La operación Chamartín vive en el día de la marmota desde hace más de veinte años. Un tira y afloja que siempre acaba en nada. DCN -inversor privado formado por BBVA y constructora San José, que pretende dejar en Madrid 6.000 millones de euros- puso sobre la mesa su propio plan. Carmena no lo vio con buenos ojos y diseñó el suyo, que no ha gustado nada a quienes deben dar su visto bueno para iniciar la obra: Comunidad de Madrid, Ministerio de Fomento y el inversor.
En una primera reunión entre todas las partes, el Consistorio recibió un claro no' por respuesta. Pero Carmena ha dejado entrever que el Ayuntamiento no tiene la culpa de la paralización. "No han entendido nuestro plan".
Balones fuera. Despeje en largo hasta las otras tres porterías que no quieren encajar goles en la confección del nuevo Chamartín. "Cifuentes acudió a la reunión sin haber leído nuestro proyecto. Dijo que no se lo habíamos enviado, pero sí que lo hicimos. Quizá el encuentro fue precipitado y no le dio tiempo", ha criticado la regidora.
La Comunidad de Madrid no posee un alto porcentaje de los terrenos a modificar, pero debe dar el visto bueno al nuevo plan urbano de Madrid, necesario para empezar las obras si éstas se atienen al plan de Carmena. La palabra de Cifuentes marcará el devenir de la eterna operación, no tanto en el ámbito de la propiedad, sino en el regulatorio.
El toque de atención a Fomento
El Ministerio de Fomento es propietario, por medio de Adif, de más del 60% de los terrenos susceptibles de obra. DCN tiene los derechos de explotación hasta diciembre, por lo que la cuenta atrás es considerable. Queda poco más de medio año.
"A Fomento le preocupa mucho que el aprovechamiento de los terrenos calculado en nuestro plan no sea suficiente para saldar otras deudas que tienen", ha dicho Carmena.
La alcaldesa cree que el Ministerio pretende cubrir otros pasivos no referentes a Chamartín con esta operación: "Esas utilidades no deberían salir de esto. El saneamiento les preocupa muchísimo".
La incógnita de DCN
Con diciembre caducarán los derechos de explotación que tiene DCN sobre la mayoría de los terrenos de Chamartín. De momento, la empresa guarda silencio porque tiene esperanzas de sacar la obra adelante. Aunque ya mostraron su descontento.
El Consistorio presentó su propio plan sin haberlo consensuado con ellos y no les invitó a la presentación, más allá del correo electrónico que se envió a periodistas y asociaciones.
En la reunión mantenida la semana pasada entre todas las partes, Francisco González -presidente de BBVA- y Carmena tuvieron oportunidad de cruzar sus opiniones, aunque no han trascendido los detalles de su conversación.
Carmena vuelve a defender su plan
"No entienden bien nuestro proyecto. Esa fue mi sensación", ha dicho la alcaldesa sobre la pasada reunión.
En diez días, el encuentro volverá a repetirse y parece que el Ayuntamiento no modificará su plan. "Nuestro proyecto permite hacer la reforma de la estación de Chamartín de inmediato. No vamos a cubrir de cemento las vías y arreglar todas las tuberías del Canal de Isabel II", ha explicado en relación al otro plan, que contemplaba más metros cuadrados a edificar al tener en cuenta el terreno ferroviario.
La rentabilidad del boceto de Carmena fue cuestionada porque apenas aparecían datos económicos. El Ayuntamiento dijo que invertiría medio millón de euros; una cantidad que "cubriría rápidamente" con el rédito fruto del centro de negocios recién construido.
La alcaldesa ha reiterado que su dibujo del nuevo Chamartín permite acometer rápidamente la reforma de la estación, lo que no tiene claro ninguna de las otras partes.
Carmena: "No he puesto líneas rojas"
"Adoro las negociaciones. Deberíamos educarnos todos en torno a ellas. Nunca negocio con líneas rojas. Negoció con objetivos". Así ha emplazado Manuela Carmena a la reunión entre Ayuntamiento, Comunidad, Fomento y DCN, que volverá a celebrarse en diez días.
La operación Chamartín vuelve a quedar lejos. El Ayuntamiento de Madrid no sólo no logra convencer a quienes necesita, sino que los culpa.
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