La foto de Toledo que querrás tener: abre un nuevo mirador desde el puente de Alcántara
La rehabilitación del torreón ha permitido descubrir el rastrillo original de la puerta, que es de los siglos XII o XIII.
26 abril, 2022 14:45La rehabilitación del torreón del puente de Alcántara de Toledo ha permitido descubrir el rastrillo original de la puerta. La datación a través del Carbono-14 ha permitido situarlo entre 1156 y 1266, desvelando que se trata de uno de los más antiguos datados fehacientemente en Europa.
Así lo ha dado a conocer este martes el responsable de Patrimonio de la Fundación Montemadrid, Gabriel Morate, que junto a la recién nombrada directora general de la Fundación Montemadrid, Amaya de Miguel, y la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, han presentado este martes los resultados del proyecto de restauración del torreón medieval del puente de Alcántara, uno de los elementos más emblemáticos del sistema de fortificación y defensa de la ciudad de Toledo.
Según ha informado en nota de prensa el Consistorio, el rastrillo, elemento defensivo que aunque ya se conocía en la Antigüedad se populariza en la Baja Edad Media, es una reja que se desliza verticalmente entre hendiduras laterales para poder bloquear rápidamente el pasaje de ingreso a una fortificación.
Importancia estratégica
Su enorme importancia en este caso no sólo fue defensiva, sino estratégica, al confluir en esta torre-puerta los caminos que desde el otro lado del Tajo provenían del este y del sur, así como también fiscal --cobro del impuesto del pontazgo--, policial y sanitaria, ya que ayudaba a aislar la ciudad en momentos de epidemias.
Con seguridad, el rastrillo de este torreón es coetáneo a la construcción del torreón, fechada en 1214. Los muy pocos rastrillos que se conservan en la actualidad en el mundo son o bien del siglo XIV o bien reconstrucciones contemporáneas y están realizados con listones de madera de hierro a modo de reja.
El hecho de que este rastrillo esté compuesto por pesados tablones de madera y de que se haya conservado a lo largo de los siglos convierte en más insólito aún el hallazgo. Además, gracias a esta restauración se ha reconstruido su mecanismo de izado en el cuerpo superior de guardia del torreón, permitiendo así que la visita sea más atractiva, didáctica y excepcional.
Nuevo mirador
Por su parte, Milagros Tolón ha destacado que con esta actuación se persiguen varios objetivos. "Por una parte, damos formación a jóvenes para mejorar su empleabilidad, recuperamos patrimonio en un espacio vinculado a Alfonso X en el año de su VIII Centenario y se añade al catálogo de la ciudad un nuevo foco de atracción turística, descongestionando los itinerarios habituales".
"Adecentamos, además, un nuevo mirador en un entorno de gran riqueza paisajística, natural y patrimonial", ha dicho la alcaldesa, quien ha agradecido la iniciativa de la Fundación Montemadrid y ha recalcado que con este proyecto "se une el pasado con el futuro de los jóvenes" que han recibido formación para su inserción en el mundo laboral.
El Puente de Alcántara de Toledo es uno de los más importantes elementos del complejo y variado sistema de fortificación de la ciudad. Su origen se remonta a época romana, si bien la primera noticia en crónicas históricas data del año 788. No obstante, el puente actual se debe a una reconstrucción en época de Alfonso X acometida tras los estragos que un gran diluvio provocó en 1259.
Una torre-puerta
El torreón occidental, cuya construcción las referencias históricas sitúan en 1214, es un auténtico "hito" visual en la ciudad de Toledo. Se trata de una torre-puerta exteriormente ejecutada con fábrica de sillería granítica, con una altura sobre su nivel de arranque en la ribera que supera en algunos puntos los 30 metros.
El proyecto de restauración dirigido por la Fundación Montemadrid ha recuperado la gran estancia superior y el sistema defensivo completo de esta torre-puerta. Los trabajos ejecutados hasta el momento se han realizado en la terraza superior, y pasan por el completado de cúspides de almenas, recrecido parcial de las faltantes, colocación de quitamiedos, reejecución de la parte perdida del adarve, colocación de luminarias, sustitución de piezas de solado deterioradas y reparación de poterna de salida.
También se ha actuado en la escalera de acceso a la azotea y en la sala de cuerpo de guardia --pasamanos, iluminación y señalización, restauración de peldaños, mallas de protección anti aves, descegado manual de arcos--; y en el rastrillo, con el que se ha llevado un proceso de análisis, reparación, estudio y consolidación. De igual modo, esta intervención ha permitido redescubrir la buhedera practicada en una de las bóvedas y los orificios practicados en las dos bóvedas que probablemente sirvieran para disponer contrapesos que aligeraran las maniobras del rastrillo.
Terminadas estas labores, enteramente realizadas por los alumnos de la Escuela de Formación y Empleo, a partir de ahora comenzará una segunda fase de restauración de la mano de especialistas: restauración de bóvedas, analítica y restauración de inscripciones presentes en el conjunto de lápidas con epigrafía para el repincelado de letras y diseño del plan de visita pública, comunicación y difusión.
Todo ello supondrá la puesta en valor de este monumento, proporcionando la contemplación de un elemento de arquitectura militar medieval excepcional, con el añadido de una gran estancia con miradores inéditos sobre el Tajo y la ciudad de Toledo para disfrute de sus visitantes. La visita permitirá llegar desde el nivel del puente hasta el piso primero y a partir de éste, una vez contemplado el rastrillo y su funcionamiento, acceder al terrado con su adarve o andador perimetral.
El Ayuntamiento y Montemadrid son las responsables de este proyecto que es mucho más que una acción de conservación del Patrimonio, puesto que uno de los objetivos del convenio firmado entre ambas instituciones en 2019 ha sido formar y ofrecer una alternativa laboral a nueve jóvenes desempleados de entre 18 y 30 años.
Con este fin se creó la Escuela de Formación y Empleo Municipal, un centro piloto en el que se impartió formación en albañilería clásica a estos jóvenes en situación de difícil empleabilidad y en la que se alternó el aprendizaje con el trabajo productivo en aquellas labores de restauración del torreón que no requerían de mano de obra especializada.