Opinión

Heridas abiertas

La papelera

17 octubre, 1999 02:00

Críticos que se vuelven escritores, escritores que a veces son críticos, editores que se hacen escritores para meterse con otros editores,y con otros autores, y con otros críticos, editores que llaman a los críticos para que crujan al editor que les birló a sus escritores...
No aprenderán jamás: Ya lo dijo el clásico, joder, qué tropa...

Sí, por eso digo que lo mejor es lo que hace un escritor que yo me sé, quien sigue publicando a todo trapo y que las reseñas de sus libros las escriben sus propios alumnos. Así todo queda en familia y en el mismo suplemento.

Hace unos días, con motivo de la concesión del Nobel, leíamos en uno de nuestros periódicos de mayor tirada la siguiente frasecita de Gönter Grass: "el escritor tiene que mirar las heridas aparentemente curadas y abrirlas"; y es que no hay nada tan socorrido y ocioso como las declaraciones altisonantes, porque díganme ustedes la razón por la que un escritor puede seguir a la inversa idéntico programa. A saber: mirar las heridas abiertas y curarlas, e incluso renunciar al curanderismo e interesarse tan sólo por la ornitología. De los predicadores, líbranos señor.

La poesía tampoco es lo que parece. Me llegan los ayes de veintisiete de los veintiocho poetas antologados por José Luis García Martín en La Generación de 1999 a quienes no les ha sentado nada bien la portada que este Cultural le ha dedicado a Carmen Jodra. Ya no es cosa de versos sino de acuarelas. Que si la Jodra por allí o que la Jodra por acullá. Me dicen que están jodridos, los pobres. Y no sólo se quejan los poetas. También me han hablado del berrinche de cierto antólogo de poesía joven que asegura haber descubierto a todos los poetas de esa generación menos, ay, a Carmen Jodra. Carmen, mi niña, tú sigue escribiendo que así les das caña.

Por cierto, que Carlos Martínez Aguirre, uno de los poetas seleccionados por García Martín, confunde la poética con la genealogía y se dedica en la suya a enumerar sus parentescos con Martínez Merchén, Félix Grande, Francisca Aguirre es un alter ego de García Martín. Comparen ustedes las fotos de antólogo y antologado incluidas en el libro y díganme si el seleccionado no se parece al seleccionador, sólo que un poco más joven.

Mientras las malas lenguas hablan del retorno de Walter Arias, el filósofo garañón de la última novela de Felipe Benítez Reyes, convertido en travesti por amor al guardia civil que, parece ser, lo rescata de la muerte segura que le acechaba an la última escena del libro; Luis Antonio de Villena acaba de publicar Madrid ha muerto, un relato sobre la movida madrileña con protagonista heterosexual. Así que no se sorprendan si dentro de poco Leopoldo María Panero se descuelga con un libro de himnos a la Virgen o Antonio Escohotado se pasa al prohibicionismo.

Anuestro director general del Libro, Fernando Lanzas, se le ha ocurrido repetir en el Liber lo de siempre. Hereda las estadísticas de sus sucesores, y zás, suelta lo de que uno de cada dos españoles no lee nunca un libro, que es una cantinela que estamos oyendo desde hace décadas y que, a lo que se vé, la dirección general del Libro no logra enmendar. Y aparte del lamento, ¿qué, señor director general? Porque la cosa es que esto de Liber no acaba de arrancar. Ni se firman contratos, que para eso está Francfort, ni los lectores se acercan, que para eso es una feria profesional. Menos mal que los editores de aquí pueden contactar con sus colegas hispanoamericanos, que si no el invento acabaría, éste también, por crujir por todas partes.

L a sombra de José Manuel Garrido es alargada y esquiva. El director del Teatro Madrid sabe moverse en varios escenarios al mismo tiempo... y no todo es danza. Sus pasos a dos, a izquierda y derecha, son tan delicados como firmes. Está de una en todas y cada una de las salsas. Eso sí, será por tablas.

