Tita García, que así quiere que la llamen, aunque a uno le resulte a veces cuesta arriba escribir Tita sin más al hablar de la alcaldesa de Talavera, ha tomado la decisión de bajarse el sueldo. Tita lleva de alcaldesa dos años, más de media legislatura cobrando un sueldo, que según el argumentario de su Equipo de Gobierno es heredado de las anteriores corporaciones y que se calcula adjudicando al alcalde el mismo sueldo que cobra el funcionario del Ayuntamiento de mayor rango; un argumento muy respetable y al que no se le puede tachar de irrazonable. Los políticos tienen que estar bien pagados y uno está de acuerdo.
Ahora bien, que la alcaldesa de una ciudad que no es ni mucho menos la primera en ninguna comparación positiva con otras, sea la mejor pagada de la región no dejaba de cantar. Me temo además que el tema de la bajada de sueldo era un tema que se había olvidado en las prioridades del Equipo de Gobierno o que al menos estaba aparcado y que solo se ha producido después que en todos los medios regionales aparecieran los sueldos de los alcaldes de las principales ciudades, entre las que también se colaba algún alcalde de pueblo con sueldo de gran ciudad.
Uno no es tan tonto ni tan vanidoso para pensar que el artículo que escribió en este papel digital tuvo que ver algo con la reacción de la alcaldesa. La noticia refrescó la memoria de la oposición y afortunadamente también la de Tita García y su gente más cercana y ha reaccionado. Aunque han dejado pasar más de dos años y estos gestos están para hacerse nada más acceder al cargo, nunca es tarde para armonizar el sueldo de una alcaldesa a los tiempos que corren en una ciudad que solo es noticia por las malas noticias. Y en esto, qué más quisiera uno que contar el horizonte de progreso que nunca se vislumbra y ayudar a vender una moto que no hay manera de colocar.
¿Cuánto se tiene que rebajar el sueldo la alcaldesa de Talavera y la Corporación en general? Lo lógico sería tomar como referencia el número de los administrados, el presupuesto municipal que se administra, las inversiones que se hacen y la situación de los administrados que lógicamente repercute en las aportaciones que pueden hacer a sus administradores… en fin, seguro que habrá fórmulas que eviten dar ese cante que el sueldo de una alcaldesa ha dado en la opinión pública, y que, salvando las distancias, le recuerdan a uno la situación repetida de esos ejecutivos de empresas en quiebra con sueldos e indemnizaciones millonarias que nunca dejan de cobrar hasta el último céntimo.
Yo propondría que Antonio Escribano, ese ingeniero conquense al que el Tribunal Constitucional ha acabado dando la razón respecto al cálculo del impuesto municipal de plusvalía con su “fórmula Cuenca”, aplique sus saberes matemáticos a la rebaja del sueldo de Tita García y nos saque de este lío.