Qualcomm Snapdragon 845: cuando el marketing supera a la potencia
Increíblemente, lo más importante que tendrá la aparición del Qualcomm Snapdragon 845 no será su potencia: lo será su marketing.
10 marzo, 2018 19:09El Qualcomm Snapdragon 845, el procesador por excelencia que dará vida a la gran mayoría de smartphones de gama alta de este año, ha hecho acto de presencia en el Mobile World Congress. ¿Pero por su potencia?
No, por su potencia no. Por su marketing. La nueva bestia de la empresa norteamericana no ha destacado por tener una potencia abismal (que también), sino por todo el marketing que ha otorgado a los dispositivos que lo han albergado, como el Xperia XZ2 o el ASUS Zenfone 5z.
Hay varios factores a tener en cuenta del por qué los focos no atenderán a las prestaciones de dicho procesador. El Qualcomm Snapdragon 845 será simplemente un utensilio de venta para aquel afortunado que haya conseguido montarlo en sus dispositivos, logro conseguido por Sony. Y hay muchas razones para pensar en ello.
Potencia a raudales
Hoy en día Android está en un estado de madurez muy por encima del que tenía en sus primeras épocas. Ya es un sistema maduro, funcional y con todas las características para cubrir todas y cada una de nuestras necesidades. Y con la mejora del software, ha acaecido una inevitable mejora del hardware.
Ya no estamos hablando de potencia bruta per se, sino fluidez y funcionamiento. Los procesadores actuales, junto a los demás componentes que hacen que un dispositivo vaya mejor o peor han recibido también ese upgrade de velocidad y de calidad, y atrás quedaron los tiempos en los que un procesador de gama media palidecía ante uno de más alta gama.
Obviamente las diferencias siguen siendo algo palpables, pero las gamas inferiores a Android son más que válidas para cualquier usuario de Android. Incluso usuarios como los que conforman el equipo de El Androide Libre, usuarios avanzados y exigentes, tienen más que suficiente con un dispositivo de gama media en sus manos.
¿Qué nos dice esto? Lo que bien nos adelantó nuestro compañero Álvarez del Vayo en el post de ahí arriba: la guerra por la potencia ya está finalizada. Por lo tanto, el objetivo no es ofrecer la mejor experiencia en lo que a potencia se refiere (que también), sino en durabilidad y sobre todo en renombre.
Qualcomm como arma de marketing
Por mucho que los demás fabricantes de procesadores sean tan o más fiables que Qualcomm, la percepción popular asume que Qualcomm es sinónimo de fiabilidad. Un usuario algo más entendido de la media tendrá más tendencia a elegir a los chicos americanos antes que las alternativas de Huawei o Samsung.
Digamos que es un abanderado que anuncia qué vendrá en este próximo año. No es un misterio que a excepción de las marcas anteriormente mencionadas, la gran mayoría de fabricantes que opten por un gama alta meterán su nueva hornada en sus dispositivos. Eso se traduce en mayor peso para el dispositivo, y por lo tanto, más renombre.
Y en un mercado tan increíblemente competitivo, aquel que deja de resonar en las portadas de los medios de comunicación se queda fuera. Por lo tanto, la carrera de tener un dispositivo de potenciado por el Snapdragon de gama alta de turno antes que nadie significa un boost frente a sus competidores, aunque esto no tenga demasiada repercusión para el usuario final.
Pero claro. Si los usuarios no notarán en exceso ese rendimiento excelso ¿entonces de qué sirve pegarse de leches para presentar un dispositivo antes que nadie? Porque hay un sentimiento entre muchos usuarios que prima por encima de la razón: el querer tener lo último de lo último.
Esto se puede notar en los dispositivos que en este Mobile World Congress han adoptado al 845 como su procesador: el Sony Xperia XZ2, el ASUS Zenfone 5z y el Samsung Galaxy S9 en el mercado estadounidense, dispositivos que se han llevado buena parte del protagonismo de las cámaras.