C on motivo de la publicación de El diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos, nuestro más joven académico, Muñoz Molina, ha declarado: "Siempre he creído que la definición de literatura era muy estrecha, que no es sólo poesía, novela y ensayo, sino que también debería incluir a los diccionarios, que son grandes piezas literarias". Y por qué, puestos a incluir, señor Molina, no incluimos también dentro de la literatura a la medicina, la geografía o el íaquirismo, que son disciplinas tan respetables como la filología.

¿Q ué famoso productor de
cine "coloca" a su mujer en cualquier película de las suyas,? ¿Saben del terror que sienten directores y guionistas a la hora de escoger un papel bueno, bonito, barato... y decente? Porque además la susodicha resulta que es buena. Muy buena. A veces, incluso, la mejor.

Lo cierto es que, como señalaba Don Antonio Buero Vallejo, la guerra civil no ha terminado. En el estreno de su "Misión al pueblo desierto" los himnos de las dos Españas se fundieron en los estómagos de algunos ediles. Pero al final, con nuestro mito teatral sobre el escenario, la obra cumplió con su función reconciliadora.

Más cine, por favor. Resulta que el hijo de Rulfo, Juan Carlos, ha obtenido el premio a la mejor opera prima en el Festival de Biarritz por "Del olvido a no me acuerdo", dedicado a su padre, y que nació, ¿cómo no?, tras entrevistar al inevitable Gönter Grass, que no le habló de su padre (del de Rulfo), sino de sus hijos (los de Grass). Eso es auténtico amor por los suyos.

S e inauguró por fin el Liceo. Se hizo con una consigna: un Liceo para todos. Yo pienso que será para todos los que puedan pagar las entradas y además les guste la ópera. Debido a la consigna no hubo tiros largos. Su lugar lo ocuparon las corbatas. Mosqueado anduvo, y muy mucho, el patronato del Teatro Real. El Liceo no invitó más que a los políticos. ¡Y pensar que ese patronato había aprobado en su día que se inaugurase la presente temporada del Real con una producción de "Orfeo" proveniente del Liceo! Cría cuervos…

N o mosqueado sino preocupado, aunque aparentando indiferencia andaba Cambreleng. "Manca finezza" era la frase con la que calificaba la "Turandot". Pero, ¡ay! Es que vio las orejas al lobo. La sala es mucho más grande e impresionante. La competencia entre Real y Liceo está servida para bien de todos nosotros, el público. Por ejemplo, la "Turandot" que se ofreció en el Real fue escenográficamente muy inferior a la inaugural del Liceo. Esa competencia se notaba ya en muchos comentarios. Al bajo Palatchi, que hacía de Timur, le pusieron más alto el Liceo que el Real y a él lo que se le ocurrió argumentar en contra es que el madrileño tiene cantina y el catalán no.

C laro que para mosqueo el de Eva Marton, una de las tres sopranos que alternaban en el papel de Turandot, que no se dignó en pronunciar el nombre de sus colegas para el mismo papel ni aceptó posar junto a ellas.

P or el Liceo se dejaron ver muchas glorias: Magda Olivero -a quien le gustó más como Liú, como a muchos, Ana María Sánchez que María Bayo- Carlo Bergonzi -a sus 75 años sigue dando galas- Virginia Zeani o Bianca Berini -que, ni corta ni perezosa se puso a cantar en el escenario durante su visita- . Faltó Caballé y es que, a última hora, le salió un bolo por ahí fuera. Poderoso caballero es don dinero.

Triunfo sonado el suyo. Pedro Almodóvar ha logrado lo imposible, que en Francia la mítica "Cahiers du Cinema" le publique el guión de "Todo sobre su madre". Por no mencionar el delirio zumbón y caribe que arrastra su última peli en Cuba. ¡Enhorabuena!

P. D. Nosotros los de entonces, seguimos siendo los mismos.