EL HOMBRE DEL CASTILLO CATALÁN - Mario Blázquez (14 de mayo de 2018)
Albert Rivera insiste que se aplique el artículo 155 de la Constitución incluso aunque haya un nuevo Gobierno en Cataluña, pensando en que este nuevo Gobierno siga con las directrices del proceso separatista. Catalunya sigue abocada al bucle, casi ya kafkiano, por el que podría no tener Gobierno en firme de manera indefinida. Si hay elecciones, gana Ciudadanos, pero sin la mayoría requerida para gobernar, y de nuevo una coalición del proceso separatista sería frágil y sin estructuras definidas como para realmente asumir todas las responsabilidades. El problema ya no está en las manos del pueblo catalán, sino del Gobierno central, que sólo se ciñe a decirle a su socio que actuarán para hacer cumplir la ley, pero acatándola. A su socio y a todos los españoles. Las acciones de Mariano Rajoy son siempre como sus declaraciones, abstractas, sin mensaje, sin definición. Podría hacérsele cien veces una pregunta de sí o no, obteniendo siempre ambas a la vez. La ley, o la burocracia, puede ser así, a menudo nos quedamos varados en ese vació de especificidad de gestiones administrativas, como ciudadanos lo sufrimos, donde una falta de visión global nos puede ir haciendo pasar por ventanillas sin solución, por personas que no pueden ayudarnos porque su misión en la globalidad no está destinada a nuestra petición. Catalunya ya está más cerca de ser el castillo de Kafka que una república independiente, que una comunidad autónoma española. Pero K. no es ya Puigdemont, sino Rajoy.