Cebolla intenta recuperar la normalidad una semana después del caos
Los vecinos de la localidad toledana de Cebolla tratan de recuperar la normalidad tras la riada que se produjo el sábado 8 de septiembre, a consecuencia de una tormenta que desbordó el arroyo Sangüesa, y que ocasionó daños en unos setenta inmuebles y en una treintena de vehículos.
Los efectos de la crecida son todavía evidentes en este municipio de unos 3.500 vecinos ya que, aunque el barro casi ha desaparecido de las calles, todavía hay un buen número de viviendas y locales en los que el lodo arrastrado por el agua está muy presente.
Sin duda, el edificio más afectado por lo ocurrido es la biblioteca pública, situada a escasos metros de donde el riachuelo se desbordó, de tal manera que el inmueble ha quedado arrasado y ha perdido buena parte del material que almacenaba.
De hecho, la puerta prácticamente no se ve por la gran cantidad de sillas, sillones, mesas y armarios que allí se han acumulado a la espera de su retirada, dado que han quedado en tan mal estado que se antoja imposible su reutilización.
Justo detrás de la biblioteca el barro y el lodo movido por la fuerza del agua ya se ha secado y cubre casi en su totalidad los coloridos columpios de un parque infantil, sobre los que reposan algunos de los libros defenestrados por la riada.
A pocos metros se encuentra el centro de salud, que recuperó su actividad prácticamente al día siguiente de la crecida del Sangüesa, pero en cuyas paredes se puede ver todavía la altura que alcanzó el agua al pasar por allí, en algunos puntos casi tres metros.
Y un poco más delante de las dependencias médicas, junto a una placa de cerámica en la que se puede leer el nombre de la calle, Real, hay una farmacia de la que únicamente queda el rótulo del local y su característica cruz verde.
Algunos vecinos han explicado a Efe que este no es el único negocio que ha tenido que cerrar, dado que siguiendo por la calle Real hasta la plaza del Ayuntamiento hay varios que han corrido la misma suerte.
Daños a particulares
También hay viviendas en las que, una semana después de la crecida, sus propietarios se afanan en seguir limpiando el lodo acumulado en salones, cocinas habitaciones, cuartos de baño, patios o garajes. "Nadie ha tenido que dejar su casa para irse a vivir a otros sitio, pero hay muchos que han perdido muebles y todo tipo de electrodomésticos", ha comentado un vecino.
Mientras en Cebolla el día a día de los afectados se pasa evaluando daños, arreglando desperfectos y limpiando barro, el Ayuntamiento de la localidad está ultimando la solicitud al Gobierno central para declarar al municipio zona catastrófica. El Consistorio ha contabilizado entre 60 y 70 inmuebles dañados por la riada, así como una treintena de vehículos.
Muestras de solidaridad
A la espera de la llegada de las posibles ayudas del Estado, se suceden en pueblos de alrededor y en la cercana ciudad de Talavera de la Reina las iniciativas solidarias para recaudar fondos destinados a paliar los efectos de la crecida.
Instituciones y colectivos muy diferentes -desde el PSOE de Talavera de la Reina hasta la Asociación regional del Trastorno Específico del Lenguaje o el canal autonómico Castilla-La Mancha Media (CMM)- han organizado iniciativas para recoger libros para la biblioteca pública, que ha perdido 10.000 de los 12.000 ejemplares que tenía.
También el CF Talavera y el Torpedo 66, de Cebolla, disputarán el próximo día 26 un partido amistoso con carácter benéfico para recaudar fondos para los afectados por la riada. El encuentro tendrá lugar a partir de las 20:45 horas en el estadio municipal de Cebolla, que tiene una capacidad para 2.000 espectadores.