Se aguarda cada año con interés los resultados del ejercicio económico de Eurocaja Rural, y no precisamente por la preocupación de ofrecer un balance parco en objetivos y resultados, más bien al contrario. En el de 2022, por ejemplo, los beneficios netos obtenidos han sido de 53 millones de euros, un 40% más respecto a los cosechados en el ejercicio precedente. De forma similar han concluido el resto de los indicadores del balance, con avances significativos en cada uno de ellos gracias a su actividad comercial y control de costes, aumento de reservas y una morosidad muy por debajo de la media del sector bancario. Una calidad en su balance y objetivos cumplidos que afianza a Eurocaja Rural en lo más alto dentro del compartimiento de cooperativas de crédito en este país.

Una trayectoria que comenzó en la década de los sesenta del siglo pasado en unos locales prestados en la calle Carlos V, de Toledo, y que hoy se concibe a través de 436 oficinas y de un grupo en constante aumento de 1.200 profesionales presentes en cinco comunidades autónomas (Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid, Comunidad Valenciana y Región de Murcia) y 14 provincias del país. Un equipo cualificado que aúna la tradición del servicio financiero presencial y cercano con las nuevas tecnologías, la banca electrónica y la innovación en productos y servicios.

Y es precisamente en los territorios más remotos, pueblos y pedanías que ven desaparecer los servicios financieros más básicos, donde el desamparo de tanta gente para acceder a una oficina bancaria resulta cada vez mayor. Y aquí es donde Eurocaja Rural “no te manda al cajero automático”, como recalca su publicidad, pues todavía el acceso al banco sigue siendo esencial para muchas personas a pesar de la irrupción del pago con tarjetas u otros medios electrónicos. En una apuesta firme y decidida contra la imparable exclusión bancaria que invade a este país, Eurocaja sigue instalándose en territorios de escasa densidad de población donde, en muchos casos, la única referencia bancaria es la propia cooperativa. Una propuesta que prima la atención cercana y de calidad, contribuyendo además al desarrollo del tejido empresarial, económico y social más próximo.

Mientras que la relación de bancos y cajas con sus clientes ha perdido la cercanía y espontaneidad de antaño y las entidades cada vez más abandonan esos territorios, Eurocaja Rural ve una oportunidad comercial en este proceso. Un procedimiento pertinente que cada año ratifican balances como los que acaba de presentar.