El socialismo balear es cualitativamente distinto. Desde el 20 de diciembre ha defendido el "no" a Mariano Rajoy y un Gobierno alternativo que estuviese por la labor de llegar a acuerdos con todos, incluidos los partidos independentistas catalanes. Su "no" era percibido por los detractores de Pedro Sánchez y partidarios de la abstención de manera diferente. En muchas ocasiones, era recibido con desacuerdo pero con gran respeto.
Según no pocos miembros del Comité Federal, la presidenta balear, Francina Armengol, lo defendía por convicción frente a un Pedro Sánchez que desde Ferraz dedicaba más esfuerzos a lo orgánico. Mientras Armengol cree que el problema territorial de España no se puede resolver sin sentarse con aquellos que quieren abandonarla (algo que le recuerdan Podemos y los nacionalistas de Més, apoyos de su Gobierno), Sánchez siempre priorizó una esperanza de un pacto con Podemos y Ciudadanos rechazado a diario por sus socios potenciales.
Pere Joan Pons (Palma, 1970), uno de los pocos diputados socialistas que se estrenaron en el Congreso en esta legislatura, asegura estar muy preocupado por el futuro de su partido. Enmarca al PSOE en la crisis de una socialdemocracia europea "en cuarentena", que ha tenido la oportunidad de conocer por su experiencia en el extranjero. No concede muchas entrevistas, pero confía en que su voz se escuchará con nitidez el sábado y en que sus compañeros, con los que ha habido confrontación, le entenderán. "Me quito el sombrero", dice sobre algunos parlamentarios que defienden, con todo derecho, reconoce, la abstención.
Entre sus argumentos, cumplir la palabra dada, no "reanimar" a Podemos, "un paciente que había quedado grogui" el 26 de junio y no perpetuar a Rajoy, que está a punto de conseguir "tanto botín por tan poco trabajo".
¿Qué dirá cuando en el hemiciclo se escuche "Pons Sampietro, Pere Joan" y sea llamado a votar la investidura de Rajoy?
Los socialistas de Baleares hemos sido coherentes en todo este tiempo. Primero propusimos una alternativa al Gobierno de Rajoy. Somos conscientes de que era muy difícil, pero nos presentamos a las elecciones del 26 de junio diciendo "no" a Rajoy y defendiendo los intereses de los baleares. Suscribí un ‘contrato moral’ con las más de 92.000 personas que me votaron. Ahora me encuentro en la tesitura de preguntarme: ¿cuál es el mandato que debo seguir? Sin duda, el de los ciudadanos. No considero moral ni ético que una persona que se ha comprometido a un proyecto alternativo en un programa electoral tenga que decirle a su electorado ahora, a posteriori, que en realidad eso es papel mojado y que va a hacer lo contrario de lo que prometió.
¿Votará "no"?
No queda más remedio que ser coherente, actuar con dignidad y votar "no" a la investidura de Rajoy. En definitiva: cumplir con la palabra dada. Barack Obama decía: "No me digáis que las palabras no importan". Yo digo que las palabras importan. Cuentan mucho más de lo que parece. Quiero ser consecuente porque creo que cualquier persona que haya pegado un cartel del PSOE, que haya votado al PSOE, tendría el mismo dilema que yo, pero sin duda votaría "no". Por lo tanto, la decisión que he tomado en conciencia, haciendo uso de los instrumentos que tengo tanto en la Constitución como en el reglamento del grupo socialista, es votar "no" a la investidura de Rajoy.
En los pasillos de Ferraz, Francina Armengol dio la campanada. Era el 6 de julio y ella acudía a la sede del PSOE a entrevistarse con Sánchez en la última ronda de barones socialistas previa a un Comité Federal. "Si Mariano Rajoy no consigue los votos necesarios para ser investido presidente de España hay otra opción posible. Que lo intente Pedro Sánchez", dijo. Llovía sobre mojado. Sánchez se había presentado ya a la investidura pero no logró el apoyo de Podemos, que votó "no" con el PP.
Tras las segundas elecciones, el PSOE se disponía a celebrar en julio un Comité Federal en el que la mayoría de los que ahora reclaman la abstención se iban a pronunciar contundentemente en favor del "no". Muchos barones socialistas fueron rehenes de su propia decisión, que acataron durante casi tres meses y sin pedir la abstención ni ninguna consulta a la militancia. Tampoco querían que Sánchez intentase un pacto alternativo porque no lo creían posible salvo que incluyese a partidos independentistas, vetados en diciembre por el Comité. Este sábado, alrededor de una quincena de diputados, entre ellos Pons, desobedecerán al Comité Federal, que el domingo cambió de posición.
El PSOE balear forma parte de ese órgano, participó el domingo, debatió y votó. ¿Para qué sirve entonces el partido si cuando hay una posición mayoritaria los que no están de acuerdo hacen lo que quieren?
