Los socialistas andaluces han decidido aplicar el principio de neutralidad activa para evitar que se les pueda responsabilizar, si no culpabilizar, de cualquier movimiento que haya en el PSOE, y más ahora que la presión arrecia ante la posibilidad de un salto de Susana Díaz a Madrid. De ahí, que ante el aplazamiento del congreso del partido para elegir nuevo secretario general, no se salgan del guión: no van a pronunciarse ni opinar hasta que la dirección federal dé sus razones y escuchar al resto de federaciones. Sólo entonces se posicionarán.
El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, ha sido informado esta mañana por su homólogo en Ferraz, César Luena, de que la dirección federal está estudiando proponer al comité federal, que se reunirá este próximo sábado, posponer el congreso (el paso previo será plantearlo mañana en la Ejecutiva federal la convocatoria del comité). “En Andalucía vamos a esperar a escuchar las explicaciones de la dirección federal y de otras federaciones para posicionarnos”, ha aclarado Cornejo, en un claro ejercicio de evitar que a la federación andaluza se la pueda acusar de poner obstáculos.
Mientras otras federaciones, como Aragón y Extremadura, sí se han manifestado, en Andalucía lo esquivan, escudándose en que “desconocen” las razones que llevan ahora al aplazamiento, aunque Cornejo ha reconocido que haya quienes hay quienes creen que no deben solaparse el proceso institucional con el orgánico. En este sentido, ha insistido que es en Ferraz donde tiene toda la información y son quienes llevan las negociaciones de la formación de gobierno, en clara alusión a la reunión que este miércoles mantendrán Pedro Sánchez con Pablo Iglesias.
A sabiendas de que los cambios de fechas puedan tener múltiples lecturas, entre ellas, un debilitamiento de Pedro Sánchez, Cornejo no ha querido entrar al trapo.
La misma neutralidad es la que se aplica ante las preguntas insistentes sobre el futuro de Susana Díaz. Cornejo ha tirado de la frase de manual: ella no ha manifestado nada al respecto, está dedicada a la presidencia de la Junta de Andalucía y preocupada por los problemas de los andaluces y por la deriva del país por la falta de un gobierno. Aunque ve “lógico” el runrún constante en torno a su futuro, ha insistido es que será ella quien lo diga “bien y claro”, eso sí, con la coletilla de “si llegara el momento”. Ha entendido como "normal" que en este momento se mire a Díaz, porque es la líder de la "institución más importante" que gobierna el PSOE y la secretaria general de la "federación más improtante".
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