbolos de lo mediato. "Algunos pájaros no cantan, se desnudan". Dice el poeta que le recuerdan a Bruckner.

Red sinestésica de artes y percepción, Pintura de interiores es demasiado inteligente para exhibir sus fuentes, pero ahí están todas: pacificadas, domesticadas por el poeta. "Su mundo es todo el mundo./ De él nunca se cansan cambiándolo por otro que tuviera más cielo". Técnicamente a la altura de muy pocos -José Manuel Suárez y de momento nadie más-, el Cuarteto está vivo, funciona como un organismo autónomo que cambia de volumen, de postura y significado a cada palabra leída. Es un mecanismo en marcha. En este club no hay poetas muertos.