Varios soldados reciben y procesan solicitudes de fuego de los observadores desplegados en la batalla.

Varios soldados reciben y procesan solicitudes de fuego de los observadores desplegados en la batalla. Brais Cedeira

España TRES DÍAS EN ESLOVAQUIA (I)

Tres días en la 'cocina' de la 'misión OTAN' española en Eslovaquia: "El enemigo ha entrado en nuestro territorio"

Lešť (Eslovaquia)
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Un soldado tiene que imaginarse muchas veces cómo podría ser su muerte. Tantas como se ejercita para evitarla. Sabe que una oreja al descubierto, mal escondida con la pintura facial, puede suponer un error insalvable. Ningún detalle puede dejarse al azar. Por eso, en torno a las 21.30, en un rincón perdido de Lešť (Eslovaquia), los soldados se pintan el rostro a conciencia con las manos, de color negro y verde oscuro. Es algo que hacen cada vez que deben salir.

Los dirige el teniente coronel Juan José Pereda, jefe de la Primera Bandera Paracaidista Roger de Flor del Regimiento de Infantería Nápoles 4 de la Brigada Almogávares VI de Paracaidistas (BRIPAC) del Ejército de TierraEstán a punto para un ejercicio de 3 días. Una actividad conjunta, de nivel de batallón.

En ella participarán múltiples unidades. La idea es recrear una situación de guerra real. El adversario está al acecho.

VÍDEO | Tres días con la BRIPAC en la 'cocina' de la misión de la OTAN en Eslovaquia Edición de vídeo: Jose Verdugo

"Un enemigo ha entrado en nuestro territorio y nos va empujando hacia el sur", explicará más tarde Pereda. "Tiene un objetivo, que es controlar un hub logístico para continuar su maniobra por nuestro país. Desplegamos en la zona norte del campo de maniobras con el escuadrón de caballería protegiéndonos al norte y vigilando al enemigo".

Las tropas esperan junto a una hilera de 50 todoterrenos Uro-Vamtac. Todos tienen las luces encendidas. La temperatura se acerca a 0ºC.A los pocos minutos abandonan el aparcamiento, al que se llega por una sinuosa carretera rodeada de ciervos y de árboles bajo la luz de la luna, y se adentran en la profundidad de la noche. Es martes. No volverán a la base hasta el jueves.

La BRIPAC se prepara junto a los URO-Vamtac para iniciar la misión.

La BRIPAC se prepara junto a los URO-Vamtac para iniciar la misión. Estado Mayor de la Defensa

Kuchyňa significa cocina en eslovaco. En este enclave, una localidad al norte de Bratislava, está el cerebro de la operación. En el destacamento de Lešť está el músculo. Ambos configuran los fogones de la nueva misión de la OTAN que España lidera en Eslovaquia. Es el proyecto más ambicioso de las Fuerzas Armadas, y como tal requería un despliegue a la altura. Hasta 800 soldados españoles (47 de ellos mujeres) y 200 vehículos de distintos tipos que les permiten una capacidad, un abanico de opciones y un despliegue nunca visto hasta la fecha. 

Una de las múltiples posibilidades la obtienen las Fuerzas Armadas al poder utilizar el vehículo de combate VRCC Centauro, un blindado que nunca había salido de España para participar en ninguna misión. En Eslovaquia cuentan también con armamento contracarro de última generación, los misiles Spike de tecnología israelí. La idea es poder operar en los próximos meses con dos helicópteros Tigre y un NH90 desde la base aérea de Kuchyňa. Allí construirán los hangares y las pistas de aterrizaje. 

También se han traído los sistemas de misiles de baja cota Mistral, que sirven para derribar esta clase de aeronaves. No faltan los sistemas contra drones Cervus, ni los Leopard 2a6 que proporciona Portugal. Como se puede apreciar, España ha puesto aquí toda la carne en el asador. 

El 15 de julio, la BRIPAC asumió el liderazgo de un contingente de 1.100 efectivos con Eslovaquia, República Checa, Portugal y Eslovenia. Actúan bajo el mando del coronel Francisco Calvo, jefe del Regimiento Nápoles nº4 de Paracaidistas. Se podría desplegar hasta 2.800 si se activaran la totalidad de soldados que esos países tienen en preaviso.

España alcanzaría a los 2.300, con una serie de fuerzas que están alertadas en sus bases pero no desplegadas. Durante 3 días y 2 noches, EL ESPAÑOL acompañará a la BRIPAC. Se les verá ejercitarse, comer, convivir, soportar las bajas temperaturas, realizar ejercicios de tiro, de desactivación de explosivos, neutralizar drones y helicópteros, operaciones de asalto nocturno y contraataque. En definitiva, la actividad diaria y comprometida de los hombres que se preparan para cuando llegue la guerra.

