De la pena de sedación
No, no es una errata, he dicho “sedación” que no sedición. Hay varios tipos de sedación, pero voy a centrarme en la consciente y la paliativa para pasar finalmente a la light, los famosos analgésicos que no es sedar como tal, pero que evitan el dolor, aunque curar, no cura ninguna. La sedación paliativa es cuando se administran remedios para aliviar el sufrimiento extremo al producir en el paciente una sensación de calma, desconocimiento del entorno o inconsciencia, la sedación consciente es cuando se combinan uno que ayudan a relajarse y otro que se encarga de bloquear el dolor. Digamos que la diferencia es que mientras en la primera se pierde el sentido de la realidad o la consciencia, con el segundo se puede alterar un poco la percepción sobre todo del tiempo, pero el paciente sigue consciente y aún puede comunicarse, quizás no con toda la claridad que desearía, pero por lo menos comunicándose al fin y al cabo. Por último y el más comúnmente usado está el famoso analgésico, de uso cotidiano para evitar el dolor.
Cierto es que no debe ser igual en todas las comunidades, ya saben, por eso de las transferencias y las autonomías. No es igual una sedación consciente en Castilla la Mancha y/o Valencia que una en Extremadura, o una paliativa en Galicia o el País Vasco que en Cataluña, incluso dentro de la propia Cataluña, será que va por barrios.
Últimamente también es verdad que tampoco afecta por igual a todas las profesiones o trabajos, al parecer no es lo mismo si estás en el ejecutivo que en el legislativo o el judicial, o quizás fuera al revés, bueno, a estas alturas tampoco es que se diferencien tanto, o algunos no quieren diferenciarlo, si Montesquieu levantara la cabeza, aunque sí que hay diferencias precisamente entre el resto, es decir los que sufren las consecuencias de las decisiones de los anteriores, mientras para algunos significa la liberación para otras la condena, y todo por el uso y abuso de placebos, soluciones envueltas en papel de caramelo pero que contrariamente en vez de mejorar la enfermedad sólo causa más dolor.
Lo que sí que es común para todas, y cuando es común digamos que es de carácter estatal, es el uso de analgésicos, que sin evitar la enfermedad, mitiga el dolor, al menos durante un tiempo corto aunque no se haga caso de las sabias palabras de su farmacéutico, “pero vaya usted a que se lo curen que si no irá a peor”.
No, no va el artículo por la polémica sobre la rebaja de la pena por sedición y malversación, va sobre la pena que produce la sedación generalizada a la que poco a poco nos están acostumbrando para tenerlos en una falsa calma y alejados de la realidad entre tanto placebo, analgésico y sedaciones que sin tener pena, dan mucha, pena.
Saturnino Acosta García. Maestro