Opinión

El año de las Leyes

27 diciembre, 2007 01:00

Impulsado por el fin de una legislatura atípica en lo cultural (demasiadas leyes que pactar para tan poco diálogo, mediatizado además por las tensiones nacionalistas), 2007 ha sido el año de las leyes aprobadas y pendientes (Ley del Libro, Ley del Cine, Canon Digital, Canon de Bibliotecas), aunque en general los sectores profesionales acabasen lamentando la falta de consenso.

Por lo que al sector editorial se refiere, a falta de novedades de los Vargas Llosa, Fuentes o Delibes, lo más significativo es la aparición de una nueva promoción de autores que rechazan la etiqueta de generación, los "Nocilla" Vicente Luis Mora, Agustín Fernández Mallo o Mario Cuenca Sandoval, unidos por sus blogs, su formación cinematográfica y la intención de apostar un nuevo lenguaje que conjuga la poesía y la ciencia. También se han multiplicado las nuevas editoriales que, sin embargo, y de forma mayoritaria, se orientan a la recuperación de los clásicos del siglo XIX (por los que no hay que pagar anticipos) antes que por descubrir y alentar a los nuevos creadores españoles.

El Museo del Prado y el Reina Sofía han centrado la atención de los medios de comunicación. Para el Museo que dirige Miguel Zugaza 2007 ha sido memorable, ya que la ampliación de Moneo ha convertido a la vetusta pinacoteca en un centro de referencia de primer orden. La llegada de César Antonio Molina a Cultura supuso la dimisión inmediata de Martínez de Aguilar como directora del Reina Sofía y el anuncio de un concurso público para elegir nuevo director. Ya lo tiene. 2008 será clave para el Centro. También para Lourdes Fernández, directora de ARCO y su decidida apuesta por la internacionalización.

Éste ha sido un año de buenas e interesantes producciones teatrales. Se han consolidado autores y directores que, por otro lado, llevaban una larga trayectoria (Ernesto Caballero, Juan Mayorga) y han despuntado un puñado de directoras en la treintena (Ana Zamora, Natalia Menéndez, Laila Ripoll y Angélica Liddell). Ha habido cambios al frente del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) -Juan Carlos Marset ha sustituido a José Antonio Campos-, pero siguen pendientes de solución demasiados asuntos que afectan a los teatros nacionales, sobre todo referentes a los criterios de programación.

Mucho se ha hablado, y discutido, de la Ley del Cine. También ha sido el año de Bayona y su El orfanato, que ha arrasado en taquilla, y de cineastas debutantes como Rafa Cortés o Félix Viscarret. Filmes como La soledad, de Jaime Rosales, han mantenido el pabellón español muy alto. Mientras, el cine estadounidense no bajó la guardia y mostró un gran vigor. En música, el repertorio trillado cedió el testigo a arriesgadas apuestas operísticas firmadas por jóvenes compositores (Sánchez-Verdú) con montajes soberbios (La fura dels Baus en Valencia) y avaladas por teatros como el Liceo, el Real o el Palau de les Arts. A pesar de ser un año carente de grandres acontecimientos, los nuevos cambios ministeriales han agitado aún más la polémica en torno a un Auditorio Nacional cuyo futuro se presenta incierto.

2007 ha sido el año de la ciencia española. Más que por sus espectaculares avances (aunque ahí estuvo Pedro Alonso con el anuncio de su primera generación de vacunas contra la malaria) por la celebración de los cien años de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. El Año Polar y el doblemente premiado Al Gore pusieron en evidencia los devastadores e "inequívocos" efectos del cambio climático.