La ausencia de lluvia y las altas temperaturas comienzan a mostrar secuelas tras un año en el que los embalses de España se encuentran al 40% de su capacidad. La falta de agua en distintos puntos del país ha llevado a gobiernos autonómicos a plantear protocolos restrictivos en el uso de agua, que se verá condicionada a los usos prioritarios. Por ejemplo, en algunas zonas de Galicia o Andalucía, el relleno de las piscinas o el uso de las duchas en las playas ya ha sido limitado.
Esta situación de emergencia hídrica afectará, y ya lo está haciendo, de forma estructural a sectores como el ocio, la agricultura, la ganadería o la industria, que ven condicionados sus ejercicios y están supeditados a una disminución notable en sus consumos de agua.
Por el momento, el consumo doméstico no se ve afectado, pero algunos municipios ya han puesto en marcha campañas de concienciación a la población para reducir el consumo por habitante/ día para ajustarlo a la recomendación de la ONU, que establece entre 50 y 100 litros de agua la cantidad suficiente para uso doméstico y personal.
Según datos de Naciones Unidas, el 20% del agua extraída a nivel mundial se emplea para la industria, mientras que el 70% se destina a la agricultura. De este modo, cerca del 90% del agua consumida al año podría ser regenerada, lo que daría lugar a una economía circular del agua que al mismo tiempo reduciría la extracción de las reservas de agua potable.
España es uno de los países de Europa más expuestos al estrés hídrico, de forma que, al igual que se buscan fuentes energéticas innovadoras, es capital encontrar fuentes alternativas de agua, con el objetivo de reducir el impacto en este recurso escaso del cambio climático, el aumento demográfico o la huella turística, entre otros, y responder a los estándares sostenibles del uso circular.
El potencial del agua reutilizada
España cuenta con una amplia red de más de dos mil estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR). Estas instalaciones permiten tratar el agua residual de los núcleos urbanos para su correcta devolución al medio ambiente, así como regenerar el agua para utilizarla en el riego, limpieza urbana de calles y alcantarillado o darle un uso industrial.
Estas aplicaciones no requieren de una calidad tan exigente como la necesaria para el consumo humano, por lo que suponen una fuente alternativa de agua indispensable para la situación de alerta por sequía en la que está inmersa el país.
Pese al alto porcentaje de agua susceptible de ser regenerada, Eurostat (2020) reporta que tan solo el 12% del agua residual tratada por España es reutilizada, lo que da una idea del potencial de crecimiento con el que cuenta esta herramienta. Junto al agua regenerada como solución para hacer frente a la escasez de agua, existe otro sistema complementario que convendría impulsar: la desalinización.
Según datos del Instituto del Agua y las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante, España cuenta con 765 plantas desaladoras, que producen más de 5.000.000 de metros cúbicos al día. De este modo, nuestro país es un referente a nivel mundial en este proceso alternativo de obtención de agua potable.
Existen ejemplos paradigmáticos en España sobre el uso de este sistema, como el caso de las Islas Canarias, donde el agua potable suministrada a Lanzarote y Fuerteventura únicamente procede de desaladoras.
Junto a estas herramientas, la búsqueda en la eficiencia del uso y la calidad del agua pasa por una mejora de toda la red de abastecimiento y alcantarillado de España. Así, según el XV Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento de AEAS (2018) la inversión prevista, tanto en los presupuestos generales como en los planes locales de inversión, continúa siendo insuficiente, con cerca del 40% de la red de abastecimiento con más de 40 años de antigüedad.
Otras medidas necesarias para el abordaje de la emergencia hídrica a la que se enfrenta España son la adaptación de las ciudades ante el riesgo de inundación, mediante sistemas de prevención y alerta y asimilación; el mantenimiento de las presas y embalses para optimizar tanto la calidad como la cantidad disponible del recurso, así como el fomento de la divulgación en torno a la reutilización del agua en la sociedad.
Es cierto que las inversiones por parte del Gobierno en el ciclo integral del agua han aumentado con respecto a los últimos años y se prevé que lo sigan haciendo. Como ejemplo tenemos el PERTE de digitalización del ciclo del agua, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 22 de marzo de 2022.
Este plan contempla un impulso a la digitalización de los distintos usuarios del agua, pero no cuenta con una partida destinada a la mejora o construcción de infraestructuras.
En definitiva, las soluciones ante emergencia del agua en la que se encuentra España están identificadas y puestas en marcha. Sin embargo, la capacidad de hacer frente a este reto, y superarlo, dependerá de la inversión para renovación, mantenimiento y nueva construcción de infraestructuras.
*** Francisco Lombardo, presidente del Foro de la Economía del Agua.