Michelle Obama, de 52 años, abogada hija de un obrero, y la reina Letizia, de 43, periodista nieta de un taxista, se han juntado este jueves en Madrid para servir de inspiración a 600 chicas y pedirles que ayuden a transformar “las mentes y las corazones” de la sociedad para avanzar en la igualdad de la mujer. Lo han hecho en el Matadero de Madrid en el marco de la iniciativa global Let Girls Learn lanzada por Obama para escolarizar a 62 niñas y adolescentes.

Michelle Obama está en Madrid promocionando "Let girls learn"

La primera dama de EEUU ha usado su historia personal para ilustrar su potente discurso, en el que ha pedido a todas y cada una de las presentes- estudiantes de colegios bilingües y universitarias- un esfuerzo diario basado en las pequeños detalles para avanzar en una igualdad que aún no es total ni siquiera en Occidente: “Mi familia no tenía mucho dinero, y trabajé muy duro para graduarme. Para mi sorpresa, nada más acabar la universidad ya me estaban preguntando cuándo iba a casarme y tener hijos”.

La reina consorte ha recurrido a la historia de Baktay, una niña afgana de seis años que protagoniza la película franco-iraní “Cuando Buda estalló de vergüenza” para acompañar el suyo, en el que ha improvisado algunas partes y hablado indistintamente en inglés y en español. Doña Letizia ha recordado la crueldad con la que unos niños acosaban a Baktay cuando ésta hacía el camino desde su cueva, a los pies del Buda que fue destruido por los talibanes, hasta la escuela.

“Muchas gracias por haber querido que comparta con vosotras esta mañana de proyectos y de ilusiones que apuntan a una misma dirección: la eduación y la mujer. Cuánta energía junta, ¿verdad?”, ha inquirido la reina a la primera dama, que la ha presentado como una “amiga” con la que comparte muchas cosas, como ser madre de dos hijas.

Michelle Obama, recién llegada de Liberia y de Marruecos, ha explicado la diferencia entre estos países africanos y España o EEUU. Allí se ha encontrado con niñas que no pueden ir a la escuela a partir de los 12 años simplemente porque la secundaria está demasiado lejos de su casa. O porque a esa edad se supone que tienen que casarse con un hombre que las dobla en edad y empezar a producir niños. “¿Se lo imaginan? La idea es simplemente insoportable”, ha subrayado la primera dama, que ha advertido que en España y en EEUU la situación tampoco es perfecta: las mujeres ganan menos que los hombres por hacer el mismo trabajo, y en los hogares el hombre es “un héroe” si cambia un pañal después de llegar del trabajo mientras que las mujeres son “normales” si hacen los mismo.

La mujer del presidente Obama ha hablado durante casi media hora con una claridad y una pasión que han dejado huella en chicas como Silvia Domínguez, de 19 años, una madrileña que estudia en la universidad inglesa de Bath: “Yo no tengo hijos aún, pero me ha gustado mucho lo que ha dicho de cómo animar a las niñas desde pequeñas a que estudien matemáticas y ciencias”.

Ha habido sonrisas cuando la primera dama ha añadido: “Hay que enseñarles a las niñas que no pasa nada por llorar o por ser mandonas, y preguntar en los colegios si no hay equipos femeninos en todos los deportes”. Estos son los pequeños detalles a los que se ha referido constantemente la primera dama: “El día a día, en el que todas tenemos la obligación de ser campeonas en la defensa de los derechos de las niñas”.

La reina le ha agradecido la palabras de la primera dama, con las que ha coincidido: “Todas tenemos claro que la educación de las niñas transforma, protege, es productiva, está indisolublemente ligada a la justicia social y a la democracia, al bienestar familiar, a la promoción de al igualdad, a una mejor salud y nutrición”.

Su discurso ha sido menos efectivo que el de Michelle Obama porque el empeño en mezclar el inglés y el español indistintamente ha confundido incluso a los traductores de cabina. La reina estaba un poco nerviosa al compartir tribuna por primera vez con la mujer más poderosa del mundo, que desde el año pasado centra todas sus energías en “el círculo virtuoso” que según la reina supone “incorporar el talento, la energía y la inteligencia de millones de niñas de todo el mundo”.

Tras mucho saludo y mucho selfie, la reina y la primera dama se han machado a La Zarzuela para compartir un té en el que están incluidas las infantas Leonor y Sofía así como Malia y Sasha Obama. En el Matadero había pocos hombres, apenas periodistas y miembros del servicio de seguridad. Las autoridades, también femeninas: la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y su antecesora en La Moncloa, María Teresa Fernández de la Vega así como la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, la delegada del Gobierno, Concepción Dancuasa, y Begoña Villacís, portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid.



A llegar a las naves del Matadero, la alcaldesa le ha regalado un collar con el skyline de Madrid.

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