La ira de Patrick Nogueira Gouveia, el autor confeso del cuádruple crimen de Pioz (Guadalajara), se desató después de que su tío le alejase de Janaína Santos Ámérico. Así se recoge en el sumario del caso al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL en el que se relatan las causas que desembocaron en fatal asesinato. Dudas sobre infidelidades, acusaciones de "acoso" y un enfrentamiento a raíz de que la familia asesinada se mudase al chalet de Pioz poniendo fin a cuatro meses de una convivencia insoportable con su sobrino. Tras matarlos, Patrick preguntó a su entorno más cercano en España dónde podía comprar una pala.
Patrick Gouveia -quien ha reconocido el crimen a la Guardia Civil- se interesó por la compra de una pala ante la chica con la que compartía piso en Alcalá de Henares, María Pilar R.D.. La joven había regresado de sus vacaciones al piso en el que vivían juntos tan solo un día después de la fecha en la que la Guardia Civil ubica el crimen. Esta joven estudiante relató a los investigadores cómo a su vuelta notó un cambio en la actitud de Patrick “siendo al principio bromista y posteriormente parecía enfadado y triste”. Esta mujer añadió que en ocasiones le había hablado mal de su tío.
La pregunta sobre dónde poder encontrar una pala, apunta a que Patrick podría haber planeado regresar al lugar del crimen para enterrar los cadáveres que había descuartizado y guardado en seis bolsas de plástico atadas con cinta americana de color gris, que fueron halladas en el salón de la casa de Guadalajara debido al fuerte olor que desprendían. Los investigadores ya han determinado además el arma que usó el joven para perpetrar estos asesinatos: un cuchillo de la marca Swiss Touch.
La causa del crimen
Patrick estaba enfadado con su tío porque rechazó que fuese con ellos a vivir a la urbanización de Pioz, una decisión en la que fue clave la oposición de su mujer Janaína Santos Américo, también asesinada, quien había denunciado en repetidas ocasiones el acoso de Patrick en el día a día durante el tiempo que estuvo viviendo con ellos en la localidad de Torrejón de Ardoz.
Según obra en el sumario: “Marcos quería trasladarse a la casa de la urbanización de la Arboleda (Guadalajara) con su mujer y sus hijos y también con su sobrino”, si bien finalmente no se materializó “por oposición de Janaína debido al acoso personal al que estaba siendo sometida por Patrick unido a los repetitivos episodios psicóticos que sufría éste con alucinaciones auditivas y visuales y la agresividad y la falta de empatía que demostraba hacia los hijos menores”.
Esto ocurría “especialmente con la niña, quien llegó a tener miedo real hacia Patrick. Esto motivó finalmente que Marcos decidiera comunicar a su sobrino la imposibilidad de que convivieran. Marcos además ya sabía de la agresividad de su sobrino y tenía conocimiento de que en el año 2013 había apuñalado a su profesor de biología cuando sólo tenía 16 años. Esta decisión “no fue aceptada de buen grado (por Patrick) alegando que le habían dejado tirado” en el piso, situado en el número 4 de la calle Margaritas de Torrejón de Ardoz, teniendo que asumir los gastos de esta vivienda.
Estas conclusiones sobre la mala relación entre el presunto asesino y las víctimas se refuerzan con los testimonios recabados por los investigadores de la Guardia Civil en el entorno de Marcos. A través de amigos y excompañeros de trabajo del fallecido “se pudo constatar que la relación de Marcos con su sobrino se deterioró considerablemente al entender el tío que que su sobrino podría estar manteniendo o intentando mantener una relación sentimental con su esposa”. Esta declaración contradice la versión del padre de Janaína, según el cual, su hija le llamaba con bastante frecuencia para quejarse del comportamiento de Patrick en la vivienda: “iba siempre en calzoncillos por casa”.
“Veía sombras que le perseguían”
Un antiguo compañero de trabajo de de Marcos en el restaurante “Brasil y Leña” de Alcalá de Henares añadió incluso que su amigo sorprendió a su mujer y a su sobrino en “situaciones comprometidas en la vivienda” de Torrejón de Ardoz que compartieron durante cuatro meses, desde abril hasta principios de julio. “Cuando Marcos se iba a trabajar estos encerraban a la niña pequeña en un cuarto para que no dijera nada”, relató este compañero de trabajo a la Guardia Civil. Otros testimonios recabados entre el entorno de Marcos afirmaron a la Guardia Civil que el fallecido les había relatado que su sobrino “veía sombras que le perseguían y escuchaba voces”. Otro de los testigos aportó que era la razón por la que le tenía miedo la niña pequeña.
La investigación sitúa el crimen entre las 15.55 horas del 17 de agosto y las 6.57 del día después. Se basan en las “doce conexiones de datos” que registró el teléfono móvil de Patrick. Otra de las evidencias que han servido para apuntalar la acusación contra el joven son los restos biológicos y las huellas de las zapatillas marca Mizuno halladas en el lugar del crimen. Otra de las compañeras de piso del acusado confirmó a la Guardia Civil que el joven tenía ese modelo de calzado. Esta testigo es además socia del gimnasio Altafit, situado en la calle Ronda Fiscal, número 8 de Alcalá de Henares al que iba el acusado. La investigación determinó el mismo día que se desplazó a Pioz -como acredita el registro de su Tarjeta Joven del Abono Transporte- en un autobús de la empresa Castromil, fue al gimnasio a primera hora de la mañana.
Los indicios, las informaciones y la posibilidad de acabar en una cárcel brasileña le han hecho entregarse a las autoridades españolas y terminar confesando los hechos. Su familia desde Brasil lo reitera, su sobrino “lo ha destrozado todo”. Esta tarde, con su declaración ante el juez, Patrick Nogueira se pondrá frente a un espejo a revivir sus propios actos, esos que cometió con un cuchillo suizo la tarde noche de aquel 17 de agosto.
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