Persona sujetando en las manos una bola del mundo hecha de hierba.

Persona sujetando en las manos una bola del mundo hecha de hierba. Sakorn Sukkasemsakorn Istock

Historias

¿Calcular la huella de carbono de un particular o una pyme es una herramienta útil? Solo si sabe hacerlo bien

Expertos e instituciones apuestan por incluir la información de emisiones GEI en los productos para que el consumidor decida.

19 agosto, 2024 01:47

La huella de carbono es la suma de todos los gases de efecto invernadero (GEI) que emite una persona, una empresa o un país. El impacto que en el calentamiento global, y por extensión en la crisis climática, suponen las actividades del ente elegido, bien porque se desplace en un vehículo alimentado con combustibles fósiles, consuma determinados alimentos o vista ropa producida de manera poco sostenible.

Ya que es intuitiva, permite comparar fácilmente las ventajas o desventajas de diferentes procesos y se puede aplicar a diferente escala. Pero las dudas surgen en la medida en que está pensada para la conducta individual. ¿Es útil realmente como herramienta? ¿Es lo mismo sacar la de un particular que la de una empresa… o la de toda España?

Información de CO₂

El profesor Emilio Chuvieco es Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alcalá de Henares y uno de los fundadores de su Observatorio de la Huella de Carbono. Nos explica que, "la huella de una empresa es más fácil, porque la mayor parte de elementos que se necesitan para calcularla están controlados por la propia empresa. Precisa de un buen seguimiento y trazabilidad de los clientes y de las materias primas, pero sobre todo de la energía que está utilizando para su actividad". 

En el caso del ciudadano particular, "es más complejo, sobre todo porque de muchos productos de consumo no tenemos datos suficientes y la ley, por el momento, no obliga a que incluyan la huella de carbono como si hacen con la nutricional o similares".

 El experto considera clave ese tipo de información porque "si los consumidores decidiesen, por poner un ejemplo, comprar el arroz con menos huella de carbono, las empresas ya se las apañarían para poder ofrecérselo y habría menos emisiones". Recuerda igualmente que los estudios apuntan a como "entre el 70 y el 80% de los GEI provienen del consumo".

El Observatorio de la UAH ha desarrollado una calculadora de huella de carbono disponible online y que permite hacerse una idea del impacto personal a partir de una serie de variables. Algunas son más generales (tamaño del municipio de residencia, edad, sector en el que trabajas) y otras bastante más específicas (consumo estimado anual de gasolina, gas natural o pellets de madera, por dar algunos ejemplos). 

La web incluye también una sección con la explicación de cada cálculo y alternativas más respetuosas con el medio ambiente para las decisiones de consumo que más carbono emiten. También datos generales, para que puedas saber cuánto CO₂ emite una camiseta de algodón (todo un kilogramo).

Exigir transparencia

Sergio Álvarez, profesor en la Universidad Politécnica de Madrid y miembro del Observatorio de Acción Climática (OAC), una asociación de científicos y especialistas de diferentes campos que desde 2022 examina las actuaciones en reducción de huella de carbono.

Él pide poner más foco en el sector privado e instituciones públicas que en el ciudadano medio: "Los estudios son claros y muchas multinacionales emiten más GEI que países enteros. Puede ser útil obtener un cálculo por hogar, o per cápita, pero quienes conocen los procesos y la cadena de valor de cada producto son las empresas, y tienen la capacidad de actuar".

Lo que ocurre es que "los actuales sistemas de certificación de la huella de carbono, como el de la Oficina Española de Cambio Climático, están incompletos. Muchas empresas hacen públicos lo que se llaman los alcances uno y dos, es decir, las emisiones asociadas a la quema de combustibles fósiles y al consumo de electricidad. Pero dejan fuera a lo que se llama el alcance tres, que es todo lo que viene de la cadena de valor, de todas las emisiones de todos los productos que compran, de los residuos que generan, del viaje de sus empleados, de las inversiones…", lamenta el investigador. "Es dejarte fuera de la fotografía al 90% de las emisiones", añade.

Además, las administraciones públicas, "que son las que tendrían que ir por delante, en transparencia también", van con lentitud. "Las organizaciones que mejor están cuantificando su huella de carbono, son empresas privadas. Alguna pyme mejor que las de IBEX35, de hecho". El OAC ha publicado ya tres informes desde 2022, dos midiendo al sector privado y otra a las universidades. 

Si hay que bajar hasta los casos particulares, lo que recomienda es hacer un buen cálculo de la huella. "Se aplica la regla de Pareto: el 80% de los impactos los producen, el 20% de tus actividades. En mi caso, por ejemplo, me salió el transporte, es por ahí por donde peco", explica Álvarez. "Luego, en función de donde tienes el exceso, encuentras alternativas seguro".

Desde el Observatorio añaden que es importante tener en cuenta que invertir en la reducción de huella de carbono es una decisión económica. "A lo mejor no es rentable el primer año ni el segundo año, pero es como una amortización. Si mejoras la huella de carbono, no solamente consigues una reducción de tus emisiones de gases de efecto invernadero, sino que casi siempre llevas aparejado una reducción de tus consumos económicos en la producción, no en lo que es el consumo mensual". 

Por su parte, Emilio Chuvieco, de la UAH, recuerda también los 'bonos de carbono', cuotas de emisión de GEI que las empresas pueden consumir o 'vender' a otras firmas. "La huella de carbono está asociada, al final, a la energía que se consume. Si se emite menos, es que se está siendo más eficiente, produciendo o ganando lo mismo con menos gasto". Aunque sabe que es una medida controvertida, entiende que "es un incentivo económico: si ven que repercute en los balances, las empresas tenderán a corregir esos temas".