Respeto y alabo a las personas que defendieron desde el primer momento la abstención. Pero en realidad no ha habido debate sobre la situación que supone dar un OK a Rajoy. Hemos estado meses sin hablar. De repente, nos hemos encontrado con un tsunami que está en la calle y nos hemos tapado con un paraguas que se llama disciplina de voto. Soy de los que piensa que va a ser más difícil hacer oposición, que va a ser más difícil servir a los ciudadanos y disociarnos del PP.
La gestora que dirige Javier Fernández cree que, en un momento como éste, debe primar "la ética de la responsabilidad" frente a la "ética de la convicción", según ha dicho su presidente. Los que defienden la abstención lamentan que en el debate público se esté instalando una especie de división entre socialistas que son más de izquierdas y dicen "no" y los que defienden la abstención, ligados hipotéticamente a otros intereses. Si defienden la abstención, dicen, es porque España lleva demasiado tiempo sin Gobierno y es una anomalía convocar a los ciudadanos por tercera vez a las urnas. Es algo a lo que no teme el diputado balear.
"La socialdemocracia está en cuarentena"
Su "no" no parece ir ligado en este momento a un "sí" a nada. Su alternativa a Rajoy son unas nuevas elecciones, las terceras en menos de un año.
Yo soy de los pocos que en la segunda reunión del grupo parlamentario de la legislatura defendió las terceras elecciones. Como dice Patxi López, prefiero pasar un mal trago en las terceras porque pienso en unas cuartas.
Pero, ¿ya piensa en unas cuartas?
Sí. Sé que esta abstención no va a tener sólo un impacto a corto sino también a medio y largo plazo. Hoy en Alemania hay un debate sobre la pérdida de poder del SPD, el partido socialdemócrata alemán, como un partido de masas. No se previó antes. Yo tengo ese temor, ese miedo. La socialdemocracia está actualmente en cuarentena. Y es más necesaria que nunca, pero con un proyecto colectivo nuevo que ahora está huérfano en Europa y también en este país. En los últimos meses, en España habíamos recuperado una senda prometedora. Es cierto que desde una cierta posición de trinchera, pero la gente necesitaba vernos ahí. Volver a estar de la mano del PP, aunque sea en el imaginario de mucha gente, no nos beneficia.
Nunca había visto tanto botín por tan poco trabajo. Nunca había visto a un presidente tan en su salsa como Rajoy.
Si el PSOE se enfrenta de nuevo a las urnas, hay pocas dudas de que en el mejor de los casos el escenario sería similar. En el peor, una mayoría más fácil para Rajoy. Si el PSOE volviese a ser decisivo, ¿la coherencia les llevaría a votar "no" de nuevo? ¿Volvería España a votar tres meses después por su coherencia? ¿Cuándo se rompe la espiral?
No sé cuándo se pararía. Pero parece que la responsabilidad sólo recae en el PSOE, cuando es sólo uno de los grupos del Congreso. La responsabilidad es de todos y principalmente de aquel que ha ganado las elecciones, que es el que más debería dialogar. He tenido la sensación de que después de las elecciones vascas, el PP no ha hablado con el PNV. ¿Cómo es posible? Nunca había visto tanto botín por tan poco trabajo. Nunca había visto a un presidente tan en su salsa como Rajoy. Si yo pudiera decirle algo, le diría que le ha hecho un flaco favor a España.
Se lo dirá el sábado aún a costa de romper la disciplina de voto.
Sé que en la política nada es blanco o negro y los socialistas queremos transformar las dudas en soluciones. Dijimos Gobierno alternativo, "no" a Rajoy y que, antes de un choque de trenes, se hiciese una consulta no vinculante a los militantes. No ha habido consulta. No ha habido diálogo con los ocho secretarios generales de las federaciones que la han pedido. Ni siquiera reuniones bilaterales. ¿Ésta es la manera de coser, de salir de la crisis, de explicar y convencer? Hay que ser claro. En este tiempo de la posverdad, de Donald Trump y del Brexit, la política requiere que le digamos la verdad a la gente. No lo que quiere oír, sino lo que va a pasar. Por ese motivo, los que quieren la abstención no deben votarlo simplemente: hay que explicarlo, defenderlo y motivarlo. Si la única razón es no ir a terceras elecciones, podrían haberlo dicho hace muchos meses. No es ningún descubrimiento. Lo sabíamos desde el 26 de junio.
Quien piense que el Comité Federal lo ha ganado por 5 a 0 no ha leído bien la realidad en la que estamos. Las posiciones son sólidas.
¿Hubiera sido positivo trasladar la correlación del Comité (60% a favor de la abstención, 40% en contra) al grupo parlamentario?
Efectivamente. Quien piense que el Comité Federal lo ha ganado por 5 a 0 no ha leído bien la realidad en la que estamos. Las posiciones son sólidas.
Entre los partidarios del "no" a Mariano Rajoy estuvieron el domingo los socialistas catalanes, vascos, baleares y muy divididos, los valencianos (donde ganó por la mínima la abstención), así como los madrileños. Algunos achacan a la pujanza de Podemos en esas comunidades el rechazo cerrado a facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy. Baleares es la única comunidad de todas ellas con presidente socialista. Armengol lo es gracias a un acuerdo con Podemos y con Més.
