Gareth Bale fue el héroe de La Decimotercera. El mejor jugador del partido, tal y como reconoció la UEFA otorgándole el MVP de la final. Después del empate de Mané, el Liverpool se había crecido y amenazaba el triunfo de los blancos. El madridismo sufría ante las embestidas de los reds, desatados en la presión y capaces de generar ocasiones de peligro que hacían temer lo peor. Fue entonces cuando el hombre de las finales decidió cambiar el partido.
Zidane le dio entrada con la clara misión de revitalizar al equipo y Bale respondió de la mejor manera posible. Aún no había logrado entrar en contacto con la pelota cuando Marcelo controló un balón en el flanco izquierdo, se orientó el esférico a su pierna diestra y envió un centro al corazón del área. Ahí apareció él. Ansioso por demostrar que es un jugador de talla mundial, Bale remató de chilena y anotó un tanto, que perdurará durante mucho tiempo en la memoria de los aficionados al fútbol.
EL BENDITO MINUTO 63
Era la segunda vez esta temporada que el Real Madrid lograba un gol de estas características. Cristiano Ronaldo ya lo había hecho anteriormente frente a la Juventus. La similitud de los goles era evidente. A una distancia considerable de la meta rival, tanto el galés como el portugués habían logrado conectar un remate acrobático de manera perfecta.
Sin embargo, esa no era la única semejanza. Los goles se produjeron en el mismo minuto de partido: el 63'. Un minuto que, como ya sucedió en el gol de La Décima, recordarán siempre los fans del trece veces campeón de Europa.
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