El tono agridulce que las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo han dejado para el PSOE en Castilla-La Mancha, con mayoría absoluta en la Junta de Comunidades pero pérdida de casi todas las grandes alcaldías de la región, abre un nuevo escenario político en la región, desde luego mucho más incómodo de manejar para el presidente socialista castellano-manchego, Emiliano García-Page, acostumbrado en los últimos años a controlar casi todas las instituciones de la comunidad bajo su color político.

El escenario, a partir de ahora, va a ser completamente diferente y al color rojo del PSOE hay que añadir ahora el azul del PP y el verde de Vox en los principales ayuntamientos y dos de las cinco diputaciones provinciales de Castilla-La Mancha. Si hasta el 28 de mayo, el PSOE gobernaba las cinco capitales castellano-manchegas, además de Talavera y Puertollano, es decir, las siete ciudades más grandes de la región, ahora sólo la ciudad de Cuenca permanece bajo alcalde socialista, mientras las otras seis ciudades recaen en manos del PP, casi todas gracias a los pactos con Vox. Y por si esto fuera poco, los socialistas pierden las diputaciones de Toledo y Ciudad Real, aunque mantienen Albacete, Guadalajara y Cuenca.

Esta nueva situación va a obligar al presidente Page a gobernar con otro estado de ánimo y conjugando los intereses de la Administración con ayuntamientos y diputaciones que ya no están bajo el manto de su poder. Es aquello que los franceses llaman sabiamente la "cohabitación", es decir, la convivencia política con otros dirigentes de distintos colores y, por tanto, la necesidad de potenciar valores democráticos como el diálogo, la negociación y el entendimiento a favor de todos los ciudadanos. Una crítica que suele hacerse a muchos dirigentes es que favorecen a los alcaldes y representantes de sus partidos en las instituciones por encima de otros de colores diferentes, pero esa tónica ahora puede ser difícil o imposible de aplicar.

En este sentido, Page ya ha dicho recientemente que gobernará para todos, aunque el movimiento se demuestra andando y a partir de ahora tendrá que poner en práctica esa máxima que tan bien suena. El presidente socialista de la Junta tendrá que lidiar con alcaldes del PP en Toledo (Carlos Velázquez), Albacete (Manuel Serrano), Ciudad Real (Francisco Cañizares), Guadalajara (Ana Guarinos), Talavera (José Julián Gregorio) y Puertollano (Miguel Ángel Ruiz), además de otros importantes municipios castellano-manchegos, mientras sólo en Cuenca (Darío Dolz) mantiene el PSOE su poder municipal.