Al igual que en Castilla-La Mancha, Aragón o la Comunidad Valenciana, también con presidentes socialistas pero pro-abstención, la balear ha recibido presiones. La portavoz de Podemos en el Parlament autonómico, Laura Camargo, ha dicho que el pacto de gobierno quedaría "herido de muerte" si los dos diputados baleares (además de Pons está Sofía Hernanz) se abstienen.
Somos coherentes desde el principio y, por cierto, alabo a Guillermo Fernández Vara, que fue claro desde el primer minuto. Me gustaría que se le reconociese
¿Influye?
No condiciono mi voto por estos elementos externos. Se nos puede reprochar mucho, pero no que no hayamos hablado alto y claro. Somos coherentes desde el principio y, por cierto, alabo a Guillermo Fernández Vara, que fue claro [en la abstención] desde el primer minuto. Me gustaría que se le reconociese; a él y también a Francina Armengol, como a la federación socialista balear.
"Que el dolor no se convierta en humillación"
Fueron claros también en reclamar un acuerdo con partidos independentistas.
Nosotros en Baleares hicimos una lista de prioridades políticas, las plasmamos en un documento e hicimos una hoja de ruta. Si este país no es capaz de hacer algo así para que se hable de problemas clave que hasta el rey ha reconocido que hay que tratar… No se trata de pactar con independentistas, es algo más amplio. El PSOE podría haber liderado el cambio y el diálogo y hemos perdido una oportunidad histórica. Ahora no pido clemencia, pido un último esfuerzo para que el dolor que sienten millones de personas que nos han votado y decenas de miles de militantes no se convierta en humillación. Una abstención técnica es una opción que también se llevó a la práctica en el SPD alemán. Pero se habla más de disciplina que de diálogo y de democracia. Y la mejor disciplina es la coherencia.
¿Con la abstención se entrega el liderazgo de la oposición a Podemos?
No lo sé, pero sí sé que estuvimos hablando del sorpasso durante seis meses. No lo lograron. Como dicen en la NBA, el showtime (tiempo de espectáculo) se había terminado para Podemos. Ahora se ha podido enganchar al que nosotros le hemos dado. Conseguimos parar el sorpasso y hemos vuelto a reanimar a un paciente que había quedado grogui después del 26-J.
¿Le pueden expulsar del grupo por lo que va a votar?
No lo contemplo. La Constitución y el reglamento del grupo son claros. Y mi conciencia también es clara.
La educación sentimental de millones de personas en este país se ha construido a través del PSOE. Tenemos que ser capaces de reconstruirla, porque para muchas personas en este país ha sido pisoteada.
Hay una retórica cada vez más inflamada con respecto a las relaciones entre el PSOE y el PSC, que podría tener consecuencias profundas si se encara mal. ¿Le preocupan esas amenazas más o menos veladas de ruptura en un momento en el que el conjunto de los socialistas españoles tienen un déficit en su discurso territorial?
Sí. Tenemos miedo de dialogar, de sentarnos, de confrontar. Se está hablando demasiado desde la pasión, desde el shock. Es necesario que todos bajemos el suflé y que entendamos que el PSOE y sus siglas están por encima. La educación sentimental de millones de personas en este país se ha construido a través del PSOE, a través de la entrada de España en la UE, a través del fin de ETA, a través de los derechos y libertades, de la sanidad y educación universal y gratuita. La educación sentimental de los españoles se ha construido a través de la aceptación de la diferencia. Tenemos que ser capaces de reconstruirla, porque para muchas personas en este país ha sido pisoteada. Si no, no las recuperaremos.
He aprendido muchísimo estos meses, también de diputados y diputadas que están en la abstención. La han defendido y yo me quito el sombrero por la fuerza de sus argumentos
Usted tiene una trayectoria internacional y ocupaba un puesto importante en el Govern balear como jefe de gabinete de la presidenta. ¿Se arrepiente de haberse metido en esta aventura...?
[Interrumpe] No, no. Para nada. Es el mejor momento, es apasionante estar aquí. Y he aprendido muchísimo estos meses, también de diputados y diputadas que están en la abstención. La han defendido y yo me quito el sombrero por la fuerza de sus argumentos. Este momento en el que tendríamos que estar saliendo de la crisis es muy interesante. Yo quiero contribuir a sumar en un momento en el que falta mucho diálogo. Un país que quiera ser del siglo XXI tiene que estar en la globalización desde la diferencia, pero tenemos que hablar más.
Pero no con el PP.
¡También con ellos!
Es lo que propone Ciudadanos. Servir de puente entre PP y PSOE en una alianza de partidos constitucionalistas.
Ahí está la diferencia. Yo creo que tenemos que hablar todos y con todos. Vengo del mundo humanitario, en el que hay dilemas muy importantes. A veces tienes que trabajar, por ejemplo, con una guerrilla. ¿Para dar asistencia humanitaria a un enfermo, estarías dispuesto a dialogar con una guerrilla? Salvando mucho las distancias y en unas circunstancias totalmente diferentes, si en la situación que estamos no dialogamos, estamos condenados al fracaso.
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