Novela

EL anzuelo

David Albahari

17 octubre, 1999 02:00

Traducción de A. Grujicic. Debate Madrid, 1999. 156 páginas

U na madre es la metáfora antigua de la patria. El ser humano necesita un territorio al cual pertenecer, una lengua en la que vivir, un tiempo en un mundo que le abra la frontera entre el habla y el silencio. En El anzuelo, Albahari da paso a un narrador inseguro de sí y de su escritura, un hombre de la antigua Yugoslavia que está refugiado en Canadá desde hace dos años, y que hace presente la historia de su madre a través de tres cintas que grabó en un antiguo magnetófono. La voz de la madre reconstruirá el tiempo que precede a la Guerra Mundial y sus conflictos, hasta la contienda que por desgracia no ha concluido. Pero la memoria cansada de esa mujer fuerte y sabia no habla de odio, aunque esté surcada de sufrimiento y dolor, sino de una aceptación del destino y un afán indesmayable de vida, aunque sólo esté jalonada de despojo, de desconsuelo. David Albahari (Pec, Kosovo, 1948) ha escrito con anterioridad siete novelas y varios libros de relatos, aunque éste es el primer libro que se ha traducido al castellano.

El relato discurre en diálogo con su madre, en el tiempo pasado, y en un presente canadiense en el que conversa con un amigo escritor, al que cuenta sus recuerdos; la escritura de El anzuelo se entreteje con reflexiones sobre el acto de escribir, sobre la esencia europea frente a la americana. Es esta la intrahistoria de un país descuartizado entre los cuatro puntos cardinales, la vida de una mujer y de su familia que puede ofrecernos el aspecto de una realidad cruel y presente, aunque las palabras no pueden devolvernos a las personas que han desaparecido. Parafraseando a Pessoa, ese tipo de seres humanos son fuertes ante la adversidad porque llevan la derrota como si fuera un pendón de victoria, sobreviven porque saben que tal vez el exilio no sea más que un sinónimo de verdad, que designa el estado permanente del ser humano.