Negociaciones de madrugada, tensiones y todo lo que no se ha visto del Congreso del PSOE regional
Emiliano García-Page ha sido reelegido secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha en un Congreso más convulso de lo que se esperaba, pero del que sale un partido completamente renovado -el 84% de la Ejecutiva es nueva- con el que quiere revalidar el Gobierno autonómico en 2019.
Tras un año que el propio García-Page ha llegado a tachar de "enormemente difícil", tanto por lo ocurrido en el partido como en el Gobierno autonómico, ha sido respaldado con casi el 80 por ciento de los votos, apoyo que le permite luchar para cumplir su proyecto a ocho años.
Se ha llevado, además, el aval del secretario general, Pedro Sánchez, a quien no respaldó en las primarias de mayo -fue férreo defensor de Susana Díaz-, pero con quien ha mejorado las relaciones y, sobre todo, en las últimas semanas han mantenido varias conversaciones a cuenta de la crisis de Cataluña.
Y es que García-Page, al que sus rivales veían agotado tras la victoria de Sánchez y abocado a una convocatoria de elecciones anticipadas después de que Podemos retirara el apoyo a los presupuestos de 2017, ha vuelto a tirar de sus dotes de equilibrista político para ganar las dos partidas.
Cambio en la mano derecha
Para afrontar su nuevo mandato, el segundo tras ser elegido en febrero de 2012, el dirigente socialista ha sustituido a su hombre fuerte, Jesús Fernández Vaquero, -que ha dado un paso al lado por "generosidad"- por el eurodiputado socialista Sergio Gutiérrez, de 35 años y a quien ya puso a prueba al encargarle coordinar su campaña de primarias.
Salió victorioso con el 71 por ciento de los votos frente al alcalde de Azuqueca de Henares (Guadalajara), el 'sanchista' José Luis Blanco.
Pero fue una campaña de primarias agria que, al contrario de lo que pensaban, se ha prolongado hasta el Congreso, donde el sábado Blanco y su equipo escenificaron sus discrepancias en el plenario donde se debatió el informe de gestión.
Pese a lo acordado en los "congresillos", votaron en contra del informe, que obtuvo el 80 por ciento de votos a favor; y, además, Blanco y otros tres compañeros tomaron la palabra para mostrar su desacuerdo, lo que molestó al equipo de García-Page.
Negociaciones hasta la madrugada... sin acuerdo
Ya por la tarde, pidieron reunirse con el secretario regional del PSOE, quien decidió que fuera Gutiérrez el que mantuviera esas conversaciones, la última a las 2.30 horas de la madrugada del sábado al domingo.
Pero no llegaron a ningún acuerdo y, aunque Blanco amenazó con presentar listas a la Comisión Regional y a la Comisión Federal, ya que había renunciado a integrarse en la Ejecutiva, finalmente no lo hizo.
"Para presentar esas listas necesitas 102 nombres y eso es difícil", han comentado a Efe en los pasillos del Congreso los afines a García-Page, que insisten en restar fuerza al alcalde de Azuqueca de Henares, aunque valoran que el cónclave haya servido "para hablar y mucho".
Y es que no solo ellos dialogaron, en la noche en la que cambiaron los relojes, de modo que a las 3:00 fueron las 2:00, hubo conversaciones hasta las 4:30 horas entre García-Page y los secretarios provinciales.
Gran renovación
Todo ello, para conformar una Ejecutiva más amplia que la anterior, renovada, paritaria, con una media de edad de 43 años y en la que solo se repiten ocho nombres, uno de ellos el de Cristina Maestre, que sale reforzada como portavoz regional del partido.
"Hace unos años, me elegisteis secretario general en el momento más difícil de la historia del partido en Castilla-La Mancha para echar de la Presidencia a Cospedal. Ahora, la energía y fuerza que me habéis dado en este congreso va a servir para que no vuelva", ha aseverado García-Page en su intervención tras ser proclamado.
Y, tras pedir disculpas por si alguien se ha sentido ofendido por sus decisiones, ha enviado un mensaje a su partido: "No queremos odios en el mundo, mucho menos entre socialistas".