La psicóloga Ana M. Ángel Esteban.

La psicóloga Ana M. Ángel Esteban.

Vivir PSICOLOGÍA

Cómo detectar los signos ocultos de maltrato, una realidad silenciosa que a veces pasa desapercibida

Cambios en la autoestima, aislamiento de amigos y familiares o recibir críticas constantes pueden ser algunos de ellos.

Más información: ¿Quieres saber si tienes inteligencia emocional? Así nos ayuda en la vida, día a día

Ana M. Ángel Esteban
Publicada

El maltrato, y no hace falta que sea machista, a menudo se presenta de manera sutil, envuelto en comportamientos que pueden ser difíciles de identificar, hasta el punto de parecer que quien nos maltrata simplemente se preocupa por nosotros. Sin embargo, nos inculca culpa y nos mantiene atrapados en un pozo que nos impide ver la luz, sin que siquiera dudemos de que estamos siendo anulados.

Es cierto que el cuerpo da signos de malestar que, con el tiempo, aumentan y hasta pueden confundirse con problemas de salud física. Pero desde un punto de vista psicológico, la ansiedad, la pena y la apatía están siempre presentes.

Signos sutiles de control emocional

El control emocional es una forma insidiosa de abuso que es más fácil que ocurra sin que tomemos medidas cuando tenemos idealizada a la otra persona, cuando tendemos a relativizar las situaciones, cuando nuestra educación nos inculca la preocupación por el "qué pensarán de mí", o cuando, por inseguridad o baja autoestima, priorizamos a los demás. La falta de afecto y los apegos mal formados en la infancia también influyen. Estas personalidades o esquemas de pensamiento mal aprendido hacen casi imposible identificar este maltrato sutil y, mucho menos, enfrentarse a quien lo ejerce.

Estos signos pueden manifestarse de muchas formas: comentarios despectivos, burlas, hacernos el vacío, dejarnos de hablar durante días, compararnos constantemente con otros o frases como "te lo digo por tu bien" o "me preocupo por ti". Incluso pueden molestarse cuando reaccionamos. También se manifiestan a través de la minimización de lo que hacemos o sentimos, entre otras actitudes que, aunque sutiles, son muy dañinas.

¡Es tan fina a veces la línea entre la broma y la falta de respeto, entre la manipulación y el control! Es común escuchar frases como "era una broma" y no reaccionar a tiempo, si es que lo hacemos. Este tipo de comportamiento desgasta la confianza y la autoestima, promoviendo un estado de dependencia emocional que es difícil de romper.

De estas personas despreciables, a veces, también recibimos una "palmadita" o algún halago que nos confunde, y así es como se desarrolla esa terrible dependencia emocional a la que me refiero.

Los actos de desvalorización suelen comenzar con pequeñas críticas, bromas que parecen inofensivas o comentarios casuales dirigidos a minar o menospreciar nuestros logros y aspiraciones. Tengamos en cuenta que quien maltrata se siente superior en su complejo de inferioridad y, al anularnos o manipularnos, mide nuestra capacidad de tolerar y acceder a sus demandas.

Con el tiempo, estas conductas se convierten en un patrón que deja a la víctima sintiéndose impotente y confundida. Además, este control emocional incluye estrategias como el gaslighting, una técnica manipulativa que hace que la persona cuestione su propia realidad, memoria o estabilidad emocional. Por ejemplo, el agresor puede desestimar los sentimientos de la víctima, haciéndole creer que son exagerados, irracionales o incluso vergonzosos. Esto provoca que la víctima dude de su percepción del mundo y de sí misma.

Este ciclo de abuso crea una lucha interna que desestabiliza emocionalmente a la víctima, generando un entorno tóxico en el que constantemente mide sus palabras y acciones para evitar conflictos o, al menos, mantener la "normalidad". El amor y el respeto quedan anulados, siendo reemplazados por el control y la manipulación.

Indicadores de violencia psicológica

Cambios en la autoestima, aislamiento de amigos y familiares, sentirse perdido dentro de la propia identidad o recibir críticas constantes, incluso en público, son claros indicadores de violencia psicológica. Estos signos sutiles pueden parecer problemas cotidianos, pero con el tiempo revelan la dinámica destructiva de una relación abusiva.

Las víctimas pueden empezar a dudar de su valía personal, incluso en los aspectos más básicos. A menudo sienten que deben comportarse como el agresor les dicta para evitar confrontaciones y mantener la paz. Esto no hace más que empoderar al maltratador. Según estudios recientes, hasta un 70 % de las mujeres afectadas experimentan este tipo de abusos, mientras la sociedad, en muchos casos, permanece indiferente. Estos comportamientos, al no verbalizarse o relativizarse incluso desde fuera, perpetúan el ciclo de abuso.

Es importante entender que estas personas no cambian. Su forma de relacionarse es así, con esta o con cualquier otra pareja. La falta de apoyo y comprensión por parte del entorno agrava la situación, haciendo que las víctimas se sientan aisladas, desamparadas y, una vez más, dudando de sí mismas.

La necesidad de ayuda especializada

Esta situación requiere ayuda profesional para resolver las dudas internas y, finalmente, salir de esa relación sin miedo.

Aunque me refiero principalmente a la violencia machista, que es la más frecuente según las estadísticas, debemos recordar que el machismo es un sistema de creencias que perpetúa la desigualdad y la violencia. En sociedades con altos índices de machismo, también hay tasas elevadas de violencia de género en las relaciones personales y sexuales. Incluso el consumo de pornografía, en algunos casos, siembra dinámicas de dominancia y consentimiento que perpetúan estas relaciones abusivas.

La falta de educación y la normalización de ciertos comportamientos hacen que el maltrato oculto pase desapercibido. Sin embargo, cuando estamos dentro de estas relaciones, siempre existe un grado de intuición que nunca engaña: esa sensación de ansiedad interna, esa duda de si algo es normal o no. Nunca ignores estos sentimientos, porque son indicadores de que algo real está ocurriendo.

El papel de la educación

La educación y el tratamiento psicológico son claves para empoderar a las víctimas y liberarlas de sus tiranos. Es esencial prevenir este maltrato desde la infancia. Sin embargo, en muchas familias se educa en el machismo y en ideas como "no todo es fácil", "hay que aguantar un poco" o "es normal discutir en pareja" y muchas más frases que escucho de primera mano de padres hacia sus hijos y de las propias víctimas cuando me verbalizan que quizás ellas exageran y que no tome en cuenta todo lo que me dicen porque seguro que se equivocan y él no es tan malo Increíble, pero real.

Quiero dejar claro que, si estás siendo maltratada de manera sutil, no estás exagerando. Que el maltrato sea sutil no lo hace menos importante ni más tolerable; solo significa que es más difícil de detectar y que quien lo ejerce es más habilidoso.

Ana María Ángel Esteban es una psicóloga y sexóloga con consulta en Toledo.