Lo mejor, lo mejor y sólo lo mejor
Aunque estoy totalmente en contra de esta práctica, muchos usuarios sólo desean lo mejor de lo mejor y son libres de hacer lo que quieran. Pero esto consigue que los consumidores a veces tengamos una memoria tecnológica muy pequeña, y tengamos dispositivos con escasos meses de antigüedad como algo lejano descartándolo como opción de compra.
Y claro, no faltan usuarios que movidos por el hype y por este pensamiento desembolsan encantados ciertas cantidades para tener el último modelo de su fabricante favorito. Aunque el Galaxy S9 no sea un total paso hacia adelante respecto al Galaxy S8, seguramente será un prodigio en ventas. El S8 entonces no tardará en quedar relegado a un segundo plano.
Es ese primer chute de hype lo que esta carrera de presentaciones busca: la mejor potencia en un smartphone. No puedes vender lo último si no es lo mejor. Y de forma ingeniosa vuelves a la potencia un tema secundario resaltando todo aquello que hace distintivo al smartphone, como el diseño u otras cuestiones.
Es una constante lucha de superioridad en notoriedad que repercute directamente a los usuarios. Entonces, esto sólo implica que lo único para lo que servirá tener el último hardware en un móvil será para aguantar durante un par de años hasta ir lanzados al siguiente modelo que tendrá un par de mejoras disfrazadas en una supuesta evolución real.
De hecho, ya algunas voces han saltado en contra de los pocos «atrevidos» como Nokia o Nubia que no han optado aún por el 845, quedándose en el 835. Y aunque ya dijimos que el mandar un procesador como el 835 al rincón de la gama media era un despropósito, muchos lo han visto como una estrategia que los sitúa en un escalafón por detrás.
El ejemplo del Mobile World Congress: el Xperia XZ2
El que ha conseguido llevarse el protagonismo en base a lo que he mencionado ha sido Sony con su nuevo Xperia XZ2 y XZ2 Compact, primeros dispositivos en llevar le Qualcomm Snapdragon 845 en su interior. Esto si no contamos al Samsung Galaxy S9, ya que en su variante de EE.UU llevará el 845.
Sony ha sabido conjuntar de manera excelente el hype que generó al anunciar que abandonaría el diseño Omnibalance con la sorpresa de ser el primer smartphone con el Qualcomm Snapdragon 845, a diferencia de lo que se pensaba con el supuesto Xiaomi Mi MIX 2S.
Esta es la clase de publicidad que Sony ha conseguido acumular. Porque más allá de la potencia directa que el mismo usuario final a lo mejor no nota, ha conseguido que en los titulares de los principales medios (entre ellos nosotros) aparezca su nombre junto a la frase: «el primer smartphone con el Quacomm Snapdragon 845».
Conclusiones: hay que abrirse más
Los usuarios tenemos que mirar un poco más atrás y no dejarse llevar por el «tren del hype». Los fabricantes son expertos vendedores que lo único que desean es que gastes más y más dinero en sus productos, y por ello no dejarán de apelar a nuestras emociones para intentar colarnos su nuevo smartphone y así superar a la competencia directa.
Hay dispositivos a día de hoy muy usables ya en épocas anteriores como el Samsung Galaxy S7 Edge. Una de las ventajas más grandes de que el Galaxy S9 salte a la palestra es que su antecesor, el Galaxy S8 (el cuál ya ronda los 500-600 euros) sea una de las mejores compras que puedes hacer.
Tenemos que aumentar la vista más allá del último año y pensar a lo grande
Los portentos tecnológicos que estamos viendo estos días hacen que tener un dispositivo nos de cada vez más capacidad de aguante con ellos. Cada vez es menos necesario cambiar de teléfono de un año para otro, y en el momento en el que debamos renovarlo sólo habremos avanzado.
Como conclusión, sólo diré que si realmente buscáis potencia, tened más en cuenta lo que os ofrecen como usuario que lo que os ofrecen como usuario estándar. No sólo busques un buen diseño, o busques estar actualizado. Observad aquella potencia que sirve para comprarnos, y decidid si realmente os compensa o la necesitáis.