El campo de maniobras de Lešť es un terreno de 145 kilómetros cuadrados, y ofrece por ello unas posibilidades casi ilimitadas. "Es el mejor que tienen, el campo de maniobras que más utilizan sus unidades", señala el coronel Francisco Calvo, el jefe de la Brigada Multinacional. "Los eslovacos se están volcando con nosotros". 

Fuego de artillería

El capitán José Antonio Mochón tiene 31 años, es de un pueblo de Granada y ha llegado al campo sobre las 8 de la mañana. A las 10 y media, en un terreno en descenso, sus hombres manejan una línea de tres baterías de artillería de campaña. Son cañones Light Gun 105 mm que lanzan obuses de calibre 105/37. Mochón supervisa la maniobra desde un puesto de mando improvisado bajo los árboles.

Dos vehículos de combate Centauro se adentran en una zona urbana.

Dos vehículos de combate Centauro se adentran en una zona urbana. Estado Mayor de la Defensa

Bajo sus órdenes una dama legionaria y tres soldados más reciben por teléfono las órdenes, la información y las solicitudes de fuego. "Nuestra misión consiste en ocupar un asentamiento, disparar y escapar lo más rápido posible". 

Hay un observador que ha solicitado una petición de fuego. 

Cada batería tiene un radio de alcance de 17 kilómetros, 21 empleando una munición especial. Los observadores, dice Mochón, se encuentran más allá de la colina, a unos 8000 metros, a la mitad del alcance en la dirección del objetivo. Los soldados bajo su mando montan y desmontan la pieza. No tienen tiempo que perder.

Contraataque de los Leopard 2a6 en la misión española en Eslovaquia.

Contraataque de los Leopard 2a6 en la misión española en Eslovaquia. Estado Mayor de la Defensa

"En la repetición está la clave del éxito". Algo más adelante, descendiendo las ondulaciones del terreno, aparece el subteniente Vicente Cabello, quien dirige a cuatro personas del equipo de desactivación de explosivos. Tiene 50 años y es de Getafe (Madrid). Su equipo desactiva un artefacto que alguien habría colocado en una pista de aterrizaje de helicópteros. "Nuestro trabajo consiste en neutralizar la amenaza explosiva en zonas de operaciones".

Un robot evalúa la situación en torno al lugar en que estaría la bomba. "Esta es una situación real. Cualquier amenaza que haya, salvo la nuclear, la podemos trabajar".

Unos metros más allá trabaja el sargento Torrecilla, en una situación real de combate. Pertenece al pelotón de Zapadores. Los zapadores son una unidad de avanzadilla. Se dedican a facilitar el movimiento de las tropas.

Torrecilla es el jefe de la segunda unidad de zapadores desplegada en Eslovaquia. Varios de los suyos han encontrado una bomba sin estallar, incrustada en el suelo, en medio de un camino por el que más tarde tendrán que pasar los blindados. La han hallado en medio de un camino que se debe despejar. 

Uno de sus subordinados dibuja un círculo de spray alrededor del proyectil. "Solo hay un hombre en peligro. No podemos poner a más". El zapador marca, y avisa al grupo de desactivación de explosivos, esos soldados que operan con la tranquilidad de un cirujano en el campo de batalla, afrontando a cada instante una posible explosión.

En otro punto del campo de batalla, en una población abandonada y derruida, se escucha el sonido atronador de dos VRCC Centauro en movimiento. Se adentran por las calles, en avanzadilla, sin saber lo que se va a encontrar. Pesan 30 toneladas, cuentan con ocho ruedas, un cañón de 105 mm y alcanzan los 105 kilómetros por hora.

El capitán del escuadrón de caballería, Pablo Vicario Valdés, tiene la orden de reconocer el terreno. "Debemos progresar a través de esta población lo más rápido posible. Lo ideal nuestro es ofrecer reconocimiento desde una posición alejada, no exponer los vehículos, y siempre que podamos desbordar una población, la desbordamos. Debemos darnos prisa".

Los paracaidistas montan una batería de artillería de campaña.

Los paracaidistas montan una batería de artillería de campaña. Estado Mayor de la Defensa

Su itinerario atraviesa por una zona urbanizada. Varios soldados avanzan a pie pegados a las paredes de los edificios, de tres alturas, derruidos y alargados, hasta que aseguran la zona y logran abandonar el lugar con seguridad. Vicario ha estacionado el vehículo lleno de orgullo. Para él resulta una oportunidad única sacar este vehículo de combate fuera de España, y lo de muestra sonriente abriendo las puertas del Centauro para que todo el mundo lo vea por dentro. 

