
Una nutria marina. iStock
Los humanos 'vuelven locas' a las nutrias marinas: el kayak, el surf y los barcos de ecoturismo son sus peores enemigos
Las perturbaciones en los hábitats de estos mamíferos afectan a su consumo energético y ponen en riesgo su supervivencia.
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Las nutrias marinas se pasan el 55% del tiempo descansando. Dormir, flotar, no hacer nada. La mitad del día de estos mamíferos consiste en esas tres actividades, que son la envidia de cualquier animal obsesionado con la productividad, como el ser humano.
El motivo es sencillo: requieren de periodos prolongados de descanso para compensar su alta tasa metabólica basal. Pero lo que pudiese parecer un sueño para cualquier amante de las siestas, se convierte en una suerte de infierno para estos animales cuando los humanos conquistamos sus hábitats.
Esta necesidad de descanso hace que las nutrias marinas sean, según un estudio publicado recientemente en la revista científica The Journal of Wildlife Management, "particularmente vulnerables a las perturbaciones". Y cuando esto ocurre, sus necesidades energéticas aumentan, descompensando por completo sus días y volviéndolas vulnerables a la escasez de alimento o a cualquier factor externo.
Según los investigadores, actividades humanas como el kayak, el surf o las embarcaciones ecoturísticas producen un preocupante impacto en el comportamiento de las nutrias. La autora principal del estudio, Heather Barrett, de los Laboratorios Marinos de Moss Landing en la Universidad Estatal de San José, asegura que la gente "se está acercando demasiado, y esto tiene un coste para la vida silvestre".
Estos animalillos, que en la red aparecen como seres adorables dignos de admiración, sufren cada vez que el ser humano se acerca demasiado. Y es que, según la investigación de Barrett, la probabilidad de que las nutrias alteren su comportamiento es menor al 10% cuando los estímulos humanos están a más de 29 metros.

Una nutria marina. iStock
Es decir, cuanto más cerca, más molestias sufren y, sobre todo, más afecta a su metabolismo esa perturbación. Eso sí, indica la científica, este umbral variaría según la ubicación, el número de individuos y la cobertura de algas que haya en el agua.
Durante los cinco años en los se siguió a varios grupos de nutrias marinas para llevar a cabo la investigación, los científicos descubrieron que los grupos grandes de dentro de bosques de algas mostraban una mayor susceptibilidad a las perturbaciones derivadas de la actividad humana.
Esto, dice Barrett, tiene mucho que ver con las redes sociales y cómo "perpetúan información falsa y alimentan el deseo público de encuentros cercanos con la vida silvestre". Para las nutrias marinas, "esta obsesión pública las pone en un riesgo particular", pues para ellas, "la distancia importa".

Dos nutrias duermen cogidas de la pata. iStock
Barrett explica que "lo monas que son tiene un precio". Por eso, insiste en que es muy importante fotografiar la vida silvestre "sin perturbaciones". Es decir, "sin contacto visual directo".
Según su investigación, en la ciudad californiana de Monterey, el gasto energético de las colonias de nutrias marinas que viven en Cannery Row aumentó, por culpa de la actividad humana cercana, un 7,2% en los machos adultos. En las hembras, tanto solas como acompañadas por crías, el incremento fue del 5,4%.
Cifras similares se observaron también en los ejemplares estudiados en Moss Landing y Morro Bay, con un aumento del 5,8%, 4,4% y 4,3% o un 5,2%, 4% y 3,9%, respectivamente.

Dos nutrias descansando. iStock
Esto, indican los investigadores, supone un peligro potencial para la salud y, por ende, la supervivencia de las nutrias marinas. Y se estima que su incremento de gasto energético en otros lugares del mundo en los que se producen actividades humanas cerca serán similares.
Precisamente como consecuencia de estos patrones observados, los autores del estudio sugieren mejorar las políticas de gestión costera, especialmente en áreas con alta presión turística y donde las poblaciones de nutrias están asentadas. Todo para minimizar el impacto humano en estos animales.