Margarita Leoz. Foto: Seix Barral

Margarita Leoz. Foto: Seix Barral

Poesía

Margarita Leoz regresa a la poesía una década después con 'Caer': el amor como condena

La autora navarra vuelve a la poesía dieciséis años después con una historia de amor imposible, narrada al tiempo que cantada.

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Margarita Leoz (Pamplona, 1980) es autora de un libro de poemas –El telar de Penélope (Calambur, 2008)–, dos de relatos –Segunda residencia (Tropo, 2012) y Flores fuera de estación (Seix Barral, 2019)– y de la novela Punta Albatros (Seix Barral, 2022). Dieciséis años después vuelve a la poesía con Caer, una historia de amor. Imposible, cabe precisar. Narrada al tiempo que cantada.

Caer

Margarita Leoz

La Isla de Siltolá, 2024. 64 páginas. 13 €

En “Yo los leo” confiesa que los versos “me salen al paso”, “me buscan hasta dar conmigo”, “no los escribo yo”. Los dejó (él) “escritos en mi cuerpo”. “Para regresarte / para regresarme / para matarte / para matarme”… “escribo”. “La única solución es escribirla”. La realidad, digo.

El lenguaje es directo, sencillo. La ausencia de signos ortográficos (salvo el punto y final) subraya la oralidad de unos versos que parecen escritos para ser dichos en voz alta. Las enumeraciones son constantes y utiliza con solvencia un rítmico juego de repeticiones. El escepticismo ante el hecho de amar se une a la constatación de su dificultad. Las paradojas y las contradicciones son ineludibles.

“Este amor es una pérdida una falta / es un desgarro es una pena”. “Una mancha con la que hay que vivir”. “Una cicatriz interior”. “Una herida”. “Un extravío”. “Una cuenta atrás”. “Lo que no nos decimos”. Al final, “qué falso qué falso / qué falso todo”.
Declara que sólo posee “la certeza / de esta maldición / la avidez de sentirme querida /esta maldita necesidad de mujer / esta condena”.

En ”No soy yo no” concluye: “yo soy la mujer que escribe”. No hay arrepentimiento. Lo espantoso y lo bello de ese amor “está aquí”. “Quizás te inventé”, aventura. Y que “una mañana todo aquello / ese amor esa locura esa coartada/ habrán sido el pasado / habrán sido la vida”. En “Epílogo”, por fin, escribe: “Yo fui / yo lo tuve / yo no renuncié”.