El contraataque

Desde un mirador a 50 metros de altura se tiene la imponente percepción de un general que supervisa el campo de batalla. Abajo, en donde se disputa la contienda, comienza el contraataque. Con la cara todavía teñida de verde y negro aparece el teniente coronel Paredes, al que no veíamos desde que saliera con sus hombres la noche anterior. No le pesa el cansancio. "Teníamos que ganar tiempo para recuperar el terreno; hemos desgastado la capacidad de fuego del enemigo".

Paredes explica que ya han aguantado bastante la ofensiva del enemigo, y que ahora llega el momento del contraataque. Una de las capacidades con las que puede contar España en su misión más ambiciosa se ve ahora con los UAV Raven; los soldados lo definen como "los ojos del mando". Gracias a esta aeronave no tripulada conocerán la posición del enemigo, una información crucial para el avance.

El capitán De La Mata es el jefe de inteligencia. Tiene apenas 28 años, pero se siente de los veteranos. Su trabajo es procesar la información obtenida en tiempo real, procesarla y ayudar a tomar decisiones durante la batalla. "La situación ha cambiado. Tras haber ejecutado la maniobra de limpieza y expulsado al enemigo, hay reductos que se han hecho fuertes al norte, en la población de Orenland".

"Lo que buscamos", insiste el teniente coronel Paredes, "es que con un contraataque seamos capaces de destruir sus fuerzas y recuperar el terreno perdido. Lo hacemos con las unidades contracarro y con las unidades de carros de combate portugueses para restablecer el status quo". 

Un paracaidista lanza el UAV Raven, un dron que sirve para localizar las unidades enemigas.

Un paracaidista lanza el UAV Raven, un dron que sirve para localizar las unidades enemigas. Estado Mayor de la Defensa

 

Tras localizar los objetivos desde el aire, el rugido de tres Leopard 2a6 aparece en escena. Los carros de combate surcan implacables el ondulado barrizal. Les escoltan vehículos más ligeros. A mitad de avance se manifiesta el sonido atronador de sus disparos. El suelo tiembla. Tras aguantar toda la noche y toda la mañana soportando al enemigo, los soldados pueden emprender ya el contraataque. 

Perdemos de vista al contingente, aunque horas después, de nuevo bajo la luz de la luna, nos lo volveremos a encontrar. 

Misión disuasoria

Todo cambió en la cumbre de Madrid, cuando se decidió que todos los países en el flanco Este de la OTAN, tuvieran Battle Group desplegados de forma permanente. Esto era una manera de reaccionar a la ofensiva de Vladímir Putin con su invasión en Ucrania. 

El batallón multinacional que España lidera en Eslovaquia está coordinado desde el HQ NRDC-ESP, el cuartel de la OTAN en Bétera (Valencia). Éste fue designado como Warfighting Corps (WFC) para tiempo de crisis en los planes diseñados por la Alianza Atlántica. Es decir, si se activaran los planes de defensa de la OTAN, este enclave desplegaría su puesto de mando al completo para ejercer el control de un WFC.

Un soldado utiliza el periscopio de la batería de artillería de campaña.

Un soldado utiliza el periscopio de la batería de artillería de campaña. Estado Mayor de la Defensa

Si tuviera que asumir este rol en caso de confrontación directa con una gran potencia como Rusia, desde Bétera se podrían dirigir hasta 60.000 soldados en una operación convencional de alta intensidad. En un plazo de 10 días, si fuera necesario, tendrían que estar desplegadas estas fuerzas para formar una brigada completa.

Mientras no se activen esos planes de defensa de la OTAN, este destacamento está autorizado a desplegar la misión que se ha establecido en Eslovaquia. Esta adquiere el nombre de Corps Forward Element (CFE).  Es decir, lo que se conoce como un Elemento Avanzado de Cuerpo de Ejército. 

Mientras tanto la vida de los soldados de la BRIPAC transcurre en este cuartel en medio de un espeso y frío bosque de la Europa Central. Se levantan a las seis de la mañana. El desayuno es siempre la comida más fuerte del día, y de ahí se van directos de maniobras, al entrenamiento o a sus quehaceres. Tienen gimnasio, capilla, salas de descanso y pronto contarán con una cantina. Si bien, el alcohol está prohibido en todo el recinto. 

Los soldados comentan entre sí que las manadas de osos que habitan los bosques de la zona se llevan por delante cada año a una o dos personas. En el comedor figura un cartel con indicaciones para los militares sobre cómo tienen que actuar. Ellos están preparados para todo.