La imagen transgresora
Un total de 242 obras de los más punteros de nuestros artistas contemporáneos ocupan la sala de exposiciones de un Palacio que prácticamente comienza a andar
Cuando en 1897 el crítico francés Robert de la Sizeranne publicaba un artículo en "La Revue des Deux Mondes" titulándolo con la pregunta "¿Es arte la fotografía?", no podía imaginarse que esta cuestión continuaría suscitando controversias a lo largo de todo el presente siglo. Hoy, despejadas las incógnitas, vemos cómo los museos y los centros de todo el mundo se abarrotan de obras fotográficas como también lo hizo recientemente nuestra feria más preciada. Pero el boom o despegue no se limita a estos sectores, el propiamente artístico cambia sus anteriores ocupaciones pictóricas o escultóricas para ofrecerse a lo fotográfico, superando así la mera convivencia en asociación simbiótica, la mutua influencia, entre arte y fotografía.Es ésta una selección que si nos dejamos guiar por su subtítulo "de Man Ray a Matthew Barney", semeja ser un panorama de lo acontecido este siglo en el universo fotográfico, pero que en realidad está mucho más basada en lo actual. Así, si bien nace en el citado creador surrealista, omite obras como las del constructivista Rodchenko, el teórico Moholy-Nagy, las nítidas imágenes del fundador de f/64 Edward Weston, la "nueva objetividad" de Renger-Patzsch u otros como Sougez o Brandt, discípulo del propio Man Ray. Sí es generoso el elenco que conduce desde artistas como Robert Franck o Walker Evans hasta la más efervescente contemporaneidad, a partir del instante en que la técnica de reportaje se ve desplazada por el empuje de la televisión y el vídeo, arrastrando a la fotografía al territorio artístico gracias al afianzamiento del mercado galerístico.
En escasas líneas apenas podemos destacar una serie de nombres que no hacen sino injusta valoración de la muestra, en cuanto a que nos obligan a dejar otras figuras de semejante valía en el banquillo de los suplentes; qué duro debe de ser el estar en la piel de Van Gaal. Un zoom que nos enfoca el mixto lenguaje de un Warhol o Gilbert & George, las creaciones de Boltanski, Polke o Richter, la raza de Mapplethorpe, las investigaciones temporales de Baldessari o de los anónimos rostros de Ruff, las diferentes identidades sexuales de Matthew Barney, las características imágenes del japonés Sugimoto, los estereotipos femeninos de Cindy Sherman, los inocentes monstruos de Thomas Schutte, la transgresión de los límites sociales de artistas como McCarthy, Kelley o el tan de moda Damien Hirst -suponemos que el alcalde de Pontevedra no actuará como su "colega" de Nueva York para publicitar la muestra-, la alienación de Gursky, el Van Gogh de Mona Haloum, las imágenes de artistas como Nan Goldin o Wolfgang Tillmans que se mueven alrededor de los márgenes sociales y otros como Matta-Clark, Sophie Calle, Kiki Smith, Thomas Struth o Sam Taylor-Wood.
Un total de 242 obras de los más punteros de nuestros artistas contemporáneos, en concreto 84 artistas, ocupan la sala de exposiciones de un Palacio que práctica- mente comienza a andar, aunque con paso firme, de la mano de su nueva directora-gerente Carlota álvarez Basso. Como, de acuerdo con la tradición cristiana, andaba una mujer llamada Verónica acompañando a Jesús en el camino del Calvario. ésta le cedió su velo para secar el sudor de su rostro y él, en agradecimiento, dejó impresas en el velo sus facciones. Aquí, utilizada como metáfora del proceso fotográfico, evocando el "verum icon" o "imagen auténtica", el milagro da origen al justiciero epígrafe de "La venganza de Verónica", representativo compendio de la ambiciosa Lambert Art Collection de Zurich.