La diferencia de ritmos entre los socios independentistas ha vuelto a aflorar este jueves en el Parlament. Junts pel Si (JxS) y la CUP no circulan a la misma velocidad hacia la independencia y los anticapitalistas se han quedado solos defendiendo la desobediencia al Estado en el pleno de esta semana. Los 62 diputados de JxS han evitado apoyar la parte de una moción de la CUP que solicitaba la desobediencia a los requerimientos de las instituciones estatales y de la Audiencia Nacional.
Los partidos independentistas, sin embargo, han vuelto a gesticular su desobediencia al Tribunal Constitucional, un desacato que por el momento sólo se reduce a declaraciones parlamentarias. JxS y la CUP han aprobado una moción que reitera su apoyo a la declaración del 9N (suspendida por el Constitucional) y acuerda destinar en las próximas cuentas del Govern una partida presupuestaria para consultar a la ciudadanía en el llamado “proceso constituyente”.
Desafío sin desobediencia
El texto inicial presentado por la CUP pedía desobedecer la sentencia del Constitucional que anuló la declaración del 9-N, pero finalmente JxS consiguió que este punto desapareciera de la moción después de dos semanas de arduas negociaciones. La simple tramitación de la declaración que proponía la CUP podía tener consecuencias legales para los miembros de la Mesa (con mayoría de JxS) y ambas formaciones pactaron ‘in extremis’ un texto conjunto que evitaba la mención al Alto Tribunal.
A pesar del pacto alcanzado el martes, es evidente que la CUP y Junts pel Sí (JxS) tienen maneras distintas de entender cómo debe ser la “desconexión” con España. Mientras los anticapitalistas son partidarios del choque frontal con el Estado y de no obedecer a ninguna institución estatal, en JxS prefieren quedarse siempre en el límite de la legalidad y no dar -de momento- ningún paso que pueda acarrear consecuencias jurídicas. La desobediencia de la que hace gala la CUP ya se ha traducido en hechos y el pasado martes la alcaldesa de Berga, Montse Venturó, se negó a declarar ante la juez que la había citado como imputado por negarse a retirar la estelada de su Ayuntamiento durante la campaña electoral.
Controversia en el Parlament
El texto presentado este jueves contenía dos puntos que no agradaban a JxS. El primero instaba a todos los cargos electos a desatender las peticiones del Estado español. El segundo solicitaba que los Mossos desatendieran los requerimientos de la Audiencia Nacional relativos al proceso soberanista y que no actuaran como policía judicial. JxS se ha abstenido en el primer punto y ha votado en contra del segundo. Los diputados de CSP se han abstenido de participar en la votación.
Todos los grupos de la oposición han cargado contra la Mesa y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, por permitir que se llevase al pleno la moción de los anticapitalistas. Tanto PP como Ciudadanos han solicitado a Forcadell que la retirara del orden del día y el portavoz de CSP, Joan Coscubiela, ha recordado que la Mesa ha ignorado en dos ocasiones los informes de los servicios jurídicos durante el último mes. “Están llevando el Parlament a un proceso de degradación institucional insostenible”, ha espetado Coscubiela. Carlos Carrizosa, portavoz de Ciudadanos, también ha incidido en los avisos de los letrados del Parlament y ha afirmado que, con la moción de este jueves, la CUP estaba tomando “el timón de la política catalana”.
“La legalidad no es un límite cuando tenemos la razón”, ha afirmado Anna Gabriel durante el debate sobre la admisión a trámite de la moción. “La democracia es el único instrumento que tenemos para superar marcos legales que consideramos caducos”, ha incidido Marta Rovira (JxS).
Tanto el PP como CSP han reprochado a los independentistas que su gran determinación a la hora de aprobar mociones en el Parlament luego no se traslada en hechos. “Viven en el mundo de Matrix”, ha sostenido Albiol. “Lo que hoy se aprobará tiene el mismo valor que un billete del Monopoly”, ha añadido. “Dicen que desacatan al Constitucional y no paran de presentar recursos ante él”, ha espetado Coscubiela. “Se han acostumbrado a bañarse y salir secos”.
“Estamos en la dinámica de los hechos y no de las declaraciones”, ha respondido Lluís Llach (JxS). “No tenemos miedo porque nos mueve la ilusión y la convicción”. El diputado de la CUP Joan Garriga, también ha contestado a las acusaciones de gesticulación. “No hemos venido a mostrar perfil, vamos de cara y son suficientemente conocidas nuestras razones para estar en este parlamento”.