Los populares han aprovechado una convención en Sevilla sobre el Pacto por los Servicios Sociales para activar y poner a punto su maquinaria electoral. El PP está ya en modo campaña porque no ve un escenario de acuerdo y sí una repetición de elecciones, y Mariano Rajoy lo ha demostrado con creces. Un mitin en toda regla para defender su política económica y cargado de promesas, como una ley de conciliación que incentivaría el teletrabajo, el banco de horas o la finalización de la jornada laboral a las 18:00 horas.
Aunque la propuesta de un “gobierno moderado” con el PSOE y Ciudadanos sigue vigente (aunque este fue rechazado), y desde el convencimiento del fracaso de la alternativa por la izquierda, Rajoy ha empezado a mover ficha. Lo ha hecho ensalzando la política económica del PP. “Hay que mantener la política económica que ha servido, se cambia lo que no funciona, lo que funciona no se cambia. Y el programa electoral de PSOE y Ciudadanos tiene un hilo conductor: derogar todas las reformas que hizo el PP que fueron las que sirvieron a España a salir de crisis, evitar el rescate y evitar más destrucción de empleo”, ha recordado.
En esta clave ha insistido en que “lo peor” para el país sería la “liquidación” de sus políticas económicas y ha advertido del “riesgo real” del “pasaporte a 2011” que representan las políticas de PSOE, pero también de Ciudadanos, al que criticó por su apoyo. “El programa firmado por PSOE y C's es un torpedo en la línea de flotación contra la creación de empleo en España”, ha subrayado.
¿Cambio de uso horario?
Entre sus apuntes electorales, además de poner la creación de empleo como objetivo prioritario (sigue marcado el horizonte de 2020 para lograr 2 millones de puestos de trabajo), ha puesto el foco en el fortalecimiento del sistema público de pensiones, una modernización de la sanidad con un cartera básica de servicios para los ciudadanos vivan donde vivan, un plan nacional de reducción de listas de espera, un pacto de estado por los servicios sociales y la evaluación de la Ley de Dependencia y la revisión de su financiación.
En este paquete, la principal novedad respecto a la campaña del 20-D es la inclusión de una futura ley de conciliación por la que se potenciaría el teletrabajo, se crearía un “banco de horas” y se promovería que la jornada laboral acabe a las 18:00 horas con incentivos fiscales a las empresas, a las que, además, se les daría un certificado de calidad, al igual que aquellas que implanten horarios razonables o cuenten con un servicio de guardería. Parte de estas medidas, precisarían de un acuerdo previo con los agentes económicos y sociales, aunque no afectaría ni a los servicios públicos ni a aquellas empresas que dispongan de varios turnos, como el de tarde o el de noche.
Esta norma también contemplaría la ampliación del permiso de paternidad diez días para padres discapacitados o con hijos discapacitados, y el cambio de huso horario para que España tenga el del meridiano de Greenwich como Portugal y Reino Unido.
Un balón de oxígeno
En el PP respiran después del balón de oxígeno que les ha dado Alberto Núñez Feijóo al anunciar que se queda y compite por tercera vez por la presidencia de la Xunta de Galicia. Han evitado la que podría ser una "descapitalización" en uno de los principales feudos populares. La medalla se la cuelgan a Mariano Rajoy: él ha evitado su marcha. Fuentes populares han reconocido a Rajoy el valor de que “cuando él no quiere se vaya alguien, lo consigue”.
El paso de Feijóo les “tranquiliza”. La calma viene, como han descrito, porque supone afianzar una comunidad clave, donde no era el momento de perder terreno máxime cuando lo tienen más fácil con un PSG debilitado y sin recambio tras la renuncia de José Ramón Gómez Besteiro por su imputación, y Podemos y sus mareas sin rumbo. Pero el plus de tranquilidad vendría también porque la candidatura de Feijóo despeja que a Rajoy no le pueda salir este como hipotético competidor por el momento.
“Feijóo volverá a ser candidato a la Xunta. Ha tomado la mejor decisión. Primero para Galicia y luego para España, para él y para nuestro partido. Ha sido un magnífico presidente, el mejor. Tiene nuestra confianza y nuestro apoyo y lo tendrá de sus paisanos”, ha elogiado Rajoy. Y estas frases, más que las nuevas promesas electorales, son las que ha conseguido el aplauso más largo de su intervención.
La segunda bocanada de aire le llega desde Andalucía. La visita a Sevilla también le ha servido para afianzar su figura en un momento en el que se le cuestiona y en el que empiezan a surgir voces que promueven su salida en caso de que hubiera elecciones el 26 de junio. Fuentes del PP se han apresurado a minimizar los movimientos de quienes apuestan por el relevo de Rajoy, y recuerdan que el PP “no es una secta” y, por tanto, cabe la discrepancia.
Pero por si no era suficiente, el presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha querido escenificar un cierre de filas con él. Ha fijado la directriz para los populares andaluces: “Necesitamos un gobierno sensible y que sea de fiar. Lo digo hoy más que nunca, después de lo que estamos viendo y viviendo. Necesitamos un gobierno del PP, un gobierno de Mariano Rajoy”, ha dicho.
Rajoy no ha mencionado a ninguno de sus oponentes, salvo para criticar su estrategia de “fotos y ruedas de prensa”, ni siquiera a Susana Díaz, pese a estar en Andalucía. Sí lo ha hecho Moreno Bonilla, quien ha descrito a la dirigente socialista como una persona dedicada a “conspirar” para irse a Madrid, que actúa como el niño que tiene un juguete nuevo pero acaba agotándose de él, y mostró su preocupación porque “Andalucía acabe siendo un juguete roto en sus manos”.