
Esclavistas africanos transportando a sus prisioneros en 1874 Wikimedia Commons
Detectando señales de alerta: cómo identificar posibles situaciones de trata de personas y actuar al respecto
Esta jornada nos invita a reflexionar sobre el compromiso con la memoria histórica y la necesidad de permanecer en la lucha contra esta lacra social.
Más información: Los refugiados rohingyas en Bangladés: la historia olvidada del pueblo musulmán más perseguido del mundo
Entre los siglos XV y XIX se desencadenó, sin reparo alguno, una de las mayores tragedias humanas acaecidas en la historia moderna: la esclavitud y la trata transatlántica de personas. A lo largo de 400 años, más de 15 millones de individuos sufrieron las deplorables consecuencias de una descomunal migración forzada, por el Atlántico, que supuso un capítulo imborrable para la (in)humanidad.
El éxodo de gran parte de la población del continente africano ocasionó que muchos de ellos acabarán su vida en las Américas. Desde 1501 hasta 1830, alrededor del 96% de los ciudadanos de África, cautivos en manos de aquellos defensores de la falsa narrativa de la supremacía blanca, atracaron en los puertos de Sudamérica y las islas del Caribe, tras un largo viaje hacinados en barcos de condiciones insalubres.
Se estima incluso que durante este largo periodo, "cuatro africanos cruzaron (obligados) el Atlántico por cada europeo", dejando entrever una clara expansión de la diáspora africana lejos de su lugar de origen.

Plan Internacional
Cada una de estas personas tenía consigo una historia única, un relato de vida que, como una mochila invisible, cargaba con los ecos de su ser. Millones de memorias que fueron desgarradas por la barbarie, vidas interrumpidas y sueños truncos, que se materializaron mediante el secuestro y el tráfico masivo de individuos como meras mercancías generadoras de ingresos económicos.
El recuerdo de todos aquellos que lucharon por escapar del yugo de sus victimarios para conquistar la ansiada libertad, y como tributo a otros tantos que dieron por pérdida su identidad doblegándose ante el látigo de sus opresores, cada 25 de marzo se conmemora el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos.
Una jornada donde, además de rememorar la deshumanización de millones de seres humanos sometidos a un sufrimiento cruel y desalmado, se hace un llamado a la urgente necesidad de actuar ante la trata moderna que persiste en nuestra realidad contemporánea.

