Amigos “ratizos” y consejos de “la vieja”. Cavilaciones en Ruidera
“Ratizo” era un calificativo vernáculo, con el que gente del lugar han venido nombrando y catalogando a un matojo de la familia de las fagáceas, de bajo porte, bien de encina (Quercus ílex) o de coscoja, también del mismo género, difícil de diferenciar, a veces.
Pese a que cavilar es caer en abismos, en los que pocos reputarán recuerdos y pensamientos, en un multicolor y complejo universo de mutación de las cosas, de las costumbres y los valores humanos, buscamos, no obstante, como a una alta dignidad humana, traer a nuestro conocimiento el recuerdo del pasajero vivir, de seres humanos del alma.
Al margen del significado psíquico de las hondas y vidriosas miradas de aquel ser modesto y humanitario, tratando de trasmitir y renovar emociones y vivencias de su tiempo; sin vanidad, doblando la mirada al atardecer hacia el agua del río, que alimentaba, lavaba y alegraba; con sus muchos valores morales, aquel ser, muy humano, como en una teoría científica, nos apercibía: “cuando andes solo por la vida, aunque solos siempre andamos, lleva siempre el pie bien echado y no te fíes de aquellos sujetos “ratizos” que busquen tu amistad repentinamente, bien por lo que puedan, a la larga, pillar o por entretenimiento, cuando no tengan entre manos obra mayor. Muchos te utilizarán y engañarán, para sonar, aparentando ente que no son, porque son unos “ratizos”, que a la larga podrían deformar tu vida… En tu casa y con tus cosas, cuando para sí, intereses cuezan, serán una cosa, pero en su casa y con sus cosas, cosa muy distinta serán…En ti estará la gracia de saberlos diferenciar, pero aunque hasta en la distancia te produzcan malestar, no los odies jamás, porque nadie es justo siempre. Que a la corta o a la larga, todo borrico cae con la carga. Los que más te decepcionarán, serán aquellos “ratizos” que a ti llegarán siendo poquita cosa, pero al coger puesto con taburete cómodo y opípara tajada, si los necesitas, casi siempre aparentarán tener entre manos importante obra… Y esque, todo el que no ha sido cosa y luego cosa se hace, hay que ver las cosas que hace…Cuando veas un nogal, antes ponerte a rebuscar nueces debajo, a sus ramas primero has de mirar… Que no se te olvide nunca que, cuando más se visita un árbol es cuando está atestado de fruto…”.De vez en cuando ironizaba: “¡amigos!, ya no hay amigos, que el más amigo la pega, no hay más amigo que Dios y un duro en la faltriquera… Que es un enredo para muchas cabezas, llamarse Justo, de apellido Cabal y ser molinero…”.
Cuando aconsejaba, aparte de aleccionar para la desconcertante existencia, también lo hacía con el propósito de unirnos a los trazos de sus generosos sentimientos, en el abnegado y continuado sobreesfuerzo de su vida, que se iba con su universo. Pero nuestro “tacto” psicológico de adolescente, no daba para saber que, con aquellos sensitivos y sapientes consejos, se podían abrir puertas a reflexiones sobre cómo luego debían ser nuestros actos, y que ella, con aquella honestidad, no sabemos si transcendental, también buscaba una alta dignidad humana…