Feminización del cuidado
Cuando hay una separación o divorcio con descendencia de por medio, los tribunales a la hora de conceder la custodia se decantan por la parte materna. En el año 2016, se produjeron 101294 nulidades, separaciones y divorcios, de los cuales, el 47,2% hijos y/o hijas menores de edad. En el 66,2% de los casos con descendencia la custodia fue asignada a la madre, frente al 5% que fue asignada al padre, siendo el 28,3% custodia compartida (Encuesta de Nulidades, Separaciones y Divorcios, INE 25-09-2017).
Cuántas veces hemos escuchado: “no hay derecho, las mujeres siempre salen ganando, la justicia está de su lado”; “menos mal que en esto a las mujeres la justicia nos da la razón”. Antes de comenzar los trámites de separación o divorcio ya se da por sentado que la custodia será otorgada a la madre, y al final acaba siendo así, los datos hablan por sí solos, no es un sentir generalizado sino una realidad.
Podemos pensar que en esto la mujer gana y que todos son ventajas porque puede disfrutar de sus hijos/as, le pasarán una pensión alimenticia y podrá quedarse en la vivienda familiar si la hay. Pero si profundizamos en ello quizá descubramos que no son todo ventajas y que con esto se sigue relegando a la mujer al ámbito doméstico. Es un reflejo más, de la sociedad en la que vivimos, esa sociedad que sigue actuando apoyándose sobre los cimientos del patriarcado y reafirmando el papel de la mujer como cuidadora.
¿Qué gana la mujer con la custodia de los hijos y/o las hijas? ¿La obligación de ser mejor cuidadora que el padre? ¿Qué pasa cuando la custodia se la dan al padre? ¿La mujer es mala madre? ¿Nos hacemos la misma pregunta en el caso contrario?
Damos por hecho que debe ser así. Sigue estando normalizado el cuidado de los menores, en exclusiva, por parte de la madre.
¿Por qué tiene que ser en la mujer en la que recaiga el cuidado familiar y el hombre el encargado del sustento económico? En el 2016, según la estadística del INE, el 75,9% del pago de la pensión alimenticia corrió a cargo del padre, en el 4,8% de los casos de la madre, y en el 22,5% a ambos. De estos datos podemos deducir que la parte más solvente puede ser la masculina, si es así, por qué la custodia se la dan a la madre.
El concepto de posición de ruptura utilizado por Amartya Sen (1990) para explicar las desigualdades entre los géneros, nos puede ayudar a ilustrar esta idea. Viene a decir que cuando se produce una quiebra en las relaciones que mantienen unidos a los miembros de una unidad doméstica, las posiciones de los miembros de esta unidad pueden verse bastante afectadas. La ruptura de la pareja puede dejar a la mujer con menos posibilidades de acceder al mercado laboral si la custodia recae en ella, ya que necesita el tiempo para el cuidado del núcleo familiar. Ello merma su autonomía, debido también a que en la mayoría de los casos pasa a depender económicamente de la pensión alimenticia que le pasa el ex-cónyuge.
¿Es la mujer la que sale ganando en esta situación? No.
Entonces, ¿es el hombre el que más ventajas tiene al respecto? Tampoco.
Hasta que la igualdad no se implante de forma íntegra y se consiga estar en igualdad de condiciones ante los mismos hechos, los perjudicados serán ambos.
Estefanía Porras. Ex Trabajadora Social en la asociación de Alzheimer de Iniesta (Cuenca) y actual coordinadora del SAD en Asispa (Madrid)