A bordo de un barco esclavista, grabado de Joseph Swain, 1835 Wikimedia Commons
La esclavitud en el siglo XXI
Hogaño, el tráfico de seres humanos, consolidado como la esclavitud moderna del siglo XXI, lejos de desaparecer, se encuentra enquistado en las sociedades de manera difícilmente visible. Este crimen furtivo de gran calibre, y que ha dejado un legado pernicioso de racismo y tráfico de personas, tiene recogida su definición en el Artículo 3(a) del Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños.
"La captación (...) o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza (...), al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder (...) con recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación (...) como la explotación de la prostitución ajena (...) —incluida la pornografía—, los servicios forzados, la esclavitud (...), la servidumbre, las actividades delictivas y la extracción de órganos".
Pese a los esfuerzos de las organizaciones internacionales y los avances legales para erradicar esta práctica en cuestión, las redes de trata de individuos mantienen sus operaciones a gran escala al servirse de la vulnerabilidad y la flaqueza de las personas, particularmente de mujeres, niños y sobre todo, migrantes.
Posibles señales
A continuación, con la humilde intención de contribuir al fin de esta lacra, y de la mano de Accem —una organización sin ánimo de lucro española especializada en la atención de refugiados, inmigrantes en situación irregular o riesgo social— se exponen posibles señales de alerta para el reconocimiento y la prevención de situaciones sospechosas, que a menudo pasan desapercibidas.
De acuerdo con Carmen Martínez-Raposo, responsable de Programas de Trata de Seres Humanos de Accem, "dependiendo de la finalidad de explotación o del momento en el que se encuentre la presunta víctima (en fase de captación, de traslado o de explotación), podremos encontrar diferentes indicadores":
- Condiciones de vida y trabajo precarias: las víctimas de trata a menudo viven en condiciones extremas de explotación. Por tanto, si observa a alguien que trabaja largas horas en parámetros muy duros, con poca o ninguna oportunidad de descansar, y que vive en condiciones insalubres o hacinadas, podría ser una señal de que esta persona está siendo explotada. En numerosas ocasiones, los damnificados son privados de su libertad, y amenazados de manera constante, e incluso se les confiscan sus documentos identificativos.
- Comportamiento temeroso y asustadizo: quienes sufren el tráfico de personas, suelen mostrar signos palpables de terror, especialmente cuando se les pregunta sobre su situación, y suelen ser reacios a hablar de ella, o tratan de responder de manera evasiva y preestablecida. En algunos casos, incluso, pueden parecer estar bajo vigilancia constante. Si una persona presenta dificultades para tomar decisiones por sí misma, o si constantemente se muestra sumisa ante otra, podría estar siendo manipulada.
- Falta de libertad de movimiento: un patrón típico entre las víctimas de esta situación es la ausencia de decisión con respecto a su movilidad diaria, su trabajo o la interacción con otras personas ajenas al entorno vigilado por sus explotadores. Por tanto, si una persona parece estar constantemente acompañada por un "custodio" o se le impide tomar decisiones personales como contactar con sus familiares o amigos, incrementando su aislamiento social, esto podría ser un indicio de trata.
- Desconocimiento de su ubicación o domicilio: gran parte de las víctimas del tráfico de seres humanos son migrantes o individuos que, de acuerdo con Carmen Martínez-Reposo, "han sido captados para ser llevados a otros países a través de falsas promesas, como un trabajo bien remunerado y mejores condiciones de vida". De manera que, si alguien parece desorientado, confundido o incapaz de ofrecer detalles sobre su ubicación o su empleo, esto puede ser una señal de que está siendo explotado.
- Lesiones físicas o signos de abuso: las personas víctimas de trata suelen estar sometidas a condiciones de abuso físico, psicológico y emocional. Esto puede incluir marcas de violencia, moretones, quemaduras o signos de haber sido forzadas a realizar tareas que exceden sus capacidades físicas. Si alguien muestra estos signos visibles de abuso y parece estar recibiendo atención médica mínima o nula, puede ser una señal de trata.

Mujer víctima de trata Fuerza Aérea de EE. UU.
Un llamado a la acción
Si bien identificar las señales de la trata de personas es el primer paso, la intervención debe realizarse con cautela. Carmen Martínez-Reposo nos indica en la entrevista como "cualquier acto con una presunta víctima de trata tiene que poner a la persona en el centro —enfoque victimocéntrico— y tratar de causar el menor daño posible, dando prioridad a su seguridad física y emocional".
Por tanto, es crucial no intentar enfrentar directamente a los traficantes, dado que esto podría poner en peligro a la víctima. En lugar de eso, se recomienda recoger toda la información posible y denunciar la situación irregular, de manera confidencial, a una entidad especializada o a las autoridades competentes.
Ejemplo de ello podrían ser Accem, Cruz Roja, Fundación Amaranta, Apoyo a la Mujer en Situación de Prostitución y, Proyecto Esperanza, que ofrecen apoyo psicológico, legal y social a las víctimas de trata; y asesoran sobre cómo proceder en caso de sospecha.

Ilustración relacionada con el tráfico de personas Pexels
También se puede comunicar las preocupaciones directamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, o bien mediante la línea telefónica implantada para esta materia, el número es 900 10 50 90 (confidencial y funciona las 24 horas del día), y el correo electrónico trata@policia.es.
Sin lugar a dudas, la prevención, la intervención temprana y la colaboración ciudadana son las maneras más eficientes para contribuir a la erradicación de este fenómeno, y proteger a las víctimas.
Más allá de la cavilación por el pasado, es indispensable seguir luchando, educando y sensibilizando a la sociedad. Al estar atentos y alertas a las señales de abuso y explotación, podemos contribuir a crear un mundo más seguro, justo y libre de esclavitud.