Aunque la aritmética parlamentaria juegue en su contra, el PSOE y Ciudadanos avanzan a pasos agigantados para lograr un pacto que facilite la investidura de Pedro Sánchez. Conforme pasan los días, esta opción que podía parecer remota en un principio va cristalizando y, con ello, está perdiendo fuelle la propuesta de "un gobierno de cambio y de progreso" de Pablo Iglesias. En Podemos han perdido la iniciativa política y ya buscan cómo retomarla para no quedar arrinconados por sus oponentes.
Si finalmente llegan a algún tipo de acuerdo, Pedro Sánchez y Albert Rivera necesitarán la abstención del PP y/o de Podemos en la votación en el Congreso que presumiblemente se celebrará el último día de febrero. La idea de PSOE y Ciudadanos es que ese día -o en la fecha que se elija- toda la presión recaiga en los otros dos partidos.
Encuentros con y sin taquígrafos
Por ahora el diálogo va viento en popa, tanto en público como en privado. De hecho, este miércoles el portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta, admitía que ya existen reuniones entre ambos partidos sin luz ni taquígrafos, aparte de los dos encuentros públicos ya conocidos. En los pasillos del Parlamento unos y otros sonríen cuando se habla de este acuerdo. Casi todas las fuerzas políticas dan por hecho que habrá un pacto.
Los avances en esa negociación están dejando fuera de fuego a Podemos. La formación emergente consiguió marcar la agenda política y descolocar a sus rivales cuando Pablo Iglesias puso sobre la mesa su oferta de un gobierno de coalición junto con PSOE e IU. Quedará para el recuerdo cómo Pedro Sánchez se enteró por Felipe VI de dicha oferta. En aquel momento, el pasado 22 de enero, las presiones y las miradas apuntaban a un líder del PSOE que tampoco esperaba que ese mismo día Mariano Rajoy renunciase a la investidura. Para colmo, en el principal partido de la oposición estalló otra vez la enésima guerra intestina.
Parecía noqueado, pero se recupera
Teniendo en cuenta esa confluencia de problemas, Sánchez parecía noqueado. Sin embargo, con el paso de los días parece haber recuperado el pulso para continuar en este combate. O al menos esa es la imagen que vende tras ser nominado para la investidura por la segunda renuncia de Rajoy. Con su negociación abierta con Ciudadanos y su permanente oferta a Podemos para que se siente en la misma mesa de negociación, el secretario general de los socialistas está intentando trasladar la presión a Pablo Iglesias y sus correligionarios.
En Podemos insisten en que su mano sigue tendida a Sánchez para empezar a reunirse y negociar la composición y el programa de ese gobierno de cambio que propugnan. El argumentario de Iglesias, Íñigo Errejón y el resto de portavoces consiste en culpar al PSOE de que no haya diálogo por aliarse con Ciudadanos.
Eso sí, en el partido emergente también admiten, aunque sea a regañadientes, que los movimientos de Sánchez están minando poco a poco su estrategia. Para empezar, cada vez se habla de menos de su propuesta de ejecutivo de coalición porque el pacto de PSOE y Ciudadanos avanza. Y, para continuar, el veto al partido de Albert Rivera puede volverse en contra de Pablo Iglesias porque corre el riesgo de aparecer ante los electores con una posición inamovible, demasiado rígida. Por último, las exigencias de los socios de Podemos -En Comú exigía otra vez este miércoles al PSOE el referéndum en Cataluña- no desgastan a la entente que han formado Sánchez y Rivera.
Por ello, en Podemos ya estudian cómo recuperar la iniciativa política. Para los líderes del partido morado es básica la construcción del relato sobre el que los demás debaten. Se trata de marcar la pauta a sus rivales con propuestas inesperadas, como la del gobierno de coalición. Siempre han apostado por sorprender. Y saben que ahora mismo tienen que volver a hacerlo. Habrá que ver si esto les obliga a cambiar su estrategia.
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