La colaboración del empresario David Marjaliza con la Audiencia Nacional sigue dando sus frutos. Ante el juez Eloy Velasco, el testaferro de Francisco Granados reconoce que entregó al ex vicepresidente de la Comunidad de Madrid los 1,5 millones de euros que el ex alto caro del PP escondía el Suiza. Tras repatriarlo con sus empresas, Marjaliza le entregó a Granados los fondos en efectivo y en distintas entregas. Eso, sumado a la existencia de su contabilidad manuscrita y a un anónimo que marcaba el lugar, facilitó que los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil localizaran un millón de euros en la vivienda de los suegros de Granados.
Además de ser el principal receptor de los fondos de Granados, Marjaliza desgranó ante el juez la red de hombres de paja utilizados presuntamente por el político madrileño. Según su declaración judicial, que permanece todavía secreta, Granados utilizó también como testaferros a su jefe de gabinete, Ignacio Palacios y su esposa. Ambos fueron arrestados el pasado 19 de noviembre por atesorar a su nombre participaciones en varias sociedades que la Guardia Civil atribuye a Granados. Fue el empresario David Marjaliza quien les puso también sobre la pista. La declaración de Marjaliza relata incluso cómo Granados prestó en varias ocasiones dinero en efectivo a su principal colaborador en política, incluso en "situaciones personales graves", como describe el sumario del caso.
La mitad de la mordida, para el alcalde
El empresario de Valdemoro, que prestó declaración durante once horas el pasado 13 de noviembre y abandonó un mes después la prisión madrileña de Aranjuez, reconoció ante el juez Eloy Velasco que entregaba a los alcaldes corruptos la mitad de las mordidas que conseguía de la multinacional francesa Cofely. El dinero llegaba a los ediles y al resto de funcionarios vinculados con la trama por medio de dinero en metálico -en billetes de alta numeración según puntualiza el propio empresario, que se entregaban en mano en sus oficinas de Pinto- o por medio de dos de sus sociedades -Ruta Energética y Construcciones De La Peña-, dos empresas pensadas para confeccionar una facturación falsa. Con este segundo método, la tarifa para los alcaldes era la mitad de la mordida total que recibía Marjaliza, "libre de impuestos".
Para afianzar su versión, Marjaliza fue preguntado por un manuscrito localizado por la Guardia Civil en la oficina que su asesora de confianza, Ana María Ramírez, tenía en Pinto. El documento refleja varias iniciales y cantidades a renglón seguido. Ante el juez Velasco, Marjaliza identificó esas siglas con distintos municipios de la sierra de Madrid y reconoció que la cifra anotada a su derecha es pago solicitado por el alcalde a Cofely. Así, el primer edil Collado Villalba (CV) -Agutín Juarez- habría recibido 135.000 euros, 30.000 euros el de Moraleja de Enmedio (ME), 500.000 euros en Parla (P), 2.000 euros en Serranillos del Valle (SV) 6.000 euros en Móstoles (Most) y otros 6.000 euros que quedan sin identificar con la letra "G".
A continuación, el mismo documento contiene otra serie de anotaciones. En la referencia "pagos", aparece con 25.000 euros la palabra "Avelino", que los investigadores relacionan con un cargo de confianza del Ayuntamiento de Parla llamado Avelino Pérez Pallares, detenido una semana después de la declaración de Marjaliza. Ante el juez Velasco, Marjaliza reconoció que el pago a funcionarios corruptos funcionaba como un sistema de compensación. En ocasiones, el testaferro de Granados adelantaba el dinero para comprar voluntades y lo recuperaba después, inflando la cuantía de los contratos públicos. Así, las mordidas a funcionarios salían en realidad de las arcas del Estado.
Como ejemplo, en el minuto 40 de la tercera parte de su declaración -grabada por la Audiencia Nacional- el empresario de Valdemoro reconoce que el alcalde de Serranillos del Valle le solicita 25.000 euros para la compra de un coche. Además, Marjaliza le entregó otros 2.000 euros para sufragar una carrera, "algo parecido a un patrocinio". La cantidad concuerda por completo con la reflejada en el manuscrito localizado en las oficinas de Marjaliza, ya que los 25.000 euros finalmente no llegaron a abonarse.
Ante el juez, Marjaliza reconoció también que fue Cofely, la empresa que quería hacerse con el contrato, la que le entregó los pliegos del Ayuntamiento. En el punto 47:10 de ese fragmento, el empresario reconoce directamente que el contrato fue pactado y que fue el propio alcalde el que le ofreció la posibilidad de abrir las plicas para conocer las ofertas de la competencia.