La gobernabilidad del país depende en buena medida de la gobernabilidad del PSOE. Ambas están en estos momentos en el aire por la lucha de poder entre Pedro Sánchez, el secretario general del partido, y Susana Díaz, la líder de los socialistas de Andalucía, la federación con más peso. La animadversión entre ambos era latente antes de pasar por las urnas, pero se reavivó nada más se conocieron los resultados.
Este lunes, en el Comité Federal del PSOE, ambos miden sus apoyos. Se trata del máximo órgano de decisión del partido entre congresos. Tiene más poder que la Ejecutiva que dirige Sánchez y en sus reuniones, al menos dos al año, participan y votan resoluciones un centenar largo de cargos del partido.
Para preparar la reunión, Sánchez convocó este domingo a todos los dirigentes territoriales a una reunión que se duró más de cuatro horas y se celebró en la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid. Tras ella, el equipo del líder socialista se apuntó un tanto al lograr que los principales barones le autoricen a sondear a Podemos sobre un pacto de Gobierno siempre que el partido de Pablo Iglesias renuncie a la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.
"Si Iglesias retira lo que nos ha puesto, entonces nos podremos sentar a hablar", dijo Díaz al salir. Javier Fernández, presidente de Asturias, consideró el referéndum la "línea roja" que nunca aceptarán los socialistas. "Es la que nos impusieron a nosotros al día siguiente de las elecciones. Pues la nuestra es la inversa. Ellos retiran esa posición y nosotros hablamos de otras cosas, que es lo que interesa a los ciudadanos", dijo. Para Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, "un partido con vocación de gobernar", no puede "negarse a ningún diálogo porque la inmensa mayoría de la gente está esperando que haya acuerdo".
La postura de los barones, aglutinados en torno a Susana Díaz, supone una suavización del "no" a Podemos que venían manteniendo en la última semana, por lo que también puede considerarse un balón de oxígeno para Sánchez. Sin embargo, en realidad sólo pospone el pulso entre el actual líder del PSOE y la que en privado asegura que quiere ser la siguiente. Está por ver que Podemos y sus aliados, entre los que están Ada Colau, Compromís y las mareas gallegas, renuncien al referéndum. En caso de conseguirlo, el voto a favor de al menos un partido minoritario como ERC, PNV o Democracia i Llibertat (la antigua Convergència Democràtica de Catalunya) seguiría siendo imprescindible para que Sánchez fuese investido.
Por ese motivo, siguen abiertas las opciones de evitar el pacto con Podemos y allanar el camino para que Díaz pueda dar el paso con el que tanto ha amagado. Si el PSOE sabe que Rajoy naufragará porque no tendrá los votos suficientes, Díaz y una mayoría de barones cree que el siguiente en no conseguirlo será Sánchez por los mismos motivos. Después de eso, sólo quedaría volver a las urnas.
Los resultados y los pactos
Más allá de la ambición personal y política de cada uno, la batalla entre Díaz y Sánchez puede resumirse en dos discrepancias clave: el análisis de los resultados electorales y la traducción a pactos poselectorales del "no" a Mariano Rajoy que ambos comparten. Sánchez ha dicho que los 90 diputados que logró el PSOE conforman un resultado "aceptable" por la extrema complejidad de los comicios. El candidato reclama su oportunidad de ser presidente si logra aglutinar a la fragmentada y diversa izquierda bajo un "gobierno progresista y de cambio", según anunció este miércoles. Para él, los ciudadanos han hablado ya y volver a las urnas es la última de las opciones.
Díaz considera que el resultado ha sido malo y que merece una "reflexión profunda", según ha repetido en los últimos días. Además de en Andalucía, el PSOE sólo ha ganado las elecciones en Extremadura. En el conjunto del país, los socialistas han retrocedido 20 escaños y un millón y medio de votos respecto a 2011. Ni con los 110 escaños que tuvo Rubalcaba en 2011 el PSOE hubiera ganado al PP, que el pasado domingo alcanzó los 123 escaños pese al desgaste de Rajoy. Para Díaz, que gobierna gracias a Ciudadanos, hablar con Podemos es sentarse "a negociar con fuerzas políticas que están planteando la ruptura de España" y que lo que quieren es "ganar y eliminar al PSOE".
Si Sánchez logra un pacto de investidura, Díaz podría perder su último tren a la primera línea de la política nacional. Si no hay acuerdo y España vuelve a las urnas, Díaz dice que pujará por ser la candidata. A tenor del peso de Andalucía y los apoyos con los que cuenta la virtual candidata, Sánchez tendría muy difícil mantenerse al frente.
La duda: el cómo
La duda de los barones es cómo ordenar los acontecimientos para que el aterrizaje de Díaz sea percibido como una necesidad por el PSOE y los electores y nunca como el desenlace de una sangrienta lucha de ambiciones políticas.
Los barones llegaron este domingo a Madrid con una dura declaración bajo el brazo. Aunque generalmente es la Ejecutiva socialista la que prepara los borradores de los textos que aprueba el Comité Federal, Díaz y los principales dirigentes territoriales contaban ya con el suyo. Para su redacción fueron consultados los principales aliados de Díaz: Ximo Puig (Comunidad Valenciana), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Javier Fernández (Asturias) y Javier Lambán (Aragón), todos ellos presidentes autonómicos.
El texto contenía varios torpedos a la estrategia de Sánchez: consideraba malos los resultados electorales, asumía que el PSOE no tiene los escaños suficientes para formar Gobierno y que los ciudadanos lo han colocado en la oposición, rechazaba un independiente o tecnócrata como presidente y cualquier pacto con partidos que puedan poner en riesgo la unidad de España con iniciativas como el referéndum en Cataluña que propone Podemos. Por si fuera poco, emplazaba al PSOE a celebrar un congreso para renovar la Ejecutiva y el partido. En otras palabras: ataba de pies y manos a Sánchez para lograr un acuerdo que lo lleve a la Moncloa y fijaba ya la fecha de caducidad de su mandato como secretario general.
La reunión preparatoria del domingo por la noche suavizó en parte el borrador para permitir a Sánchez negociar con Podemos a cambio de que el partido morado renuncie al referéndum. Además, durante el cónclave previo al Comité Federal no se llegó a tratar en profundidad la fecha del congreso socialista, según fuentes de Ferraz.
La aritmética en el Congreso… y en las autonomías
Con los votos en contra de Podemos y el PSOE, la investidura de Rajoy está condenada al fracaso. Incluso aunque Ciudadanos pasase de la abstención al sí a Rajoy, el resultado sería muy ajustado y el PP debería contar con partidos como ERC, CDC o Bildu para lograr la investidura, algo altamente improbable.
Díaz y su equipo se ha pasado el fin de semana sopesando la intensidad de la declaración del Comité Federal y contando los votos que podría obtener dependiendo de si el texto es más o menos estricto con Sánchez. En esto, entre los barones hay opiniones variadas. Díaz, que gobierna con Ciudadanos, se ha mostrado a favor de plasmar por escrito la decisión del PSOE de quedarse en la oposición y renunciar a un encargo de formar Gobierno, una prerrogativa que corresponde proponer formalmente al rey Felipe VI. Javier Fernández, que gobierna en Asturias gracias a IU y con la oposición de Podemos, también. Sin embargo, García-Page y Puig dependen de los votos de la formación de Pablo Iglesias y temen que una resolución extremadamente dura ponga en jaque no sólo a Sánchez sino también a sus gobiernos regionales.