La semana pasada, Mariano Rajoy se despidió de su despacho como registrador de la propiedad en la localidad de Santa Pola (Alicante). Vuelve a Madrid, pero sigue sin tener ninguna intención de hacerlo con ruido o protagonismo. El que fuera uno de los protagonistas de la política española de las últimas dos décadas es ya Historia.
Y así, sus ministros creen que el tiempo reivindicará su gestión, especialmente al ser comparado con su sucesor en el Ejecutivo, Pedro Sánchez. Lo piensan también los que perdieron el congreso del PP y no ven en Pablo Casado como el líder que necesitan.
La figura de Rajoy ha adelgazado tanto políticamente que el PSOE se plantean incluso dejar de hacer de ella el saco de boxeo en el que lo habían convertido en el Congreso, donde la oposición creó una comisión de investigación sobre la presunta corrupción del PP, conocida como la comisión Gürtel.
Rajoy estaba llamado a ser el último de una larga de comparecientes que incluye al expresidente José María Aznar, Francisco Álvarez Cascos, Pío García Escudero, María Dolores de Cospedal, Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes, además del propio Luis Bárcenas.
La comisión aún prosigue sus trabajos y uno de los próximos en comparecer será el exministro Ángel Acebes, pero el PSOE está abierto a no hacer declarar a Rajoy. "Ya lo hemos echado del Gobierno por corrupción. No sé qué responsabilidad de más nivel puede asumir", explica un dirigente socialista. "Estas comparecencias tienen más sentido para personas como Aznar, que salvo que fuese requerido no iba a hablar de ello", continúa.
Las posibles contrapartidas
El gesto del PSOE ni está decidido ni tiene por qué ser inocente, ya que fuentes parlamentarias aseguran que, si el PP quiere salvaguardar la figura de su exlíder, puede negociarla en relación a otros asuntos que le interesen al PSOE. "No tiene por qué, pero no me extrañaría que se llegase a un pacto para que Rajoy no fuese a la comisión del Congreso y el PP relajase su azote en el Senado a Sánchez", explica un diputado socialista.
Tanto fuentes del PP como del PSOE negaron a este periódico la posibilidad de un pacto así. "No haremos cambio de cromos. El PSOE sabe que cada minuto que pasa, Rajoy recupera reconocimiento entre los españoles. Llamarlo le vendría muy mal a los socialistas", explica un miembro de la Ejecutiva popular.
"Del PP no nos fiamos ni un pelo y menos para un acuerdo así. Ya no creen en nada. Si hiciéramos ese pacto, al día siguiente se inventarían una excusa para romperlo y dejarnos en evidencia", explica otra fuente, distinta, de la dirección de los socialistas.
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