Cada año, cuando llega el invierno, raro es el fin de semana que los equipos de rescate de montaña de la Guardia Civil no tienen que intervenir para evacuar a algún excursionista en zonas como los pirineos o Gredos. Con muy honrosas excepciones casi siempre se trata de aficionados que se acercan a rutas de montaña como si lo hicieran a cualquier otro lugar del campo. No es raro que en estos casos haya la necesidad de movilizar helicópteros y equipos que suponen un alto coste para todos.
En ningún caso, que uno sepa, a esta gente se le ha pasado la más mínima factura por los gastos ocasionados. Ya se sabe que en España el gratis total se ha impuesto de una manera tan indiscriminada cuando se trata de uso de servicios públicos que pagamos todos, que algunos piensan que esa gratuidad en el abuso forma parte de los principios constitucionales.
Los rescates, siempre muy caros en montaña, abrieron un debate que por lo menos ha conseguido que un número significativo de los que se acercan a ella de una manera habitual tengan clara la necesidad de inscribirse en la Federación Española de Montaña y formar parte de algún club federado con el que aprender que, aunque muy divertida, la montaña también puede convertirse en un espectacular pero peligroso paisaje de fondo de una tragedia. Ante la naturaleza, por mucho que preveas, siempre hay una posibilidad de que los elementos se vuelvan contra ti.
Las Chorreras del río Cabriel, en Villora de Cuenca, se han convertido desde hace unos años en un paraje en el que rara es la semana y el día de verano en el que no es necesario llevar a cabo una de esas operaciones de rescate, tan complejas a veces como las de montaña. Los alcaldes de la zona, cuando se encuentran con la realidad de los irresponsables rescatados y el despliegue de medios necesarios para sacarlos del apuro, se preguntan una y otra vez lo que cualquier ciudadano responsable y con sentido común: ¿Por qué, en casos como estos en los que la alerta y el despliegue de los equipos de rescate se deben a la irresponsabilidad de los rescatados, debemos pagar todos?
Y es que el paraje de las Chorreras está perfectamente señalizado con las rutas que se pueden hacer, las actividades vetadas, los lugares donde es peligroso acceder y absolutamente prohibidos…, y una y otra vez los visitantes que se saltan las rutas, las normas de uso y las prohibiciones... y una y otra vez el despliegue consiguiente para rescatar a los imprudentes que hacen uso de estos parajes naturales como si se encontraran en un parque acuático con la pulsera del todo incluido en la muñeca.
No sabe uno si la advertencia de pasar la factura por la asistencia produciría un efecto mayor en la conducta de esos irresponsables, o si, como todas las advertencias que hoy existen en ese paraje, no servirían para nada. Gratis total.