El presidente de Ausbanc, Luis Pineda, ponía el anuncio en sus revistas a precio de oro. Anunciarse en los medios que manejaba, y que no eran más que revistas dirigidas a usuarios y consumidores, tenía unos precios desorbitados. De ahí que los investigadores estén haciendo un análisis de lo que Pineda pudo obtener, principalmente de bancos y cajas, a través de la extorsión y el chantaje. Quienes aceptaban pagar, camuflaba esos pagos a través de publicidad dentro del emporio mediático que dirigía.
Pineda consiguió que más de treinta bancos y cajas le pagaran. Las cajas más pequeñas aportaban poco dinero pero las principales entidades llegaron a pagar desde 300.000 euros a un millón de euros anuales distribuido en publicaciones de todo el emporio controlado por Ausbanc. Los investigadores están analizando una serie de documentación para analizar a quien pudo extorsionar y ver su 'modus operandi'.
Sólo entre 2010 a 2013 consiguió que los principales bancos y cajas, sobre todo el Banco Santander, La Caixa y Banco Popular, le pagaran en torno a los 2,3 millones de euros a través de la revista Ausbanc, y otro 1,6 millones en la publicación Mercado de Dinero, si se tiene en cuenta el precio que tenía fijado por página y las veces que se anunciaron.
En total, 31 bancos y cajas en ese periodo de tiempo pudieron llegar a pagar 4 millones de euros, en base a los precios que tenía estipulados, muy por encima de los principales medios de comunicación. Por una contraportada cobraba 10.000 euros y por una página 4.500 euros. Diversas fuentes consultadas por este diario aseguran que Pineda llegó a exigir por anuncio más de lo que se pagaba en los principales periódicos nacionales.
Fue aumentando su técnica mafiosa
Pero Luis Pineda no se conformaba con las entidades bancarias. También obtuvo en ese periodo de tiempo y por esas mismas dos publicaciones otros tres millones de euros aportadas por diversas empresas, como Iberdrola, Gas Natural, Repsol, varias marcas automovilísticas, empresas de seguros o incluso universidades.
Aquellos que le han tenido que sufrir narran cómo Ausbanc no era una asociación de consumidores cualquiera. Fuentes de la investigación que ha llevado al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz a enviar a Pineda a prisión, cuentan cómo Pineda fue adquiriendo técnicas mafiosas en la medida que iba pasando el tiempo.
En los años 90 iba banco por banco, caja por caja, pidiendo dinero a cambio de un buen trato en sus medios, dirigidos a consumidores y usuarios, principalmente de banca. Pero en la medida que iban pasando los años, esos requerimientos pasaron a exigencias y amenazas de demandas y acoso mediático si no pagaban unas cantidades que iban aumentando cada año.
El problema al que se encontraban sus víctimas es que no sólo hacía acoso a través de sus medios sino que utilizaba otras plataformas, como radios y televisiones a nivel nacional al que era invitado por su condición de presidente de una asociación de consumidores, para atacar a aquellos que no cedían a sus pretensiones y, por tanto, el daño reputacional que conseguía hacer era muy elevado.
Caja Madrid y BBVA le cerraron el grifo
De las principales entidades bancarias del espectro nacional sólo hubo dos que le cerraron el grifo y dejaron de pagar. La primera fue Caja Madrid. Con la llegada de Miguel Blesa a la presidencia, se dio la orden de que Pineda no volviera a recibir ni un sólo euro. Según fuentes de la investigación que han recabado diversos testimonios, desde entonces el presidente de Ausbanc comenzó una campaña de desprestigio contra el presidente y otros altos cargos. Además, acudía a las oficinas centrales y las empapelaba con carteles y revistas con portadas atacando a la caja.
Aún así, según se desprende de la investigación Caja Madrid no cedió al chantaje hasta que llegó Rodrigo Rato a la presidencia y volvió, en 2010, a pagar de nuevo a Pineda para evitar continuar con la campaña de desprestigio. La respuesta de Ausbanc a la postura de Caja Madrid en la 'era Blesa' fueron una veintena de demandas, así como la querella que interpuso a través de Manos Limpias contra Blesa por un crédito concedido al empresario y miembro del Consejo de Administración de la caja, Gerardo Díaz Ferrán.
Precisamente, en esta investigación que lleva Pedraz, la Fiscalía de la Audiencia Nacional y la Policía, se ha comprobado que Pineda utilizó a Manos Limpias para presentar querellas y después extorsionar a cambio de retirarlas. El capítulo más sonado ha sido el intento de extorsión a la infanta Cristina de Borbón, pidiendo a su entorno hasta 3 millones de euros a cambio de retirarle la acusación en el 'caso Nóos'. Estos chantajes han llevado tanto a Pineda como al secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad, a ingresar en prisión de manera preventiva.
Según fuentes de la investigación, Pineda comenzó exigiendo en torno a los 100.000 euros a cambio de retirar las demandas, precio que llegó a alcanzar el millón de euros, como el caso de Unicaja, que los pagó a cambio de retirar la imputación de su presidente, Braulio Medel, en el caso de los ERE de Andalucía.
El BBVA fue el segundo banco que paró los pies a Pineda, y que también ha aportado sus testimonios ante la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (UDEF). En su caso, estuvo pagando a Ausbanc hasta en torno el año 2003, cuando mandos de Francisco González decidieron acabar con los chantajes y amenazas.
Santander y La Caixa siguieron pagando
Tanto Caja Madrid como el BBVA intentaron que el resto de entidades, sobre todo el Santander, La Caixa y el Banco Popular, dejaran de sufragar y pagar a Pineda y dejar en evidencia sus comportamientos mafiosos. Sin embargo, diversas fuentes del caso sostienen que los tres principales bancos se negaron a dar la espalda a Pineda, con quien no querían entrar en conflicto.
Es más, según diversos relatos, todas estas entidades mantuvieron a lo largo de los años varias reuniones para intentar convencer a los principales bancos suministradores de Pineda que dejaran de pagar y denunciar los hechos pero sin embargo no aceptaron negar la ayuda económica al presidente de Ausbanc, además de informarle de las pretensiones de Caja Madrid y BBVA. En el caso de El Santander, tiene trabajando en sus oficinas en Londres al hijo de Pineda, Luis Pineda Cuadrado, como representante de United Kingdom Santander Global Banking & Markets, la unidad de negocio global del banco que preside Ana Patricia Botín.
Fue gracias a una denuncia interpuesta por Caja Madrid que el Registro Nacional de Asociaciones y Consumidores expulsó a Ausbanc en 2005, después de tres años inscrito, aunque siete años después, con Ana Mato como ministra de Sanidad, Pineda consiguió volver a entrar. Entonces, fue el BBVA el que puso una denuncia y consiguió que le volvieran a expulsar en el año 2015.
No tuvieron tanta suerte en el registro de consumidores de la Comunidad de Madrid, que ha permitido que Ausbanc constara en él y así recibir numerosas subvenciones públicas. Únicamente las comunidades de Madrid y Baleares, presididas por el Partido Popular, han consentido la permanencia de Pineda durante años como asociación de consumidores. Tras saltar el escándalo, la actual presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, ha abierto un expediente de expulsión a esta organización.
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