Si Susana Díaz se decide a dar el salto definitivo a Madrid, se abrirá el juego de apuestas y quinielas sobre quién quedará al mando en Andalucía. La lógica lleva a mirar directamente dentro de su núcleo duro, en su reducido círculo de confianza del partido y del Gobierno andaluz para buscar posibles relevos.
Existe una opción que es combinar la secretaría general del PSOE y la Junta de Andalucía. Sería algo muy coyuntural y con fecha de caducidad inminente, sólo posible si el PSOE se quedara en la oposición. Todo está a merced del endiablado calendario de partido, de formación de gobierno o repetición de elecciones con fechas que se solapan. El salto a Madrid, además, no parece que pueda ser parcial, debería ser total.
Hay quienes en el partido no ven impedimento, pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Uno de los principales valedores de Susana Díaz, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ya lo veía factible hace dos años. Dejar la Junta conlleva para Díaz el peligro de abandonar el mayor nicho de poder institucional que ahora tiene el PSOE.
Cuatro presidentes en menos de seis años
Otro inconveniente de dejar la presidencia de la Junta es la factura a pagar ante la militancia y el electorado. Hay que hilar un buen discurso para justificar el movimiento. Andalucía se convertiría en una comunidad que ha tenido en menos de seis años cuatro presidentes. Después de 19 años consecutivos de Manuel Chaves, le sucedió José Antonio Griñán durante cuatro años (los ERE acabaron con su mandato) y ahora Díaz, que lleva algo más de dos años.
Cuando se rompió el pacto de gobierno entre PSOE e IU la pasada legislatura y hubo adelanto electoral, la principal crítica que se hacía a Susana Díaz es que quería ganar las elecciones autonómicas y usar esa victoria como trampolín para su salto a Madrid. Consciente del efecto que podría tener en las urnas, se apresuró a decir que el "único tren" que iba a coger era "el de Andalucía" y así apartar de la campaña electoral ese fantasma.
Cornejo, improbable pero posible
En el caso de mantener la presidencia de la Junta, sólo habría que buscar un relevo al frente de la secretaría general del PSOE andaluz. Su número dos es el secretario de Organización, Juan Cornejo, tiene un perfil que cuesta encajar en primera línea, pero podría desempeñarlo. Siempre ha estado en un segundo nivel y en él se ha curtido. En Cádiz llegó a ser secretario de Organización durante diez años. Tiene a su favor que ha sido de todo: parlamentario, senador, alcalde, diputado provincial y también ha ocupado distintos puestos de responsabilidad en la Junta de Andalucía.
Ha sido pieza clave en la anterior legislatura en aquel gobierno al alimón con IU, y en la coalición de izquierdas hay quienes tienen un buen recuerdo de su serenidad y sensatez en los momentos de mayor tensión. También lo ha sido para que fraguara el acuerdo de investidura con Ciudadanos y sigue siendo el interlocutor habitual en cualquier negociación.
Mario Jiménez, el otro delfín de Griñán
Otra opción sería el actual portavoz del grupo parlamentario socialista, Mario Jiménez. Cuando Griñán se decidió a dejar la Junta, tenía como delfines a Jiménez y Díaz. Parecía apostar más por este, de hecho era su vicesecretario general PSOE-A, e incluso llegó a intentar una operación para colocarle en la Ejecutiva federal de Alfredo Pérez Rubalcaba como avanzadilla andaluza.
Si compaginar partido y Junta no es posible, como todo apunta, Díaz tendría que buscar un doble relevo. Pero aquí no valdría la bicefalia. Los socialistas andaluces saben bien lo difícil, si no imposible, que es mantener ese equilibrio y la prueba está en lo que pasó en la etapa en la que Manuel Chaves seguía siendo secretario general del PSOE-A y José Antonio Griñán era presidente andaluz. Los dos, que eran amigos en lo político y en lo personal, acabaron mal. Cada uno por su lado.
'Chiqui', el número dos de la Junta
Entre los nombres que podrían estar en liza está el actual consejero de la Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, más conocido como ‘Chiqui’. Fue el encargado de sustituir a Díaz durante su baja maternal. Forma parte de su núcleo duro junto a Cornejo, los dos son gaditanos y el onubense Mario Jiménez (también podría entrar en este juego pero que tiene un perfil más duro que Díaz). Chiqui es un todoterreno que ha pasado por todo tipo de cargos orgánicos e institucionales a todos los niveles municipal y autonómico. Tuvo mucho peso durante la legislatura compartida con IU y ahora lo mantiene siendo el número dos en el Ejecutivo andaluz.
Fernández y Montero, cercanos a Díaz
También hay quienes ven que Susana Díaz es una persona que premia las lealtades y en su círculo de máxima confianza está el consejero de Turismo, Javier Fernández. De hecho, hay quienes le han visto como el hombre de Susana Díaz en Sevilla y mantienen que su opinión pesa en las decisiones de la dirigente andaluza. Ha pasado por el ayuntamiento de Sevilla, donde ambos coincidieron, y ha ocupado distintos cargos en la administración autonómica. Son amigos, al igual que también lo es la secretaria provincial del PSOE sevillano, Verónica Pérez.
Bien valorada por su gestión, la consejera de Hacienda, María Jesús Montero, es un relevo posible y en otras ocasiones ha sonado por los mentideros. Tiene capacidad de diálogo y de negociación. La mejor prueba es que ha sido capaz de sacar los tres últimos presupuestos andaluces adelante, primero con IU la anterior legislatura, y ahora con Ciudadanos. Es la más veterana dentro del equipo de Gobierno de Susana Díaz y acumula doce años como consejera. La puso Chaves al frente de Salud en el año 2004, ahí la mantuvo Griñán y desde 2013 dirige Hacienda.