Entre el ruido de los discursos de campañas electorales y no electorales y la furia de los tractores, queriendo paralizar la economía española, no es fácil distinguir el grano de la paja, el ruido de las nueces, la verdad de la mentira, la ciencia de la ignorancia, la inteligencia de la estupidez. Todo se mezcla en esta trama que comenzó el viernes, día 9 de febrero del año en curso, cuando se citó a 16 medios de comunicación para un encuentro no oficial con un miembro del PP de alto nivel. El compromiso que se exigía a los convocados era que no se podría publicar lo allí expresado hasta las primeras horas del domingo.
Así comienza la trama del PP que nos ha ocupado durante los últimos días, sin saber aún que se pretendía, quienes eran los beneficiarios, quienes los perjudicados y porqué se actuaba de esa forma y en ese preciso momento. Se sucedía una campaña electoral en Galicia, Junts se negaba a aprobar la ley de amnistía en el Congreso de los Diputados y una huelga del campo bloqueaba las calles y carreteras de medio país. “Una puñetera locura”, que diría un dirigente anónimo del PP. Lo más sorprendente, entre otras cosas, es que se aceptó que durante 24 horas del mes de agosto en el PP se analizaron las posibilidades de una amnistía, se pensó en indultos como posibilidad (sin contar con las limitaciones que esta figura aparece en la Constitución) y se consideró la necesidad de una reconciliación nacional y las dificultades para definir como terrorismo cuanto sucedió en los días turbios del “procés” del año 2017. En tromba, contra las afirmaciones de un personaje del PP, salieron los del PP, incluido su presidente, Sr. Feijóo, para desmentir cualquier discurso que no sea el que ellos pronunciaban.
¿Fue un francotirador por libre quien hizo esas manifestaciones ante 16 medios de comunicación? ¿Era una representación teatral para ocupar espacio en los medios de comunicación? ¿Se produjo una revuelta interna cuando se conocieron esas declaraciones? ¿Se lanzaba un mensaje a Junts para que rompa el pacto con el PSOE? ¿Se quiere ocupar las posiciones del sí y el no como sucedió en los tiempos en los que se planteó el final de ETA, siendo presidente el Sr. Zapatero? ¿Tiene que hacer el PSOE con la amnistía lo que no puede hacer el PP? ¿Dispone Junts de una información más comprometida sobre las negociaciones con el PP? El texto se podría llenar de preguntas que permanecen en el aire de una trama, por ahora oscura, que inició el PP y que se trata de ocultar a toda prisa. De momento, los y medios y opinadores de apoyo al PP se esfuerzan en elaborar argumentos para diluir la trama. Mientras, una parte de los ciudadanos españoles asiste con fascinación a un espectáculo con tan poca comprensión del verdadero significado como los niños pequeños, absortos y sin entender, contemplan un thriller en una pantalla de cine o de televisión.
Aunque debiéramos saberlo, se nos olvidan los trucos que encierra la política en la que, como primera promisión, siempre hay que preguntarse qué hay detrás de lo que se dice. Y es que las apariencias sí engañan y una autentica madurez cívica debería llevarnos a un cuestionamiento de lo que se dice, cuando se dice, cómo se dice. Un acontecimiento premeditado, como el que organizó el PP el día 9 de febrero ante 16 periodistas, no es algo banal. Aunque ahora, en tiempos de Cuaresma, se nos quiera enredar en un plástico de moralina en la que se ensalza el arrepentimiento, el compromiso moral, someterse a la justicia española de quienes organizaron el procés en la confianza de que, cuando ciertos asuntos los impulsa la derecha, la justicia es comprensiva y benévola.