Las primarias de Page y el síndrome Sánchez
Por mucho entusiasmo que mi amigo Alberto González ponga en convencerle a uno de las posibilidades del alcalde de Azuqueca de Henares en las primarias regionales para la Secretaría General del PSOE de Castilla-La Mancha, estoy convencido del triunfo de García-Page de forma rotunda. Al amigo Alberto le pierde un rasgo de carácter que uno confiesa compartir con su querido José Luis Rodríguez Zapatero: un optimismo antropológico reforzado por la sorpresa de las primarias ganadas por Pedro Sánchez, contra pronóstico y contra la maquinaria del partido. A ese análisis optimista en la línea del sí se puede traído a la vida política callejera desde los campos de fútbol, se une ahora la reacción con que los cuadros de Page han reaccionado contra José Luis Blanco, con Sergio Gutiérrez a la cabeza.
“No lo dudes, amigo, les preocupa y mucho, porque el simple hecho de que Blanco haya obtenido los avales para disputarle la Secretaría General ha sido la primera sorpresa para todos ellos. Después de lo de Pedro, en el PSOE, cualquier cosa es posible y aunque gane Page, si no lo hace de una manera rotunda y añadiendo votos a los avales, para él y su entorno será un fracaso y una señal de ánimo para que la disputa y las posibilidades de los contrarios a Page en los congresos provinciales suba de forma exponencial. No es optimismo, es la realidad que vivimos desde las primarias nacionales. Nuestros partidarios son cada vez más, porque muchos que antes no dudaban, tienen ahora claro que lo de García-Page y Fernández Vaquero no puede ser el futuro del PSOE en la región”.
Y tal que así, con ese discurso machacón, el bueno de Alberto me catequiza durante un rato en la calle San Francisco y luego se va de vuelta a los foros de Internet, del Facebook y el Twiter, donde le mantiene el pulso de la cosa dialéctica al tal europarlamentario Gutiérrez, que ahora es el director de campaña de Page pero que pasado mañana puede ser su recambio interno cuando Emiliano acabe de cumplir su viejo objetivo de hacer política desde la Carrera de San Jerónimo.
Uno, la verdad, no tiene desde la razón ninguna razón para el optimismo del sector Sánchez, pero ya ha confesado también su optimismo antropológico zapateril que casi siempre con aquello de que “el corazón tiene razones que la razón no conoce”, y mucho más desde la sorpresa Sánchez.
Total, que hasta Fernández Vaquero, aunque lo vea todo con la perspectiva del jubilado, ha abandonado esa cachaza manchega que comparte con su “enemigo íntimo” Vicente Tirado y ha alimentado las comidillas sobre el voto oculto que saltó como la liebre de Carulla en la célebre cuarteta que encabeza su “Biblia en verso”: “El niño Jesús/nació en un pesebre/Donde menos se espera/ salta la liebre”. Que si no es una cuarteta y sí un pareado ya vendrá mi amigo Antonio Illán a poner las cosas en su sitio, que hace ya un huevo de tiempo que no tiene un maestro Salinas al que poner los puntos sobre las íes y echarse unas risas a costa de uno en el programa de Javier Ruiz de Onda Cero. ¡Hala!