El nombre de Mustafá Maya Amaya dibuja una trayectoria atípica en la red yihadista internacional. Nacido en Bruselas hace 54 años en el seno de una familia gitana, pronto se asentó en Melilla, donde comenzó un proceso de radicalización yihadista. Con los años organizó mediante un complejo entramado "una de las mayores redes de captación y envío de radicales para su incorporación a organizaciones". Y en esa red hay un elemento clave: el campo de entrenamiento que constituyó en la propia Ciudad Autónoma para enviar a los combatientes a zonas de conflicto.
Esa es la conclusión que se desprende de la sentencia dictaminada por el juzgado de instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, en la que se ha condenado a Mustafá Maya Amaya y a cuatro de sus compinches a penas que alcanzan los ocho años de prisión.
"Maya Amaya [...] desarrolló una estrategia a la que llamó La Hégira antes de la Hégira [haciendo alusión a la huida de Mahoma de La Meca a Medina] por la que centralizaba en la ciudad española de Melilla, en la que residía, la actividad de formación y entrenamiento de los nuevos candidatos", detalla el documento. Una vez superada esa fase, los combatientes se incorporaban a organizaciones yihadistas asentadas en Libia. Se le considera el mayor reclutador de Europa.
Dentro de ese proceso de entrenamiento, Mustafá Maya Amaya [detenido en marzo de 2014] acogió en su propia vivienda a varios yihadistas que cumplieron con diferentes fases de radicalización antes de ser enviados a las zonas de conflicto.
Porque la actividad de Maya Amaya era incansable. Él era el líder de la célula yihadista integrada, en sus círculos más nucleares, por otros cuatro miembros: Paul Audren Lawrence Cadic, Sylvain Bertrand Guillaume Decker, Farid Cheikh y Davide de Angelis. Todos ellos propiciaron la radicalización y adiestramiento de hasta 28 personas.
Las 28 personas captadas
Los perfiles de esos 28 yihadistas eran muy dispares. Encontramos a Ismael, español que contaba 20 años cuando en 2013 viajó hasta Turquía y se integró en el Estado Islámico por intermediación de Maya Amaya.
También es significativa la edad de los reclutados. Las pesquisas policiales apuntan a que Maya facilitó el viaje a Siria de tres menores, Zakariyya, Ihdb y Mokhtar, para integrarse en diferentes organizaciones terroristas.
Mustafá Maya demostró su habilidad para enviar a radicales a zonas de conflicto con una compleja operación efectuada en diciembre de 2013, en la que facilitó el viaje de un grupo -conocido con el nombre de Semtex-A y compuesto por cinco varones, una mujer y dos niños- a Siria, donde se incorporaron a las filas de Jabhat Al Nusra.
El proceso de radicalización arrancaba en los 29 espacios de Internet -entre páginas web, blogs y demás contenidos- que gestionaba el propio Maya. Los investigadores detectaron 56 usuarios que los frecuentaban asiduamente.
Penas de 5 a 8 años de cárcel
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a Mustafá Maya Amaya a ocho años de prisión por considerarle el promotor y director de organización terrorista y a cuatro de sus colaboradores que también reconocieron los hechos (Paul Cadic, Sylvain Decker, Farid Cheikh y Davide de Angelis) a seis años de prisión por delito de pertenencia a organización terrorista.
El único acusado que no alcanzó un acuerdo con el Ministerio Público, Chafik Elmedjeri, ha sido condenado a cinco años y seis meses de prisión por colaboración con organización terrorista.
La intervención del gitano español Mustafá Maya Amaya (54 años) durante el juicio celebrado entre los días 11 y 13 de diciembre pasados en la Audiencia Nacional fue muy breve. Sobre su silla de ruedas, y con cierta actitud de indiferencia hacia la Sala, se limitó a reconocer los hechos, a admitir que había sido una especie de guía espiritual o "faro para muchos jóvenes" que querían viajar a Turquía o Siria para hacer la Yihad. Ese reconocimiento ha supuesto una atenuante simple de confesión para que finalmente sea condenado a 8 años de prisión en lugar de los 14 años que pedía en un principio el Ministerio Público.
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional considera probado que habría puesto a jóvenes europeos y magrebíes en contacto con organizaciones terroristas como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO) Jabhat Al Nusra (JAN) y Estado Islámico (EI) para que hicieran la Yihad.
Maya Amaya fue detenido en marzo de 2014 por estos hechos y llevaba en prisión provisional desde entonces. Su incapacidad física, -lleva más de una década trasladándose en silla de ruedas-, no le impidió estar en permanente comunicación con musulmanes europeos asentados principalmente en Francia, a los que captaba por Internet para su desplazamiento a las zonas de actuación.
En los registros practicados en su casa, cuando se desarticuló la organización que lideraba, los investigadores encontraron cuantioso material incriminatorio: mapas y rutas para el desplazamiento y puntos fronterizos de Turquía con Siria o textos con indicaciones para acceder a Siria evitando los controles fronterizos. El acusado también tenía en su domicilio una pistola, proyectiles y vestuario militar, además de ordenadores, teléfonos y tarjetas de almacenamiento con abundante documentación, billetes de avión a Estambul y papeles relacionados con los intentos de acceso a territorio sirio de Paul Cadic, otro de los acusados.
No es la primera vez que Maya Amaya pasa por la cárcel. Antes de convertirse al Islam, ya estuvo preso en Alhaurín de la Torre por robo y tráfico de drogas. Precisamente fue allí donde se convirtió al Islam.
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